Los 3 mejores libros de Jon Kalman Stefansson

Entre tanto suspense nórdico se nos escapan autores como Jon Kalman Stefansson. Porque uno acaba haciéndose notar desde un punto antagónico a la corriente general o corre el riesgo de pasar desapercibido por no sumarse a la oficialidad del etiquetado de turno. O sea que tiras por lo completamente disruptivo como Karl Ove Karl Knausgard o te sumas al batallón de los Jo Nesbo y compañía profundizando hasta lo más hondo del thriller policíaco.

Pero mira tú por donde hay vida más allá de las etiquetas. Porque el islandés Jon Kalman Stefansson no se opone completamente a la escenografía nórdica como recurso narrativo de fondo, con su punto entre lo exótico y lo extrañador hasta lo alienante. Es solo que Stefansson aprovecha ese prisma de lo extremo septentrional para ofrecer un mosaico novedoso. Personajes como cambiados de perspectiva en nuestro mismo mundo, pero que se mueven en pequeños espacios expuestos a la gelidez del Universo.

Y ciertamente ese es el tipo de literatura que enriquece en última instancia. Porque el complemento que supone un nuevo cambio de visión facilita descubrir nuevos ángulos, más profundidad, cantidad de relieves con sus turgencias y sus abismos. Por eso es recomendable Stefansson sin olvidar, por supuesto, una primorosa entrega al humanismo de las distancias cortas, de las emociones. Sin olvidar el humor y las recurrentes pequeñas cosas esenciales, esas que a la postre solo los escritores más voluntariosos pueden transmitirnos.

Top 3 novelas recomendadas de Jon Kalman Stefansson

Luz de verano, y después la noche

El frío es capaz de congelar el tiempo en un lugar como Islandia, ya de por sí conformada en su naturaleza de isla suspendida en el Atlántico Norte, equidistante entre Europa y América. Lo que viene siendo un accidente geográfico singular para narrar lo ordinario con excepcionalidad para el resto del mundo que lo considera exótico. Frío pero exótico, como todo lo que pueda ocurrir en ese lugar de veranos de luz inextinguible e inviernos sumidos en la oscuridad.

Otros autores islandeses actuales como Arnaldur Indriðason aprovechan la circunstancia para prolongar ese noir escandinavo como corriente literaria más «cercana». Pero en el caso de Jon Kalman Stefansson, como decíamos antes las esencias narrativas parece que se mecen en nuevas corrientes. Porque hay mucho de mágico en el contraste entre el frío y la lejanía con el mundo y el ardor humano que se abre camino entre el hielo. Y siempre es interesante descubrir con mayor hondura ese realismo hecho presentación literaria, novela con visos de certidumbre que acerca a idiosincrasias de lugares remotos.

Construida a partir de pinceladas breves, Luz de verano, y después la noche retrata de forma peculiar y cautivadora una pequeña comunidad de la costa islandesa alejada del tumulto del mundo, pero rodeada de una naturaleza que les impone un ritmo y una sensibilidad particularísimos. Allí, donde parecería que los días se repiten y un invierno entero podría resumirse en una postal, la lujuria, los anhelos secretos, la alegría y la soledad enlazan los días y las noches, de forma que lo cotidiano convive con lo extraordinario.

Con humor y ternura por las debilidades humanas, Stefánsson se sumerge en una serie de dicotomías que marcan nuestras vidas: la modernidad frente a la tradición, lo místico frente a lo racional y el destino frente a la casualidad.

Entre Cielo y Tierra

La engañosa línea del horizonte, que antaño hizo pensar a los hombres en un mundo plano, dibuja por fin sus besos imposibles en lugares como Islandia. Del encuentro magnético surgen orgamos como de nubes de colores derramadas sobre el cielo. La ciencia puede explicar lo que quiera, siempre fue mejor antes cuando todo se explicaba por dioses, milagros o magias.

En esta primera parte de la Trilogía del muchacho la frontera entre la vida y la muerte se tiñe de esos mismos colores intensos. Solo que aquí no es la tierra quien recibe el beso sino un mar inmisericorde, como siempre lo fue para sustentar viajes solo de ida o aventuras sin bitácora final.

La novela se sitúa hace poco más de un siglo, en un poblado de pescadores de los fiordos occidentales, entre montañas escarpadas y un mar generoso y voraz, capaz tanto de dar alimento como de arrebatar vidas. Siguiendo una tradición centenaria, los hombres salen a pescar desde muy jóvenes en diminutos botes y, para alcanzar los bancos de bacalao, con frecuencia deben remar durante horas entre el oscuro oleaje. Y no saben nadar.

Una noche, un muchacho y su amigo Bárður se embarcan en la cuadrilla de Pétur y se lanzan a la mar. Apenas adolescentes, comparten su afición por los libros y sus ganas de conocer mundo. Después de largar las líneas, mientras aguardan la captura, el horizonte se llena de nubes y se levanta una peligrosa ventisca de invierno. El bote inicia a duras penas el regreso a tierra y, a medida que aumenta el frío polar, la frontera que separa la vida y la muerte puede depender de una sola prenda: un chaquetón de piel.

Entre cielo y tierra

La tristeza de los ángeles

El invierno llega a su fin, pero la nieve aún lo cubre todo: el suelo, los árboles, los animales, los caminos. Luchando contra el gélido viento del norte, Jens, el cartero que recorre los aislados pueblos de la costa oeste de Islandia, se refugia en casa de Helga, donde varias personas se encuentran reunidas bebiendo café y aguardiente, y escuchando recitar Shakespeare de labios de un joven forastero que llegó a la aldea tres semanas atrás con un baúl lleno de libros.

Sin embargo, ni el calor del hogar ni la buena compañía retienen a Jens, que continúa la marcha para entregar el correo en uno de los fiordos más remotos de la región. Sólo que esta vez lo acompañará el muchacho desconocido, con quien, atravesando tormentas y ventiscas, recorrerá los senderos que bordean los acantilados en una peligrosa travesía marcada por los encuentros con los granjeros y pescadores de la zona. Durante la dura jornada, los dos viajeros gozarán también de momentos de gran belleza, estoicismo y ternura, y sus disquisiciones sobre el amor, la vida y la muerte derretirán lentamente el hielo que los separa de sí mismos y del resto de los hombres.

La tristeza de los ángeles es un libro de una belleza tan única y envolvente como los fúlgidos paisajes que recorren los protagonistas entre noches pobladas por los susurros de un entorno invisible e insondable. En ese medio inhóspito, cuando la línea que separa la vida de la muerte es tan frágil, sólo importa lo que realmente nos ata a este mundo.

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