En ocasiones la sencillez es un argumento de lo más sugerente. La naturaleza curiosa del ser humano nos conduce a esa voluntad por conocer también acerca de los demás, de sus costumbres y vivencias, más allá del baile de máscaras de la cotidianeidad, de los trabajos, ocupaciones y vida social.
Porque en las interioridades de cada casa aparece esa magia de la transformación hacia lo que realmente somos. Y en ocasiones el cambio no es sustancial, pero en otros casos se trata de descubrir al Mir Hyde de esa persona presentada al exterior como pura fachada de lo que realmente querría ser.
Y de eso se ocupó con sencilla maestría Maeve Binchy, en una suerte de narrativa costumbrista hacia lo más individual de sus personajes, un intimismo estricto. Porque una cosa es las costumbres adoptadas y otra cosa es las verdaderas costumbres que guían nuestro comportamiento más auténtico de puertas hacia adentro.
Pero abordar lo íntimo frente a lo social puede aprovecharse para la crítica, la ironía de la contradicción entre moral y principios individuales, la presentación más descarnada de los prejuicios en pequeños entornos. Todo un universo de lo humano que acabó sembrando una gran cola de seguidores de esta brillante escritora irlandesa.
Top 3 novelas recomendadas de Maeve Binchy
Bajo el cielo de Dublín
Nada más cierto que los hijos vienen a llenar un hueco, en primer lugar como encomienda vital de préstamo, hasta que la vida toma su curso y ese apéndice existencial debe dirigir su propio destino.
Y nada mejor para representar ese escenario transformador del humano hecho padre o madre que presentar a un tipo como Noel, desahuciado de la vida, colmado de pasado y con nula proyección de futuro.
Porque Noel recibe la noticia de una paternidad inminente con el mayor peso del próximo fallecimiento de la futura madre, afectada de cáncer en sus últimas fases del embarazo. La madre, antes de dejar el mundo decide llamar a la nonata Frankie, como única opción que le queda para dejar algo sobre esa persona que entrará en escena desde su seno a la misma vez que ella lo abandona.
Frankie, Noel y la nueva vida desde el curioso extremo de la muerte. Una emotiva historia que, sin embargo, se conduce sin sentimentalismos fáciles y que empapa todo de ese ciclo propio de nuestra existencia legada en el ADN.
Círculo de amigos
La distancia suele llegar a toda amistad de la infancia. En mayor o menor medida. Pero siempre sobrevive una remota impresión de amistad eterna, de deuda por el paraíso de la infancia compartida.
Ese es el caso de Benny y de Eve, amigas inseparables en su pequeño pueblo, con esa intensidad propia de las amistades en los pequeños lugares y esa sintonía de quienes comparten todo de su día a día. El paso de ambas a la primera madurez las conduce hasta Dublín para realizar sus estudios.
Y ahí es donde encontramos la amistad expuesta a sus diferentes riesgos sobre los múltiples focos que atraen de distinta forma a Benny y Eve. La interacción con nuevos personajes suponen para las amigas situaciones conflictivas que parecen amenazar a esa amistad inquebrantable.
Y así disfrutamos de aspectos fundamentales sobre nosotros mismos en ese fascinante tiempo de descubrimientos, fracasos, frustraciones y necesarias reconciliaciones.
Una semana en invierno
Esta novela despertó mi curiosidad desde la vieja duda de lo que ocurre con esos lugares de veraneo que uno abandona para regresar a la gran ciudad o a ese otro espacio menos ocioso en el que reemprender la rutina vital.
Podemos imaginar cómo los restaurantes y muchos otros negocios cierran durante la fase de invierno en tantos y tantos destinos veraniegos. Pero esta novela se adentra en la vida real, en los detalles y las vidas de los que quedan a la espera del siguiente verano.
Stone House es una fascinante y enigmática casa frente al inmenso océano Atlántico que trata de mantener con vida el turismo fuera de temporada. Desde los ventanales de la casa se divisa el mundo gélido con la confortabilidad de encontrarse a refugio.
Y también hay viajeros o turistas que gustan de esa sensación para plantear viajes de ocio. Solo que estos viajeros parecen siempre buscar destino en el lugar más solitario del mundo para esconderse de algo.
Es el caso de Winnie, Henry y Nicola, John, Froda y Nora, veraneantes fuera de tiempo y de lugar que nos mostrarán esa oscura motivación para escaparse al lugar más lejano del mundanal ruido.
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