Por mucho que se empeñen los puristas de cualquier ámbito, la mejor manera de ganarse a los profanos de un arte es la aproximación y el mestizaje. Aunque ciertamente también hay algo de disfrute narcisista en no dar a conocer ciertos privilegios ya sean los cados de los recolectores de setas o el erudito regocijo del pensamiento como divagación o trascendencia…
Benjamín Labatut es ese privilegio hecho literatura. Y gracias a sus acercamientos a la ficción podemos disfrutar de ese pensamiento primorosamente dotado para el ensayo. Una vez que el potente estallido de su prosa mestiza ha estallado en el epicentro del mercado editorial mundial, seguramente podremos seguir disfrutando de ediciones de obras anteriores así como de lo nuevo que vaya pariendo este chico de privilegiado imaginario.
Con su narrativa evocadora del Boris Vian más pretencioso y a la vez clarividente, Labatut hace metafísica de la buena. Filosofía esencial que todos intuímos anidada en algún lugar del alma, como un vetusto legado enredado en espirales de ADN. Allí donde se despertó nuestra inteligencia perdiendo instrucciones y respuestas…
Top 3 libros recomendados de Benjamín Labatut
Un verdor terrible
Los divulgadores se empeñan en dar con ese equilibrio capaz de sostenerse para cargar a un lado los principios más sesudos y al otro el entendimiento más mediano del ser humano. El resultado suele hacer aguas casi siempre para acabar siendo lecturas técnicas.
Quizás la cuestión no sea pretender ponerse en el lugar del otro a la hora de escribir sobre ciencia. Puede que la solución pase por empezar explicando bien que solo dejándose llevar por la imaginación pueden obviarse las fórmulas para adentrarse en los procesos. Como ocurre en la Historia cuando se está a punto de descubrir algo importante.
Las narraciones incluidas en este libro singular y fascinante tienen un hilo conductor que las entrelaza: la ciencia, con sus búsquedas, tentativas, experimentos e hipótesis, y los cambios que –para bien y para mal– introduce en el mundo y en nuestra visión de él.
Por estas páginas desfilan descubrimientos reales que forman una larga cadena perturbadora: el primer pigmento sintético moderno, el azul de Prusia, creado en el siglo XVIII gracias a un alquimista que buscaba el Elixir de la Vida mediante crueles experimentos con animales vivos, se convierte en el origen del cianuro de hidrógeno, gas mortal que el químico judío alemán Fritz Haber, padre de la guerra química, empleó para elaborar el pesticida Zyklon, sin saber que los nazis acabarían utilizándolo en los campos de exterminio para asesinar a miembros de su propia familia.
También asistimos a las exploraciones matemáticas de Alexander Grothendieck, que le llevaron al delirio místico, el aislamiento social y la locura; a la carta enviada a Einstein por un amigo moribundo desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial, con la solución de las ecuaciones de la relatividad y el primer augurio de los agujeros negros; y a la lucha entre los dos fundadores de la mecánica cuántica –Erwin Schrödinger y Werner Heisenberg– que generó el principio de incertidumbre y la famosa respuesta que Einstein le gritó a Niels Bohr: «¡Dios no juega a los dados con el universo!»
La literatura explora la ciencia, la ciencia se convierte en literatura. Benjamín Labatut ha escrito un libro inclasificable y poderosamente seductor, que habla de descubrimientos fruto del azar, teorías que bordean la locura, búsquedas alquímicas del conocimiento y la exploración de los límites de lo desconocido.
Después de la luz
Quizás nos estamos volviendo místicos en estos días de zozobra. Acercándonos a ciertas amenazas que se asemejan a abismos bajo nuestros pies, el arte o la literatura empiezan a componer hondas sinfonías superpuestas. Un libro para leer con alguno de los últimos libros de Bunbury de fondo. levitando o al menos encontrando briznas de espeluznante belleza en todo lo que nos queda.
«El autor describe un sistema de enlaces aparentes, constituido por una serie de notas científicas, religiosas y esotéricas que coexisten con el relato biográfico de un extraño obsesionado con rebatir la nada explorando «la creación continua de mundos falsos». Después de la luz narra la crisis ontológica de un sujeto enfrentado al vacío en un mundo saturado de información y desprovisto de sentido. La consistente realidad es prueba refutable para el autor. Labatut escucha una voz: la mente de un hombre que no cabe en un solo universo». Matías Celedón.
