Las 3 mejores películas del siniestro Christoph Waltz

Hay algo de siniestra elegancia en las interpretaciones de Christoph Waltz. Y nuestro amigo Quentin Tarantino supo detectarlo inmediatamente para mayor gloria de este singular actor. Cualquier escena cobra en sus manos nuevas dimensiones en cualquier pretensión de tensión psicológica.

Con Waltz se redefine el suspense o el thriller. Porque su sonrisa dibuja un atisbo de humanidad para finalmente romper hacia el más descarnado de los castigos. Al menos ocurre así en algunas de sus películas más paradigmáticas. No es cuestión de que Waltz se encasille porque los papeles son muy diferentes, pero a todos ellos les transmite esa impronta, esa descarga eléctrica de lo impredecible, de una crueldad paladeada con gusto por las mentes más aviesas trasladadas al cine.

Por supuesto, no todo son personajes oscuros en el repertorio de Waltz. De hecho en algunas de sus películas sus personajes consiguen jugar con esa dualidad tragicómica para desconcierto generalizado. Sea como fuere, de héroe o de antihéroe, Waltz es uno de esos actores que no dejan indiferentes.

Top 3 películas recomendadas de Christoph Waltz

Malditos bastardos

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La encarnación del mal para Waltz en una película donde la sed de venganza se va configurando como un anhelado plan ucrónico. Porque el coronel Hans Landa es peor que el mismísimo Hitler. En su devenir por el mundo acopia todo el cinismo posible para poder habitar en uno u otro bando según su pellejo pueda estar más libre.

Escenas donde su presencia burlesca y desquiciada, ominosa, nihilista y orientada únicamente a sembrar dolor allá por donde pasa lo acaban por cargar del peso necesario a una trama donde Brad Pitt podría ser su antagonista más maquiavélico. Vencedores y vencidos sentados a la misma mesa del festín de la violencia.

Mientras Europa se desangra durante la ocupación nazi de la Segunda Guerra Mundial, un pequeño batallón de vengativos soldados judíos a cargo de Aldo Raine es entrenado para realizar una temeraria hazaña: asesinar a Hitler y a los funcionarios más altos del Tercer Reich alemán.

La oportunidad se les presentará en París, durante una función en una sala de cine que es administrada por una víctima encubierta de la violencia nazi, Shoshanna Dreyfus. En complicidad con ella, la cuadrilla de hombres intenta llegar hasta la capital de Francia a través del territorio controlado por los nazis, en un intento suicida por cobrarse la revancha ante el «Fürher». Al levantar sospechas en los soldados alemanes, sangrientas y memorables escaramuzas los esperan antes de poder siquiera acercarse a su objetivo.

Django desencadenado

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Tarantino tiene la capacidad de hacer películas dentro de películas. Algo así como escenarios teatrales donde pueden transcurrir gran parte del minutaje final de la película y que por momentos se hacen autosuficientes dentro de la trama. Y eso que no es fácil mantener la atención del espectador si la trama no avanza y los personajes deambulan por una única estancia.

Las escenas de Waltz en esta película nos enfrentan a una violencia racista y depravada. Y en esta ocasión le toca a él protagonizar una suerte de héroe ante un DiCaprio que parece haberse transformado en Waltz. Lo esperado podría ser eso y, sin embargo, Tarantino nos gana dándole la vuelta a los rostros que representan en esta ocasión el bien y el mal.

En Texas, dos años antes de estallar la Guerra Civil Americana, King Schultz (Christoph Waltz), un cazarrecompensas alemán que sigue la pista a unos asesinos para cobrar por sus cabezas, le promete al esclavo negro Django (Jamie Foxx) dejarlo en libertad si le ayuda a atraparlos. Él acepta, pues luego quiere ir a buscar a su esposa Broomhilda (Kerry Washington), esclava en una plantación del terrateniente Calvin Candie (Leonardo DiCaprio)

Big eyes

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El paradigma de la relación tóxica macerada con ese devenir de los años sumisos. La creatividad de Margaret sometida por el creciente ego de su marido, Walter. Él sabe como conducir a su mujer, sabe explotar la gallina de los huevos de oro al ser reconocida su obra pictórica como algo muy especial en su tiempo.

La cuestión es que Walter se convence, y hace lo propio con Margaret, de que debe ser él quien lleve las riendas de las obras. Quien firme y quien presente las exposiciones. En la gran mentira, Walter va enterrando malamente sus frustraciones creativas. Porque en el fondo sabe que es Margaret, que él no es nadie, salvo un mero figurante ante la opinión pública. Y así, lo que pudo ser en su momento un caso típico de patriarcado doméstico, acaba cobrando otra dimensión en esta peli.

Margaret Keane es una pintora que se caracterizó por dibujar niños con ojos extremadamente grandes que rompían la armonía y proporción tradicional del rostro a la que el público estaba acostumbrado. Su obra enseguida causó gran sensación y se convirtió en una de las primeras producciones comerciales más destacadas en la década de los años 50, donde por primera vez el éxito facilita su acceso y aumenta su repercusión hacia un mayor número de gente. El trabajo de la artista inundó las calles de los Estados Unidos.

A pesar del éxito, la tímida artista vivía a la sombra de su marido, quien se presentaba como el autor de sus obras ante el público y la opinión. Margaret decide tomar las riendas de la situación y denuncia a Walter reclamando sus derechos y beneficios y convirtiéndose en una de las propulsoras del movimiento feminista de la época. Una historia sobre la lucha de una mujer en una época donde las cosas empezaban a cambiar en todo el mundo.

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