En la pujante y creciente bibliografía de Karina Sainz Borgo descubrimos un extraño y fascinante equilibrio entre una literatura actual y la reconquista de escenarios de la narrativa hispanoamericana más brillante del siglo XX. Porque no son pocos los que descubren matices de Borges o de García Márquez incluso.
Las desbordantes comparaciones nacidas ya con su primera gran novela no hicieron mella en una autora que simplemente ha continuado su propio camino pese a todo. Y así disfrutamos ya de dos grandes novelas y anhelamos nuevas entregas de esa vida que rescata unas pizcas de costumbrismo de aquí y de allá para devorarlo de repente por ese vanguardismo capaz de jugar con escenarios y vidas como trampantojos móviles que se deslizan ante nuestros ojos de la manera más insospechada y fascinante.
La literatura suele habitar lugares comunes. Las composiciones suelen ceñirse al gancho, nudo y desenlace o al totum revolutum de aportaciones más modernas. Karina Sainz juega a otra cosa, escribe otra cosa. Porque en su imaginario todo tiene cabida y la sorpresa es una vertiente que refresca y dinamiza sus tramas ya magnéticas de por sí en su presentación. Lo que apunta a una trama clásica se va desmenuzando al cambio de perspectiva, como un cuadro visto por nuevos ángulos donde las proporciones mutan. Una autora siempre a descubrir…
Top 3 libros recomendados de Karina Sainz
La hija de la española
La novela con la que Karina Sainz asaltó el mercado editorial internacional. Una trama inquietante sobre un realismo crudo, de cercanía. Un relato implosivo de la moral y relatado sin concesiones a la galería, más allá de una estética preciosista de la forma siempre en sintonía con la hondura de las emociones desatadas.
Adelaida Falcón, una maestra caraqueña, fallece tras una larga enfermedad. Su hija Adelaida, de treinta y ocho años, no tiene a nadie y vive en una ciudad donde la violencia marca el ritmo diario de la existencia. Poco tiempo después del entierro, encuentra su casa tomada por un grupo de mujeres a las órdenes de la Mariscala. Llama a la puerta de su vecina sin hallar respuesta: Aurora Peralta, a quien todos llaman «la hija de la española», ha muerto. En la mesa del salón, una carta le comunica la concesión del pasaporte español: un salvoconducto para huir del infierno.
La hija de la española es el retrato de una mujer que escapa a todos los estereotipos enfrentada a una situación extrema. Con su primera novela, la periodista Karina Sainz Borgo, se ha convertido en la gran noticia literaria del año.
El Tercer País
Un tercero siempre es en discordia. Al menos en nuestro mundo dual y dicotómico. Todo lo que se abre al tercer ángulo de cualquier triángulo acontece hacia la más obtusa de las representaciones triangulares… Pero no me refiero a amores o amoríos. Se trata de todo lo que acontece en ese tercer país, por así llamarlo. Ha sido Karina Sainz quien se ha encargado de dotarlo de fronteras y de ubicar en su área existencias inconcebibles entre culpas, tristezas y un furioso deseo de seguir vivo para esperar el momento. Solo las almas más preparadas pueden habitar en este país sin decidirse a escapar del cuerpo que habitan.
Todo ocurre en una frontera, la que separa la sierra oriental de la occidental. Angustias Romero huye de la peste con su marido y sus dos hijos atados a la espalda. Los gemelos, sietemesinos, mueren en el trayecto, y, tras guardarlos en sendas cajas de zapatos, el matrimonio se dirige a enterrarlos en El Tercer País, el cementerio ilegal regentado por la mítica Visitación Salazar.
Abandonada por su marido, Angustias luchará junto a la sepulturera contra un entorno hostil donde la única ley la dictan quienes van armados, donde el tiempo lo marcan los peces, las fiestas y los misteriosos juguetes que alguien deja sobre las tumbas de los dos niños, mientras el peligro y la violencia crecen hasta el último minuto borrando los límites entre la vida y la muerte.
La hija de la española fue la revelación de la literatura en castellano, traducida a veintiséis idiomas y comparada por la crítica con Borges y Coetzee. Con El Tercer País, Karina Sainz Borgo confirma su talento, y su pertenencia a una nueva literatura latinoamericana que está conquistando a lectores de todo el mundo y funde el thriller, el western, la tragedia clásica y la herencia de los maestros del boom.
La isla del doctor Schubert
Siempre debe haber una isla, la Itaca de cada cual donde el mundo se transforma. Alejados de todo vestigio de civilización el mundo aún parece auténtico, conectado con el universo desde sus noches estrelladas y vinculado con el espíritu desde el silencio sobrecogedor. Un espacio regalado por el océano para regresar a la infancia, a lo atávico, a las ansias de aventura.
En este relato de imaginación desbordante y gran belleza, Karina Sainz Borgo mezcla la realidad con lo fantástico y el mito para levantar, con una prosa cuidadísima y muy poética, un mundo nuevo centrado en una isla imaginaria donde habita el doctor Schubert, medio médico y medio aventurero.
Esta historia, a la que acompañan las sugerentes ilustraciones de Natàlia Pàmies, conecta con los grandes libros de aventuras y fantasía de todos los tiempos, de la Odisea, de Homero, a La isla del doctor Moreau (a la que homenajea en el título), de H. G. Wells; La isla del tesoro, de Stevenson, o los relatos más celebrados de Jack London y Emilio Salgari.
Otros libros recomendados de Karina Sainz Borgo
Crónicas barbitúricas
Los motivos para escribir son al final una excusa de la escritora de cuna, esa que nace con el don y castigo que supone vivir para contarlo. Por eso siempre es interesante detenerse en algún libro en el que el autor de turno expía sus pescados y se ofrece como eccehomo al público lector en general. El resultado suele ser, como en este caso, un acercamiento enternecedor y escalofriante. Porque los abismos compartidos dan para entender mucho sobre la creación como única sublimación posible de la autodestrucción.
«Cuando aterricé en España hace ya más de doce años supe que si quería sobrevivir, tenía que escribir. Sólo así podría comprender y tener fuerza para conducir el cayuco de mi propia prosa. Los textos que forman parte de Crónicas barbitúricas son abocetamientos de una abolición: la del país que dejé atrás y de ese otro al que me incorporé, España. Este libro es la farmacopea de mí misma. Es la receta médica del que escribe para empujar la pastilla del desencanto. Es mi arsénico y mi insatisfacción. Son el poso al que han ido a parar mi asombro y mi ira.»
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