Resulta hasta necesario regresar al origen de todo. Pese a la máxima de que nunca se debe volver a los lugares donde fuiste feliz, el género negro y hasta los thrillers actuales precisan de un reseteo de vez en cuando. Más que nada para el lector medio atiborrado de giros imposibles; tecnología al servicio de la criminalística; perfilados de las mentes más que retorcidas en busca de la sorpresa del lector…
Que todo eso está muy bien, pero como digo mola y mucho recuperar las esencias del mal hecho literatura y hasta cine gracias a potentes imaginarios como los de Agatha Christie o Hitchcock. Dos totems hoy vistos con melancolía y hasta un punto naif pero que cobijan ese despegar de lo ominoso como desfoge narrativo.
Una nueva voz como la de Stephen Spotswood inicia su despegue literario con esta novela que bebe de aquellos escenarios entre encantadores y escalofriantes de mediados del siglo XX para un género noir fijado más en la investigación y la deducción que en la recreación en sí de la muerte y su morbo actuales.
Sinopsis
Desde hace tres años Willowjean Parker es la asistente de la famosa detective Lillian Pentecost. Will escapó de su casa cuando era todavía una niña y se enroló en un circo donde aprendió de todo. Lillian, enferma de esclerosis, coincidió con ella en una de sus investigaciones y le ofreció ser su asistente.
Ahora, Will y Lillian se enfrentan a la investigación de la muerte de Abigail Collins, la viuda de uno de los magnates de la ciudad que ha amasado una fortuna gracias a la venta de armamento en la reciente contienda europea. Pero esta no será una investigación cualquiera y las vidas de Will y Lillian sufrirán las consecuencias. ¿Saldrá indemne su relación? ¿Y su corazón?