No hay más que leer a Fred Vargas o a Pierre Lemaitre para apuntar al noir francés como uno de los más originales del mundo. Hacia ese mismo horizonte parece apuntar un Jérôme Lubry que nos invita a su particular muestrario del crimen y lo policíaco como un conjunto teñido de un tono más negro si cabe gracias a su poderosa escenografía.
Porque todo tiene una suerte de punto gótico made in Loubry que se hace extrañamente muy cercano. Como si fueras a encontrárte el mundo transformado al salir a la calle. Impresiones que desestructuran lo real, descomponiendo los sucesos en un escabroso y tenebroso puzzle. Nada de lo ominoso parece nunca cierto. Todo lo cruel asoma como una desviación de la naturaleza humana. Pero lo cierto es que las sombras siempre acechan y desde ahí nos trae Loubry sus tramas como heredadas de aquel Poe siempre en el umbral entre razón y locura.
Podría tratarse de un híbrido. O más bien sea cosa de importar un trasfondo de terror recogido en la excusa del caso de turno. El crimen va siempre más allá en las novelas de Loubry para alcanzar una dimensión de tensión psicológica estremecedora.
Top novelas recomendadas Jérôme Loubry
Las hermanas de Montmorts
Una novela que por momentos me recordó aquella joya de Stephen King llamada Desesperación. Lo más razonable es atravesar con tu coche un pueblo llamado así sin detenerse para nada. Pero los infortunios suceden cuando menos los necesitas. E incluso en ocasiones viene escrito en el destino que tienes que acabar por llegar hasta allí para bucear en lo más profundo y oscuro del ser. Lo peor de todo es que el pueblo de Stephen King al menos ya avisaba de su naturaleza en el cartel de entrada.
Julien Perrault ha sido nombrado jefe de policía de Montmorts, una pequeña localidad aislada y de acceso prácticamente imposible, conectada al mundo por una única y sola carretera. Montmorts no es para nada lo que Julien había imaginado. Lejos de ser el último lugar habitado antes de llegar al fin del mundo es un lugar opulento, con calles impecables y equipado de un sistema de vigilancia de última generación.
Sin embargo, hay algo en todo esto, en la extraña tranquilidad del lugar, que no termina de encajar, quizá sea la silueta siempre omnipresente de la montaña o las voces y supersticiones que persiguen a los habitantes del lugar, o las muertes que marcaron, hace tiempo, su historia. Una novela de terror psicológico que plantea un misterio ancestral en torno a la caza de brujas, y que deriva en una escalada de asesinatos y violencia sin precedentes en un pueblo donde nunca había pasado nada.
El refugio de Sandrine
No hay peor laberinto que el de la memoria. Porque a costa de borrar algunos recuerdos, la mente es capaz de describir los más extraños y desquiciados giros sin salida. Quizás Sandrine esperaba toparse con una sugerente herencia. Acaso simplemente fuera curiosidad. La cuestión es que la búsqueda de las raices propias más aferradas a la tierra en ocasiones puede suponer empezar a cavar tu propia tumba.
Sandrine, una periodista de un periódico local de Normandía, recibe la noticia de la muerte de su abuela, Suzanne, a la que nunca llegó a conocer en vida. Sandrine viajará a la isla donde vivía su abuela para recoger todas sus pertenencias. El lugar está habitado por gente que llegó a la isla hacia finales de la Segunda Guerra Mundial con el fin de trabajar en un campamento de verano para niños cuyas familias habían sido especialmente afectadas por la guerra.
Horas después de su llegada a la isla, Sandrine advierte que los lugareños ocultan algo, y unos días más tarde encuentran a Sandrine deambulando por una de las playas, sus ropas teñidas por la sangre de otra persona, y murmurando sinsentidos. Para entender la verdad, el inspector Damien Bouchard tendrá que bucear en el pasado y la memoria de Sandrine, poniendo en juego la cordura de Sandrine y la suya.