Los 3 mejores libros de Jay McInerney

Como ciudad paradigmática de toda nuestra civilización, con sus contrastes y sus estridencias, Nueva York también llega al cine y a la literatura frecuentemente por medio de las pelis de Woody Allen, los libros de Paul Auster o de Carcaterra. Así como a través de otros tropecientos ejemplos más que llenarían inútilmente esta entrada.

La cosa es que Jay McInerney también decidió que la ciudad de ciudades iba a convertirse en epicentro de sus tramas hasta alcanzar la condición de protagonista junto a sus habitantes seleccionados para la ocasión. Su obra de ficción, no muy extensa, tiene la bondad de envejecer bien, de presentar dilemas siempre vigentes. Por eso su Trilogía Calloway es un valor seguro de reediciones.

En la lenta construcción de esta serie hay pinceladas de melancolía por épocas pasadas y anhelos desbordados por el frenesí de una ciudad sin freno, con su corazón acelerado de Manhattan. Con el paso de los años que se van eslabonando en la vida de los Calloway descubrimos esencias humanas cubiertas de frustraciones, de fugaces éxitos, de amor, de circunstancias. Contrastes entre pujanza de la juventud y quietud de la vejez en un lugar, ese sí, que no es para viejos.

Al final, NY devora a sus criaturas una vez más. La ciudad rescata nuevas vidas de pretenciosas ideas y aparca viejas glorias. NY como una especie de olimpo, un Dios de hormigón que marca los destinos y que olvida, en el fragor de una vida que en su condición inerte no puede disfrutar, que la fugacidad lo es todo para sus desconcertados habitantes.

Top 3 novelas recomendadas de Jay McInerney

Al caer la luz

El despegue de una serie en un tiempo de los más emblemáticos de la ciudad de New York, allí cuando su leyenda se extendió por todo el mundo como el de la cosmópolis donde todo podía suceder. Una urbe al borde del cataclismo social en algunos barrios y capaz del derroche más obsceno en sus zonas más privilegiadas, allá donde los Calloway querrían vivir para siempre.

Corrine es una joven agente de bolsa en Wall Street; Rusell, su marido, es un ambicioso editor que se considera mal pagado. Están felizmente casados y viven en el excitante Nueva York de mediados de los ochenta, donde las oportunidades no escasean para quien tenga el acierto y la ambición de aprovecharlas.

Sin embargo, ese no es más que otro espejismo de una era que se acerca a su fin: los Calloway pronto se darán cuenta de que todo lo que sube termina bajando, tanto en la bolsa como en la vida. McInerney escribe una elegía sobre el Nueva York de las quimeras literarias y las fusiones de empresas. Para quienes no lo vivieron, Al caer la luz captura el arrebato de una época y llena de verdad unos años que de otra manera nos parecerían irreales. Una novela sobre un matrimonio que empieza a dejar atrás su dorada juventud y que se da cuenta de que la vida, quizás, los prefiera responsables y maduros.

Al caer la luz

La buena vida

Escribir sobre Nueva York con vocación de conferir de protagonismo a la urbe entre finales del siglo XX y comienzos del XXI, también tiene que pasar por el 11S y buscar el particular foco entre la vida de los Calloway con la trascendencia del atroz momento histórico.

Tras superar no pocas dificultades, el matrimonio Calloway sigue unido. Russell continúa trabajando como editor, aunque en un puesto menos importante, y Corrine ha dejado su trabajo en la bolsa para dedicarse a sus dos hijos pequeños y a escribir un guion cinematográfico.

En el Upper East Side, Luke McGavock, un multimillonario gestor de inversiones, ha decidido tomarse un año sabático para poder dedicar más tiempo a su mujer y su hija adolescente. Sin embargo, una mañana de septiembre de 2001 el cielo de Nueva York se oscurece y en los días posteriores, gente que no estaba destinada a encontrarse termina trabajando mano a mano en las tareas de reconstrucción de la ciudad.

En La buena vida, Jay McInerney retoma a sus dos personajes más carismáticos y se emplea en lo que sabe hacer mejor: presentarnos la complejidad social y moral de la ciudad de Nueva York y a unos personajes en los que encontraremos ecos de nuestras propias vidas.

La buena vida

Días de luz y esplendor

Quizás al final lo mejor es huir de Nueva York, asumir que la ciudad ya te ha vencido o que simplemente no tiene nada que darte. En esa desubicación, que no obstante pasa en todo lugar llegada una edad, descubrimos los mejores destellos de humanidad de una pareja inolvidable.

Tras décadas juntos, Russell y Corrine Calloway querrían tener una vida familiar tranquila y estable, algo que parece imposible de conseguir en Nueva York tras la quiebra de Lehman Brothers. Sueñan con poder criar a sus hijos más cerca del campo, pero su situación económica no se lo permite. En un arriesgado intento por reflotar su editorial, Russell contratará un libro que será su salvación o su ruina, mientras que la reaparición de un amigo de Corrine cuestionará la solidez de su relación.

Días de luz y esplendor es una adictiva novela que nos sumerge de lleno en el Manhattan de principios del xxi, con la elección de Obama y el colapso económico mundial como telón de fondo. En ella McInerney vuelve a seguir los pasos de Russell y Corrine para ahondar en los retos del amor y el matrimonio y, como un Fitzgerald de nuestro tiempo, trazar un soberbio retrato de las luces y sombras del sueño americano. Una brillantísima conclusión a su trilogía de novelas dedicada a los Calloway.

Días de luz y esplendor
Valorar post

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.