La literatura es algo así como magia cuando lo conciso es capaz de abordarlo todo, cuando el lenguaje, herramienta intelectual fundamental, consigue descifrar lo simbólico y abordar el metalenguaje como una única voz en la torre de Babel del mundo. Un equilibro perfecto entre fondo y forma, un dominio pleno de la comunicación
Y en eso John Maxwell Coetzee es el maestro de maestros en todo lo que suponga ajuste entre las palabras más precisas para el escenario más pleno, que va desde lo gestual de los personajes hasta el hondo significado de las palabras dichas por cada protagonista o añadidas por el narrador para terminar de equilibrar el mundo material, siempre subjetivo, y ese otro mundo de puertas hacia adentro, entre lo espiritual o lo moral.
En este volumen de Siete cuentos morales, recuperamos la voz de Elizabeth Costello, uno de esos personajes que, desde su nacimiento como entidad propia para titular una novela, extendió su presencia por otras novelas inolvidables como Hombre Lento.
Y es que Elizabeth Costello, como escritora, se encarga de aportar la vertiente psicoanalítica de lo que ocurre, con esa intención concienciadora hacia el ajuste de la realidad, ese ajuste que vamos realizando según interactuamos y respondemos a cada mínimo reto, a cada perentoria decisión.
En los siete cuentos, más bien relatos, descubrimos ese ámbito de lo cotidiano, un espacio en el que de manera más palpable descubrimos nuestra soledad para tomar las riendas de nuestras vidas. Elizabeth Costello nos ayuda a buscar el mimetismo, el cambio de piel, la contradicción vivida en esos otros personajes que gracias a ese lenguaje exquisitamente preciso del autor, es capaz de presentarnos ante el juicio diario de nuestras propias decisiones.
Y es gracias a ese mimetismo que cada uno de los siete relatos levantan las nociones más necesarias de empatía, no como solución a la comunicación humana (no hay recetas mágicas), pero sí como necesario salto de unas a otras almas. Siete historias que nutren lo intelectual, la razón, las nociones sobre tantos y tantos cómos y porqués.
Si la literatura suele ser una aventura, un ejercicio de imaginación para enfrentarnos a otras vidas, lo de este libro es directamente vivir y pensar de una forma distinta sobre nuestro propio barco, mecido en un océano de decisiones que marcan nuestra errática singladura.
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