Tras su irrupción con la opera prima «Toda la verdad«, Karen Cleveland regresa con un thriller trazado en las mísmas líneas maestras que la primera ocasión. Si la fórmula funciona, y si se es capaz de abundar en una tensión psicológica en torno a un thriller domésitico que a la primera sorprende. ¿Por qué no intentarlo a la segunda como un nuevo puzzle?
La cuestión es que funciona. Y de nuevo el hogar de la protagonista, ahora Stepahnie Maddox, agente del FBI para más señas y en la novela anterior Vivian Miller empleada de la CIA, acaban por convertirse en un caso entre la ética profesional y las emociones más intensas de protección de la familia y de ese amor traicionado convertido en un desencanto paralizante.
Stephanie se descubrirá sobre la cuerda floja, en ese equilibrio imposible en el que conciliar profesión y esfera personal irá mucho más allá de la reducción de jornada. Porque su hijo Zachary de 17 años, fruto de una relación forzada que Stephanie siempre mantuvo en secreto, empieza a comportarse de manera mucho más extraña de lo que es naturalmente la actitud de un adolescente. Las sospechas de que algo grave puede ocultar su hijo quedan ratificadas cuando averigua que Zach puede estar contactando con células terroristas.
Sobre estos negros posibles que su hijo niega rotundamente gira toda la novela porque, claro está, la propia Stephanie tiene demasiadas cuentas pendientes con su pasado. En primer lugar con el senador Halliday, quien la violó cuando solo contaba 1 años. La remota idea de que aquel desdichado pueda haber averiguado su paternidad y que estuviera actuando de alguna forma para perturbar su relación con Zach la pone en completa alarma.
Pero puede ser además que alguno de las mafias que desarticuló estén rondando su vida para destruirla. O que algún compañero con el que tuvo serios problemas haya planificado la peor de las formas de venganza.
Con una tensión constante y un final abierto que deja muchos interrogantes y que puede dar una sensación de obra inacabada (¿quizás para segunda parte?), esta novela presenta una trama de suspense en la que la mayor zozobra nace desde el fuero interno de Stephanie, mimetizado por el lector entre las sensaciones potentes del amor incondicional y hasta de paranoia.
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