Nuria sufre de apifobia. Desde niña tiene ese registro fóbico focalizado en una avispas que si bien pican, sus picotazos no suelen revestir gravedad alguna. Y Nuria es una chica lo suficientemente adulta para haberlo descubierto. Así que puede que haya que buscar orígenes en otro lado, reorientar el foco del miedo hacia algo más relevante que sucedió en su infancia.
Porque sí, en sus días de niñez conoció a las avispas y su manía con picar ahí donde encuentran un pedazo de piel cuando se sienten amenazadas. Pero más allá de descubrimientos de pequeñas crudezas de la vida natural, Nuria tenía bastante más que descubrir en el entorno de su familia. Porque no todo funcionaba bien en eso que todos llamaban hogar.
Han pasado bastantes años y Nuria se encuentra en una situación de muy diferente temor. El paro llama a su puerta una vez que su revista cierra las puertas para siempre. Y claro, la adversidad tiene ese no sé qué de magnetismo para desencadenar más imprevistos.
Junto a su hermano Raúl se verán en la tesitura de un reencuentro con su progenitor cuando este acaba hospitalizado de gravedad. El peor de los escenarios para plantear tantos porqués como se pueden plantear a un padre que se marchó cuando ellos aún eran niños.
Los recuerdos junto a él vuelven a flotar desde el baúl de la memoria. Todo parecía bien entre ellos y sin embargo la felicidad acabó sesgada sin entender muy bien los motivos. Porque para Nuria había mucho amor, de ese que parece imperecedero en la infinitud de la infancia…
La cuestión es que la forzosa casualidad, la necesidad imperiosa del reencuentro a los pies de una cama de hospital servirá para encontrar respuestas. Nada como un situación límite para aparcar culpas, prejuicios y demás sinsentidos frente a lo esencial.
Y puede que hasta los viejos miedos a las avispas desaparezcan. Porque los diálogos, la comunicación, ofrecen en ocasiones cura, placebo contra las fobias y reconciliación con las filias en su sentido más lingüistico.
Ya puedes comprar Temporada de avispas, una novela de Elisa Ferrer, aquí: