De surcar los cielos a escribir novelas. El caso del piloto de la Royal Air Force, James Hadley Chase (pseudónimo más reconocido de René Babrazon Raymond), repetía la casuística de otro piloto literario como Antoine de Saint Exupèry que a su vez también sería replicado en el caso de Frederick Forsyth.
Una de esas curiosidades que hacen de la historia de la literatura algo más interesante que los típicos etiquetados generacionales con los que se acaba estudiando como materia la evolución de las letras.
Más allá del pionero Exupèry, de su pequeña gran obra maestra, en el caso de los otros dos pilotos, Chase y Forsyth, la cosa se orientó más a temáticas oscuras, a géneros similares como son el espionaje y el suspense.
En el caso de Chase, su prolífica producción (aunque no menos prolífico sea el aún vigente Forsyth), ofrece un poco de todo entre lo negro y criminal, el thriller, el espionaje y cualquier otra trama de intriga que se le puso por delante. Historias en las que esos viajes por los submundos, bajo la conciencia y la moral, ofrecen un vistazo tan crudo como suculento del devenir de nuestro mundo.
3 mejores novelas de James Hadley Chase
El secuestro de miss Blandish
El escritor en ciernes está siempre lleno de inquietudes, de historias perfiladas desde el desconocimiento del método exacto para materializarlas en el papel. Pero la voluntad siempre acaba poniendo orden entre el caos del creador de tramas.
Y así, Chase consiguió con su primera novela un gran reconocimiento. Este secuestro tiene un ritmo muy vivo, frenético, con indudables ganchos con la literatura americana más pulp que en el año de publicación de esta opera prima ya tenía unos posos de madurez desde el cómic hasta la novela. Compuesta de escenas con ritmo cinematográfico, la trama se atomiza entre personajes muy diversos del hampa, ese mundo criminal organizado que salpica a todo aspecto de una sociedad corrompida. La víctima, la joven Blandish, es tomada como rehen para que los despiadados hermanos Grisson consigan dinero y esa gloria oscura del perdedor antológico.
En su rapto, Miss Blandish conocerá ese otro lado del mundo menos amable. La resolución de su rapto entroncará con muchos otros escenarios de ese mundo decadente y perverso del que el mismísimo Tarantino bebería para componer sus películas.
Acuéstala sobre los lirios
La fascinación de Chase por la novela negra americana le cargó de ciertas deudas en su carácter profano. Desde el lejano Reino Unido no siempre se entendía que aquel Chase se empeñara en imitar a Hammett.
Pero la profusión de su obra acabó confiriéndole ese reconocimiento final. De hecho, los argumentos esenciales de un género no son de nadie. Así que bienvenida la inspiración de donde quiera que llegue. En esta novela todo gira en torno a la muerte de Janet Crosby, uno de esos asesinatos tan bien ejecutados que asoman como una muerte natural. El problema es que conforme alguien se molesta en indagar más sobre el asunto, acaba pereciendo en una cadena siniestra que acaba por desvelar que algo más pasó con Janet.
El último intrépido en querer saber es Vic Malloy, quien no puede renunciar a la pasta del caso ofrecido. El último en investigar puede acabar descubriendo un pastel de gigantescas proporciones…
El fruto prohibido
La hija del jefe llega a Roma para perturbar la vida de Ed Dawson. Hasta ese momento, el corresponsal de prensa llevaba una apacible y solazada vida en su destino desde Nueva York hasta Roma.
Pero su jefe aprovecha la contingencia para poner a su hija en su custodia cuando ella decide emprender viaje hasta la capital italiana para cumplimentar su formación en arquitectura en la ciudad eterna. Con el típico recelo de la encomienda que sobrepasa las funciones habituales de un empleado, Ed se dispone a atender a la niña de papá en aquello que pueda ayudarla, alejándola de posibles peligros si procede.
Y sí, los peligros acaban llegando y la vida de Dawson dará un giro de 180º que lo dispondrá en medio de un huracán en el conocerá la cara menos amable de Roma. Mafias, peligros inminentes y un cadáver que termina por ubicarlo en un escenario negro en el que tendrá que moverse con pies de plomo no solo para salvar a la chica sino también para evitar que su pellejo acabe siendo entregado al mejor postor.
