Los 3 mejores libros de Joseph Heller

La literatura de Joseph Heller nació con ese sello de madurez del escritor ya de vuelta de todo. Así se descubre en la narrativa de este autor estadounidense un gusto por la reducción al absurdo, por el humor, por la crítica sin filtros. Nada que ver con otros ilustres pilotos pasados a la literatura como Saint Exupery o James Salter a la postre más trascendentes por su propia visión de la literatura como un ámbito de mayor enjundia y no un escupidero donde soltar el amargor antes de que se precipite de nuevo por la garganta.

De todo tiene que haber. Siempre hay tiempo para una clase de literatura u otra, la que sublima o la que lo ridiculiza todo. En la visión más que extrañada, deformada, de Heller hay un realismo brutal pasado por esa noción de quien ya no espera solución ni mejora y tan solo se entrega a la misión de desnudar miserias. Porque una cosa es no comulgar con ruedas de molino y otra es tener la oportunidad o las ganas de ponerte a escribir sobre ello con el convencimiento de ofrecer la lucidez más necesaria para conciencias apagadas.

Es como ese viejo dicho «alguien tenía que hacerlo». En la literatura del siglo XX estadounidense, Heller se autoasignó la tarea de empezar a presentar las zonas grises del sueño americano, confiado en eso de que América necesitaba a todos y cada uno de sus ciudadanos para preservar justamente equilibrios insospechados…

Top 3 novelas recomendadas de Joseph Heller

Trampa 22

Y llegó Heller y escribió un clásico… Seguramente él solo pensaba en escribir una tragicomedia de sus días entre los fogonazos de los misiles tierra aire, las bombas y los santos huevos de los grandes militares de despacho…

Durante la Segunda Guerra Mundial, en el hospital de la base norteamericana de una minúscula isla italiana, un piloto de bombardero llamado Yossarian finge estar loco. Quiere evitar a toda costa perder la vida en su próxima misión aérea y regresar a casa. ¿Por qué demonios intentan todos matarle desde abajo?, se pregunta cada vez que lanza una bomba. Yossarian intenta demostrar que está loco pero cae en la «trampa 22»: una absurda y perversa regla militar que afirma que aquellos que alegan locura para no ir a la guerra son los más cuerdos. Y si estás cuerdo, estás sano, así que… ¡No te queda otra!

Publicada originalmente en 1961, Trampa 22 es sin lugar a dudas una de las obras maestras más divertidas y celebradas de todos los tiempos y una piedra angular de la tradición literaria norteamericana, que le ha valido estar en las listas de los mejores libros del siglo xx. El lector se sumergirá en una ráfaga de situaciones absurdas y diálogos delirantes que subrayan la estupidez de la guerra y del ser humano. Y es que «el infierno somos, y hemos sido siempre, nosotros», apunta Laura Fernández en el prólogo. «Si iba a describir un infierno, sería uno rabiosamente divertido. Porque así de ridículo es el mundo. […] para que esta humanidad trate de aprender algo de sí misma.»

Trampa 22

Algo ha pasado

Detrás de todo crítica ácida, en toda voluntad por ridiculizar o hacer sátira siempre encontramos el desencanto del narrador de turno en su empeño por desentrañar qué es lo que nos mueve para tropezar una y otra vez en nuestros medios, complejos y culpas… El éxito social es el peor de los objetivos de la sociedad moderna colmada de vicios. Este es el relato de un desmoronamiento.

Bob Slocum es un hombre envidiable. Ejecutivo y triunfador, tiene una mujer atractiva y tres hijos, una «amiga» y, debido a su posición, un harén errante. Sin embargo, algo ha pasado. La posibilidad de ser degradado en su jerarquía, el temor a no llegar a la cima donde se toman las decisiones y el odio a sus superiores, mezclado con el desmoronamiento de su vida familiar, constituyen para Slocum una aflicción constante.

Retrato del artista adolescente, viejo

No se trataba de algo personal, James Joyce. Heller podía tomar como referencia a Dorian Gray. La cosa era rescatar ese punto de trascendencia de la obra que abra sobre arte y su significado o sus fuentes. Retrato del artista adolescente, viejo es una incursión conmovedora y fascinante al interior de la mente de un artista que reflexiona sobre su vida en busca de una fuente de inspiración. Una excepcional, emotiva y cautivadora mirada sobre la creatividad, con todos sus momentos de ilusión esperanzada y de angustiosa decepción.

Eugene Pota, novelista que como el propio Heller se ha convertido en una leyenda, en un icono cultural gracias a su primera novela, busca un argumento para su obra definitiva cuando percibe próximo el ocaso de sus días. Aquella primera novela marcó su carrera literaria. A partir de aquel momento toda su obra fue diseccionada minuciosamente por la crítica, y, con excepción de algún éxito efímero, fue considerada deficiente.

En su búsqueda de argumento recurre a su mujer, a su agente, a su editor, a sus antiguas amantes, incluso a su médico. Todos le aportan ideas, pero ninguna convincente, hasta el punto de verse arrastrado por la desilusión. En su desasosegada lucha con la inspiración, Pota, «alter ego» de Heller, profundiza en el «trágico componente» de las vidas de algunos escritores como Scott Fitzgerald, Henry James, Jack London y Joseph Conrad; los estragos que causó en ellos un éxito temprano que luego no encontraron en el resto de su obra. De paso, entre sus peripecias vitales y sus comienzos fallidos de novela, rinde homenaje a sus autores favoritos; entre otros, Mark Twain, Franz Kafka y James Joyce con el guiño del título. Retrato del artista adolescente, viejo fue la última narración de Joseph Heller.

Retrato del artista adolescente, viejo



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