El sorprendente Mario Puzo fue uno de esos grandes escritores capaces de convertir al mal y a los antihéroes en escenario y protagonistas respectivamente de historias que acababan resultando estremecedoramente empáticas. La maldad es humana y su organización para el crimen acaba siendo un reflejo de la inteligencia para el delito como modus vivendi.
La familia Corleone, nacida del imaginario Puzo, vino a novelar circunstancias bastante semejantes con la realidad de un tiempo en el que la mafia hacía y deshacía, componía y descomponía los entresijos sociales y políticos de ciudades enteras de Estados Unidos tan relevantes como la propia Nueva York, donde principalmente transcurre la saga de El Padrino. Aunque cierto es que en otras grandes urbes como Chicago la Cosa Nostra también se extendía en el manejo de muy distintas esferas de poder.
Previamente al estallido literario y cinematográfico de El Padrino, e incluso después de éste, Puzo escribió alguna novela más de ambientación policíaca o de espionaje en su mayoría en torno a la Segunda Guerra Mundial. Pero una vez alzado al éxito rotundo por su narrativa sobre la mafia, lo más demandado de su puño y letra siempre era lo que desarrollaba nuevos flecos de los Corleone.
Sin duda Mario Puzo tan solo tenia que evocar su infancia en Hell´s Kitchen para colocar a sus personajes en esa pequeña Italia convertida en el oscuro corazón de Manhattan.
Muchos escritores actuales retoman el argumento literario de la mafia como parte de sus tramas. Desde John Grisham hasta Petros Markaris, pasando por James Ellroy, Don Winslow o Jens Lapidus…, pero nadie se ha atrevido a tratar a la mafia como argumento de ficción por completo, no al menos como Mario Puzo.
Top 3 novelas recomendadas de Mario Puzo
El Padrino
¿Cómo no citar esta gran novela en la primera posición del podium? La representación de esa mafia convertida en un sistema criminal capaz de los actos más violentos para defender su territorio sonaba a cruda realidad.
Una mafia que engarzaba con las más altas esferas de poder y se organizaba como una pirámide en cuya cúspide Don Vito Corleone destellaba como un personaje duro y tierno en un segundo y al siguiente, un capo con su particular código ético y sus principios cernidos sobre el juego, las armas o el alcohol, negocios turbios en los que el dinero se convertía en justicia sumaria y las deudas se cobraban intereses de demora en especie.
Don Vito Corleone sabía en qué mundo se movía y su reducto de humanidad se concentraba en la familia, a ese único ente nuclear a proteger.
Un novelón sobre tiempos no tan lejanos en el que el hampa se movía descaradamente bajo sus propias reglas, sin subterfugio legal alguno (quizás lo que ocurre ahora con el capitalismo desaforado…) una historia vibrante que nos introduce en la particular cultura de las mafias italianas y de sus emigrantes llegados a América a por el nuevo dorado…
El último Don
Hay algo enigmático que ya he citado al comienzo de este post en torno a eso de los antihéroes convertidos en admirados protagonistas. Algo tiene que tener un malo malísimo para acabar acercándose a la función del héroe clásico.
Se trata siempre de un punto de Robin Hood, de hacer lo malo para mejorar otra cosa, de principios en el fondo de cada acción, por perversa que resulte.
Y de aspectos en torno a esta idea va esta novela. Porque los Clericuzio son un clan poderoso gobernado por Don Clericuzio, quien entiende que quizás sea el momento de dar salida a su descendencia, reciclándolos de su hampa natural para convertirlos en ciudadanos ricos y liberados de tener que defender negocios turbios.
Solo que en la intención de firmar esa especie de armisticio, Clericuzio descubrirá que los negocios más turbios, precisamente, no se encuentran entre la mafia sino que se ha institucionalizado hasta lo más alto del poder ordinario.
Los Borgia. La primera familia del crimen
Desde Borja, provincia de Zaragoza, para el mundo. Que el mismísimo Mario Puzo radique los comienzos de la mafia como institución en el ascenso al poder de esta familia de origen aragonés, resulta ciertamente fascinante.
Claro está que, conociendo el intempestivo carácter aragonés también se puede entender que su mayor gloria fuera la inminente antesala de su estrepitosa caída. En el ínterin descubrimos a los primeros capos (si se les puede decir así) en plena época del Renacimiento.
Los Borgia consiguieron cotas de poder inimaginables entrelazando sus contactos y favoreciendo todo tipo de negocios auspiciados en su creciente poder, para cuya defensa el crimen también se convertía en argumentos para la negociación. Una novela de la mafia cuando la mafia todavía no existía…
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