Sin ser uno de los directores más prolíficos de la escena mundial, o precisamente gracias a ello, todo lo que va presentando mi tocayo Bayona acaba por encaramarse a lo más alto de las carteleras de medio mundo, como diría un amigo habitual inventor de palabros, «ipsofácticamente».
Por momentos heredero de Tim Burton en su escenificación oscura, pero acabando por ser bastardo de tales fantasías para romper hacia cualquier otra temática. Porque encasillarse es malo o porque siempre hay interesantes tramas que componer. La cuestión en el imaginario Bayona es construir desde la tensión, el suspense. Y eso también concierne a aspectos mucho más reales como puede ser el caso de los pasajeros del vuelo 571 estrellados en los más remotos Andes…
Sí, hay un abismo entre «Un monstruo viene a verme» y «La sociedad de la nieve». Pero a uno y otro lado de realidad y ficción persiste esa sensación de que todo es vida al filo de la navaja, entre miedos, incertidumbres y apuestas siempre hacia la supervivencia como sublimación más intensa de la vida. Y así el cine, en manos de Bayona, es sobre todo vida con sus gélidas umbrías y sus luminosos, coloristas valles.
Top 3 películas recomendadas de Juan Antonio Bayona
La sociedad de la nieve
DISPONIBLE AQUÍ:Todo estaba visto en la película «Viven» ¿no es cierto?
Nada más para contar acerca de la desventura de los jóvenes supervivientes del trágico accidente aéreo del 13 de octubre de 1972, viernes para más señas y más temor de los supersticiosos. Pero los grandes dramas, las grandes experiencias sobrehumanas siempre pueden volver a contarse. Ocurrirá con los 13 niños que sobrevivieron durante 17 días en una cueva inundada, con un rescate claustrofóbico como ninguno. Porque películas como estos dos sucesos siempre pueden volver a rodarse. Porque la verdad, cuando adelanta a la ficción por la derecha a velocidad de años luz, merece la pena contarla una y otra vez para descubrir lo lejos que están los límites del ser humano.
Bayona en esta ocasión recoge un libro redactado muy a posteriori. Porque el primer libro publicado con los testimonios directos salió en 1974. Aunque también es verdad que la obra de Pablo Vierci en la que se inspiró Bayona, gana en perspectiva sin saber si se distorsiona algo la realidad desde lo épico o lo macabro. Lo digo porque el paso del tiempo engrandece los mitos de una u otra forma.
Sea como fuere, la experiencia visual de las terroríficas circunstancias vividas por estos héroes de la supervivencia, se conforman en manos de Bayona en ese todo de lo que es capaz el ser humano, compañerismo, desesperación, locura, violencia, amistad… y esa remota esperanza que podría sonar como un suave violín si es que la vida real tuviera banda sonara cuando se conforma en insoportable drama.
Un monstruo viene a verme
DISPONIBLE AQUÍ:Muchas noches vienen los monstruos. Se pueden esconder debajo de tu cama para aferrarse a tu tobillo cuando sales a mear a mitad de noche. O pueden quedarse en el armario, oteando entre los abrigos por esa maldita puerta que dejaste entreabierta antes de meterte en la cama con la sábana hasta el cuello.
En el peor de los casos, cuando los monstruos llegan, puedes, siendo niño, tratar de llamar a papá o a mamá si es que puedes sacar un hilo de voz. Pero ese peor de los casos empeora más aún en algunas ocasiones, cuando los niños no encuentran al papá o a la mamá a quienes llamar.
En ese caso hay que hacerse amigo del miedo, del monstruo. Y con suerte puede que el monstruo no quiera asustar sino jugar. O conseguir convencer al niño de que su enfado está justificado y de que su morada en las sombras puede ser un nuevo mundo fascinante que descubrir…, para nunca más tener miedo.
El orfanato
DISPONIBLE AQUÍ:Lo imposible me moló. Aquello de las aventuras más reales tras el tsunami tenía mucho de documental ficcionado desde la primera persona. Pero estoy seguro de que Bayona tendrá un cariño especial, cuando no predilección, por su Orfanato. Más que terror, tensión. Y más que gótico, siniestro. Lo digo porque su habitual etiqueta de terror gótico parece que la emparentara con Drácula o algo así. Y se trata de una película con mucha más chicha, con una tensión que abarca incluso lo existencial desde que entronca con miedos atávicos, con imaginarios llegados desde todas las sombras del mundo, las físicas y las psicológicas.
Laura se instala con su familia en el orfanato en el que creció de niña. Su propósito es abrir una residencia para niños discapacitados. El ambiente del viejo caserón despierta la imaginación de su hijo, que empieza a dejarse arrastrar por la fantasía. Los juegos del niño inquietan cada vez más a Laura, que empieza a sospechar que en la casa hay algo que amenaza su familia.