Mindfulness para asesinos, de Karsten Dusse

Nada como relativizar las cosas… respirar hondo y crear unas confortables islas de tiempo donde solazar la conciencia. Nadie puede empeñarse tanto en perturbar tu mundo como tu mismo. Eso es lo que va aprendiendo sobre la marcha un Björn Diemel manejado hasta el inicio de la novela por esa inercia que destroza los nervios y las relaciones familiares a base de rutinas estresantes.

Cada capítulo viene precedido de una lectura del sabio gurú del mindfulness Joschka Breitner, quien con su obra «Desacelerar en el carril de adelantamiento: mindfulness para ejecutivos» da buena cuenta de cualquier situación y cómo afrontarla para aferrarse al presente como una lapa y salir indemne de cualquier embestida de la realidad.

Pero la realidad es testaruda como ella sola. Y si dejas la olla hirviendo en el fuego, el pollo en el horno o un muerto en tu maletero, todo acaba por precipitarse a un nivel de consciencia que podría ser peor…. Salvo que sepas llevar hasta sus últimas consecuencias tu guía de mindfulness donde salvar escollos de estrés, miedo, pánico o todo lo que se tercie. Porque ¿qué hay más allá del presente? ¿Para qué preocuparse por algo que no ha ocurrido aún?

Los muertos no hablan y si te ocupas de hacerlos desaparecer disfrutando del momento como un trilero, un mago o un carnicero, puedes hasta descubrirte siendo un tipo audaz, capaz de retar al mayor bufete de abogados y a todo el cuerpo de policía criminal de la ciudad.

Y eso sin olvidar cumplir como un padre modélico y un marido ejemplar que está de vuelta. Todo gracias al mindfulness y a esa plena conciencia que te hace disfrutar de las pequeñas cosas, apartando ese molesto ruido exterior percutiendo a las puertas de tu conciencia.

Humor negro desde lo paródico con reminiscencias a Tom Sharpe. Empatía máxima con un personaje en la cuerda floja entre equilibrios laborales, personales… Hasta que todo explota… o más bien implosiona con ese no sé qué de elegancia y snobismo que da aferrarse a new waves de la formación de la conciencia. Björn era un escéptico más de todas esas mierdas con neologismos en busca del karma de lo cotidiano. Pero tras un par de hondas inspiraciones con sus respectivas exhalaciones, ya nada volverá a ser lo mismo.

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