Los 3 mejores libros de Antonio Buero Vallejo

Haber traído a este espacio a Valle Inclán y no hacer lo propio con Buero Vallejo era un pecado pendiente de expiación en este blog. Porque ambos son esos dramaturgos prácticamente novelísticos. Autores cuyas obras nos fascinan desde las tablas, pero que también en su lectura conservan gran parte de su magia. Y eso se debe sin duda a su gran calidad literaria por encima de todo. Porque después está el estilo de cada cual, su aportación más bohemia o más realista. Pero eso ya es cosa de la necesaria diversidad y de las corrientes de cada época.

En cuanto a la sinergia entre los dos, parece como si una suerte de albur provocara un relevo insospechado del primer genio en el segundo. Cuando Vallé Inclán falleció, allá por el 36, Buero Vallejo aún no era ni la sombra del escritor que fue. Guerra Civil mediante, se acabó produciendo algún proceso sublimador capaz de, entre las sombras de lo trágico de las épocas de cada autor, reflejar la mejor crónica intrahistórica de la situación pre y posbélica.

Con una bibliografía tan extensa como la de su ya citado antecesor, Buero Vallejo tiene un buen puñado de obras imprescindibles como lectura más allá de su perspectiva dramatúrgica y otras obras que ya se circunscriben más su disfrute desde la teatralización. Vamos allá con mis impresiones sobre lo mejor del inconmensurable Antonio Buero Vallejo.

Top 3 libros recomendados de Antonio Buero Vallejo

Historia de una escalera

La escalera. Por donde cada vecino acompasa al sonido de sus pasos, también sus pesares. El costumbrismo de postguerra en España es una mezcla entre un cubismo donde todo se descompone y una suerte de orgullo fatuo de nación donde los patrones morales parecen resurgir como un horizonte impuesto frente al que todos se someten para acabar interiorizando miserias como procesos naturales hacia algún glorioso porvenir.

Pero el tiempo pasa y con él va deslizándose la vida para los habitantes de esta comunidad. Ese paso del tiempo queda estupendamente fijado en la asunción de la derrota y el único foco posible de superación en unos hijos, con el resquemor final de que ciertamente no se está haciendo (ni tampoco se puede) nada para dejar un espacio de esperanza.

Una obra de teatro con sus tres actos de presentación, nudo y desenlace donde la sensación de tragedia autoinfligida nos lleva a un existencialismo de gran calado. Los sueños de aquellos desdichados son tan grandes como amargo su presente. La esperanza no parece la solución al entramado de la acción hasta que al final se desprenden sensaciones de últimas esperanzas frente a una realidad empeñada en aplastar toda pretensión de ideal diferente a la mera supervivencia.

Historia de una escalera

La Fundación

La más sorprendente obra de la bibliografía de Buero Vallejo. Si bien la historia de una escalera quizás llegue más por su ubicación centrada en los resultados de la guerra y del régimen franquista alargadamente extendido sin visos de solución, en lo estrictamente narrativo, la fundación es mucho más interesante por su juego caleidoscópico, una suerte de confusión donde nos movemos a la espera de la visión final de una realidad que parece escabullirse.

La fundación es una de las obras de Buero Vallejo que han alcanzado mayor éxito de público y crítica, tanto por el dramatismo de su trama argumental como por la novedad de los procedimientos técnicos utilizados. Presentada como una fábula, plantea al lector-espectador un choque entre realidad y ficción, que se resuelve paulatinamente a favor de la verdad.

Cuando, identificados con el protagonista de la obra, creemos que nos encontramos cómodamente instalados en una Fundación, descubrimos que estamos en una cárcel. Es el reflejo de nuestro mundo y de nuestra sociedad.

La Fundación, de Buero Vallejo

Hoy es fiesta, El tragaluz

Este volumen conjunta dos obras de distintas décadas pero hilvanadas por los mismos contrastes de los personajes más típicos de Buero Vallejo, esa clase baja de la España de postguerra nutrida por la mayor parte de un pueblo en ocasiones cainita, siempre pícaro y a la espera de su oportunidad para escapar de la miseria.

Antonio Buero Vallejo señala, desde sus primeros textos teóricos, la obligación que tiene el creador de buscar modos de expresarse en una sociedad violentada por imposiciones censoriales. Sus estrenos teatrales tuvieron a veces una dimensión política, ya que constituían una forma de resistencia cívica y afirmación ética, en una dictadura que no permitía otras manifestaciones de libertad.

En «Hoy es fiesta» hay una potente intención social: un grupo de personajes típicos de clase media baja son presentados en un entorno que determina, en cierta medida, su inferior posición. Ellos mismos van mostrando los problemas que les acucian, agravados por el estatismo del mundo que les rodea, las posibles pequeñas soluciones y sus particulares sueños. En «El tragaluz» la rivalidad fraterna remite de inmediato a la que tuvo lugar en la guerra civil y a la difícil convivencia posterior, con especial relieve a través de la figura de El padre.

Hoy es fiesta; El tragaluz
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