Lo de los títulos largos adquiere, en el caso de escritores noruegos, un especial gusto entre el reclamo comercial y la intención del impacto sobre el ánimo lector. Al menos parece así en esa especie de enunciados bastante elocuentes sobre lo que puede ofrecer la trama de sus novelas.
Ocurrió ya con el desaparecido Stieg Larsson y sus continuadores en la saga Millennium. Y se repite en el caso de un Jonas Jonasson que, en su reciente novela «El abuelo que volvió para salvar el mundo«, no hace sino redondear lo que ya es una considerable obra literaria iniciada con este mismo abuelo que en un día de rebeldía juvenil de hace ya más de 10 años desde su publicación, «saltó por la ventana y se largó».
En el ínterin, más novelas con ese interés de parodia que ya se desprende desde los títulos indicados, siempre al servicio de lo sarcástico, con un punto de reflexión y de crítica que de inmediato surge tras dejarse llevar por la primera página.
Este autor de cacofónico pseudónimo tiene esa virtud de volcarse con franqueza sobre cada historia, apuntalando sus tramas entre aspectos oníricos o surrealistas por momentos, pero siempre con un horizonte de humor ácido sobre la vida, la razón, las etiquetas sociales, el porvenir de nuestra civilización.
Multitud de aromas literarios que florecen gracias a unos personajes siempre lanzados a tumba abierta sobre la pendiente de la vida, sin temor a consecuencias, entregados a esa causa herida por los convencionalismos, la rutina y hasta la fatalidad de quien se ve incapaz de permanecer impertérrito en la mascarada general.
Humor nórdico con sus luces y sombras, quizás existencialismo, pero siempre aventuras de honda trascendencia personal sobre unos protagonistas que nos ganan en sus movimientos siempre inesperados pero continuamente fieles a su esencia.
Top 3 libros recomendados de Jonas Jonasson
El abuelo que saltó por la ventana y se largó
Es más que probable que un tipo de 100 años, al que toda la comunidad se acerca para felicitar por su siglo de vida, si pudiera, se levantaría ante el más mínimo despiste de los reunidos en su centenario y saldría cagando leches de esa impostura de vida con olor a final y miradas cómplices de velatorio.
Y aunque eso solo puede pasar en la literatura, cuando ocurre, todos acabamos sonriendo y celebrando la decisión página a página. A tomar vientos todos. Allan escapó de la residencia como si de una cárcel se tratara, ante el despiste de sus vigilantes y por una ventana desde la que el resto de abuelos ya solo miran a la eternidad que se les viene encima.
Al particular caso de fuga de Allan hay que sumar la connivencia de la mismísima providencia y del mismísimo Dios encaprichado con la causa. Porque en su fuga, Allan va encontrando un camino de facilidades hacia esa nueva vida improvisada.
Entre lo jocoso del asunto, la trama despierta un no sé qué de emociones a lo Big Fish, de Tim Burton, así como pinceladas de ese surrealismo que es vivir y que, en el caso de Allan lo conduce por recuerdos de grandes momentos históricos vividos en primera persona.
En esta ocasión, su última aventura no desmerecerá al resto de sus experiencias. Y nosotros disfrutaremos de una aventura del estilo épico más intenso, el del final inconquistable de nuestros días.
La analfabeta que era un genio de los números
Parece como si Jonasson buscara siempre protagonistas hechos causas más perdidas de todas. Desde el abuelo centenario rebelándose frente a todo en sus últimos días, hasta, en esta ocasión, la joven negrita criada en uno de los barrios más estigmatizados de Johannesburgo.
El brillo, la esencia que hace que entre las causas perdidas siempre tengamos puesta esa brizna de esperanza, provienen de las excepciones, de los casos que acaban revirtiéndose por el motivo que sea.
El porvenir de Nombeko Mayeki apunta a una vida miserable en un guetto no oficial, pero Nombeko tiene ese brillo que pronto descubriremos.
La probabilidad del genio nace más (al menos de momento, mientras la manipulación genética no acabe dictando otra cosa) de los dados tirados por Dios que de la voluntad del hombre.
Nombeko aprovecha sus cualidades intelectuales fuera de serie y se deja llevar por desternillantes casualidades que la van aupando a ese sueño muy lejano de la realización más completa que pueda tener un ser humano.
El matón que soñaba con un lugar en el paraíso
Cuando una fórmula creativa funciona no es fácil continuar la senda del éxito abundando en ella. Pero es que lo de Jonasson no parece premeditado. Su literatura fluye con ese punto de humor nacido en el extrañamiento, en lo surreal, desde una realidad fragmentada para redescubrir su naturaleza.
En esta ocasión todo parte desde el indeseable asesino Anders que regresa a las calles para continuar por su senda del mal, solo que de manera más soterrada para no volver a poner sus huesos en la cárcel. De la manera más improvisada, Anders conforma un nuevo equipo delictivo con dos compañeros limpios de mácula judicial pero anhelantes por el medro económico, aborrecidos de su existencia vacía de todo.
El nuevo negocio ingeniado por los tres funciona estupendamente, así la reverenda parece poder liberarse de predicar sus mentiras y el gris recepcionista de un hotel de mala muerte puede replantearse nuevas metas.
Hasta que Anders ve la luz, su verdadero camino hacia una fé que lo imposibilita para continuar haciendo el mal. El problema es que sus dos compañeros no están dispuestos a que Jesucristo ni el mismísimo Dios se lleve a su cabecilla.
Una novela por momentos revisionista de la religión, de sus paradojas, de sus lagunas, pero siempre con sarcasmo, con humor que lo parodia todo y con un punto crítico fundamental para los tiempos que vivimos.
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La pitonisa y el idiota
El apocalipsis nunca nos pilla bien del todo. Algo así vimos ya en la película «No mires arriba», con DiCaprio y Jennifer Lawrence. La cosa es que lo del fin del mundo también puede abordarse con humor. Porque es lo que hay, o lo que puede haber. Y los científicos son entonces agoreros desubicados a los que nadie atiende.
De ahí que en esta historia quijotesca pase por momentos de delirante certidumbre. Donde las conspiraciones se asoman a la única realidad de lo que nos puede tocar a todos y cómo afrontarlo de la mejor manera, con bien de risas…
Petra, una astrofísica autodidacta, ha calculado que la atmósfera colapsará dentro de unas semanas, poniendo fin al mundo tal como lo conocemos.
Sin embargo, no tendrá que cargar sola con esta terrible noticia durante mucho tiempo. El destino interviene, poniéndola en la órbita de un par de improbables compañeros: Johan, un hombre cuya destreza intelectual se ve notablemente eclipsada por sus habilidades culinarias, y Agnes, una viuda de setenta y cinco años que ha hecho fortuna haciéndose pasar por una joven influencer en las redes sociales.
Con la esperanza de hacer del mundo un lugar más justo, Petra, Johan y Agnes se embarcan en una alocada aventura que los llevará desde sus hogares en Suecia, a través de Europa, hasta su destino: Roma.
This is pure gold. The girl who saved the king of Sweden is a good read. I’m unable to put it down. But sometimes I stop with deep questions. Is he rigth that Booth was a well educated man, was Voster a truly committed racist. The book present dark theory that is hard to ignore. And questions that the reading public is afraid to ask. What was the impact of white minority rule on South African blacks. As the story unfolds, we see the author uses humor to address this salient questions. Questions that the world don’t dare to address, as it shows our true colours. The human animal is a savage and a savage it remains, despite all the advances in science. Who will tell the pompous emperor»s emperor that he has no clothes.