«Comenzó como una intensa sensación de irrealidad, parecida a la que uno tiene al despertar de un sueño demasiado vívido. Esa mañana, miraba el patrón de las baldosas de mi baño, la alfombra de hojas caídas de los árboles y pensaba, este no puede ser el mundo real. A la semana apenas podía salir de mi casa.»
«Ante la duda radical el vacío se asoma y el mundo y las cosas que hay en él se disuelven. Después de la luz es un libro de introspección profunda y un océano en el que se percibe la brecha entre las cosas. Ahí, en la orilla del abismo, se detiene un narrador que se dispone ante la nada y aguarda en la oscuridad hasta que luces y formas se materializan detrás de sus párpados. Los párrafos de Labatut son eso, fosfenos elusivos que permiten entrever el concierto de piezas metafísicas en el vacío, la representación remota de lo irrepresentable, la alquimia de las cosas inefables que habitan del otro lado del lenguaje.» Mike Wilson.
Maniac
Siglos XX y XXI como una especie de apocalipsis, un epílogo muchas veces pronosticado por pensadores y otros agoreros de cada época. Al final acertaremos y nuestros delirios de grandeza acabarán por erigir ese fin del mundo como culmen de las contradicciones entre libertades disfrazadas y ambiciones incontrolables. Desde lo anecdótico hasta lo universal, un recorrido por la razón humana en el contexto de la era moderna.
Un inquietante tríptico sobre los sueños del siglo XX y las pesadillas del siglo XXI, MANIAC explora los límites de la razón trazando el camino que va desde los fundamentos de las matemáticas hasta los delirios de la inteligencia artificial. Guiado por la enigmática figura de John von Neumann, un moderno Prometeo que hizo más que nadie por crear el mundo que habitamos y adelantar el futuro que se avecina, en este libro Benjamín Labatut se sumerge en las tormentas de fuego de las bombas atómicas, en las mortíferas estrategias de la Guerra Fría y en el nacimiento del universo digital.
La obra comienza con un disparo: en 1933 Paul Ehrenfest, físico austriaco y amigo íntimo de Einstein, acabó con la vida de su propio hijo antes de suicidarse, convencido de que el alma de la ciencia había sido corrompida por el mismo mal que impulsaba el surgimiento del nazismo. Algunos de los temores de Ehrenfest se hacen realidad en el personaje central del volumen, el matemático húngaro von Neumann, un ser dotado de un cerebro tan extraordinario que sus colegas lo consideraban el próximo paso en la evolución humana.
Durante una meteórica carrera, von Neumann sentó las bases matemáticas de la mecánica cuántica, ayudó a diseñar las bombas nucleares, desarrolló la teoría de los juegos y creó el primer computador moderno. Al final de su vida, ya convertido en un engranaje clave del complejo industrial-militar, dio rienda suelta a un impulso creativo que lo llevó a contemplar ideas que podrían amenazar la primacía de nuestra especie: «Para el progreso no hay cura», dijo tras presagiar la llegada de una singularidad esencial, un punto de inflexión en la historia más allá del cual los asuntos humanos tal como los conocemos no podrían continuar.
MANIAC culmina con la batalla entre un hombre y una máquina: Lee Sedol, gran maestro de Go, desafía al programa de inteligencia artificial AlphaGo en cinco agónicos juegos que sirven como advertencia sobre los retos a los que nos tendremos que enfrentar a medida que nuestras creaciones tecnológicas adquieran cada vez mayor independencia.
Otros libros recomendados de Benjamín Labatut
La antártica empieza aquí
Labatut encuentra en el relato el fondo donde despertar vidas como relámpagos. Luces del cielo que apenas iluminan pero que fascinan cuando el contexto es el paisaje adecuado. Y la luz es lo único cierto, la único que puede viajar a universos paralelos para descubrir nuestro reflejo al otro lado, completando así el significado de nuestro transcurrir entre planos.
Un periodista novato se juega su carrera rastreando las huellas de un grupo de militares chilenos perdidos en la Antártica. Una joven mujer intenta escapar de su cuerpo, deformado por una extraña enfermedad. Un genio del jazz predice terremotos desde su lecho de muerte, acosado por la lucidez de los que caminan al borde de la locura.
Según Benjamín Labatut, hay un centro incandescente en las cosas que pocos pueden alcanzar. Los que lo tocan se queman, se iluminan por un instante y luego se consumen. Ese núcleo secreto tironea a los personajes de esta colección de relatos.