Narcoliteratura, sí. Porque todo submundo puede encontrar un género literario que retrate desde la ficción las múltiples derivadas sociales y humanas.
Desde los colombianos Fernando Vallejo o Laura Restrepo hasta el mismísimo Pérez Reverte. Y por supuesto un Élmer Mendoza que hace bandera de este espacio narrativo cargado de realismo crudo. Paisajes narrativos que sobrevolar, con mayor profundidad en el caso de este último autor mexicano. Escenarios intensos, plagados de claroscuros entre la violencia, la supervivencia, las pasiones y la vida al límite.
Con tintes de novelas negras contextualizadas completamente a problemáticas en torno al mercado de las drogas en México, Élmer Mendoza explora entre los desastres del hampa campando a sus anchas por medio México, en busca de capitanear el tráfico interno y transfronterizo con el poderoso vecino del norte, Estados Unidos.
Pero ese vínculo con la realidad en la que esta parece hiperbolizar la ficción, convierten las novelas de Élmer Mendoza en espejos siniestros en los que el autor se ocupa de reflejar contrastes. Porque allí donde existe lo peor, cohabita también la humanidad más inesperada siendo como es la condición humana, muy dada a lo dicotómico, al mágico contraste.
Top 3 novelas recomendadas de Élmer Mendoza
Balas de plata
La presentación por todo lo alto de un Edgar Mendieta «el zurdo» que aterrizaría en hasta 5 novelas más que yo sepa. Como agente especializado en lo criminal, el zurdo asume la investigación de la muerte de Bruno Canizales, un abogado con demasiados diablos como clientes.
Tras la muerte de Canizales, con su bala de plata alojada en la cabeza como símbolo de muerte bien meditada, se van encadenando más crímenes bajo una misma pauta de venganza sin más teatralización de la muerte. Justicias paralelas y sumarias en un escenario del norte de México entregado a esa polarización entre la ley y las normas del hampa. Solo que Canizales es, además de abogado, hijo de un exministro.
Y por tanto el asunto se asoma a multitud de posibles que nos conducen a ver sospechosos en todo ámbito. Descubrir la verdad no será fácil para Edgar, y que verdaderamente interese a la justicia quizás sea otra cosa. En el ínterin disfrutamos de una historia trepidante, concisa para que cada cual saque sus conclusiones, intensa en sus vertientes también salpicadas por el humor más corrosivo en variopintos escenarios enlazados finalmente por ese negocio de las drogas introducido en todas las esferas.
Un asesino solitario
La ópera prima del autor en la que ya despejaba dudas sobre su querencia para la crónica de esa realidad más allá de la ley en el México más al norte. Enfrascado desde este inicio en el juego de hacer crónica de una cruda realidad desde la ficción, esta novela apunta a muy posibles y escabrosos sucesos políticos desde los que trazar un sendero a los mundos del sicariato, de la accesibilidad del crimen para todo aquel que tenga un interés necesariamente a ocultar y el dinero suficiente para materializarlo.
Jorge Macías es un antihéroe, un sicario aún más peligroso si cabe desde su desencantamiento de todo. Conducido por ese nihilismo del despecho de amores y frustraciones de amistades, Macías no duda en zambullirse en medio de toda refriega por las drogas. Desde el ojo del huracán, Macías, conocido entre sus contratantes por disparos certeros como el Europeo, se descubrirá en medio de todo el meollo, allí donde la política el poder y el dinero negro acaban siendo la misma cosa.
Nombre de perro
La tercera entrega de Edgar Mendieta «el zurdo» es una de esas novelas ya más conseguidas en cuanto al oficio y el género elegido (no la pongo antes de «Balas de plata» porque las primeras partes de cualquier saga o serie me parece fundamental.
En esta ocasión, el zurdo se ubica en esa peligrosa ubicación entre dos tierras. Porque el armisticio entre los cárteles más importantes parece asomarse a algún tipo de paz, al menos momentánea, con la que el gobierno de México pueda apuntarse un tanto. Pero toda paz generada artificialmente, sin convicción, acaba durando lo que la siguiente solitaria bala acabe por escapar. Samantha Valdés reclama los servicios de el zurdo. Ella comanda un cartel de Sinaloa cada vez más grande, capaz del monopolio absoluto.
Pero pronto los días de tregua se acaban cuando el amante de Samantha acaba siendo asesinado. Con intereses soterrados de la jefa, para no relanzarse a nuevas guerras abiertas, el zurdo tendrá que indagar sobre el crimen del mancebo de Samantha. Con muchas otras ramificaciones, posibles gracias al lenguaje conciso y la eficacia narrativa de Mendoza, avanzamos por una novela de gran ritmo que aborda también emociones de nuestro protagonista en torno a la paternidad y los amores perdidos. Demasiadas emociones y tensiones concentradas como para la que investigación principal salga bien…
Otros libros interesantes de Élmer Mendoza…
Ella entró por la ventana del baño
Sebastian Salcido, alias el Siciliano, esta libre después de pasar más de dos décadas en prisión. Es el líder de un despiadado grupo de ex militares dedicados al narcotráfico. Lejos de suavizarse en la cárcel, ahora busca con ferocidad vengarse del ex comandante de la policía que consiguiera arrestarlo. El Zurdo Mendieta deberá atraparlo, pero muy pronto descubrirá que se trata probablemente de uno de los rivales más poderosos y desalmados que ha enfrentado en su carrera de detective.
Por si las cosas no fueran lo suficientemente difíciles, el Zurdo tiene una misión paralela: encontrar al antiguo amor de un empresario moribundo. Ricardo Favela, de ochenta y seis años, está en el hospital y las médicos le clan una semana de vida. Su último deseo es volver a ver a la mujer con quien vivió un intenso amorío hace veintidós años. Pero ni siquiera sabe su nombre.
Samantha Valdés, jefa del cartel del Pacífico y amiga del Zurdo, decide ayudarlo porque sabe de quién se trata. El Siciliano se ha convertido en una amenaza implacable. ¿Qué resultará de esta alianza contra un enemigo común? El Zurdo Mendieta está en una carrera contra ese reloj infalible que es la muerte, a la que ahora verá de frente. ¿Hallará al viejo amorío de Favela? Quizás usted tenga que encontrar la última pista.