Esta visto que en las ficciones históricas lo de avanzar entre las épocas a través de sagas familiares es todo un acierto. Bien lo sabe Ken Follett, por ejemplo. Porque así se puede avanzar por los siglos con esa ancla argumental del apellido de turno, las herencias mal resueltas o las deudas sin cobrar.
El caso es que Follett no fue el único ni el primero. Porque el escritor británico Edward Rutherfurd se dió a conocer mundialmente gracias a su trilogía sobre grandes ciudades del mundo enfocadas como protagonistas o escenarios principales de grandes tramas, además de similares tramas sobre distintos países y pueblos.
Y a su vez Rutherfurd seguía los pasos del estadounidense James A. Michener, quien no alcanzó trascendencia más allá de su propio país. O sea que al final el truco viene ya de lejos.
Lo cierto es que la obra de Rutherfurd tuvo su gancho más allá de la propia calidad narrativa en el hecho de ir completando la singular biblioteca con el nombre de la ciudad de turno, ya fuera París, Londres o Nueva York. Aunque desde hace algunos años no ha encontrado continuidad.
Top 3 novelas recomendadas de Edward Rutherfurd
Nueva York
Lo cierto es que una novela que tome como protagonista a una ciudad como Nueva York, por la que quien suscribe siente esa fascinación por la urbe que lo concentra todo, ya encuentra toda mi predisposición.
La cuestión es comprobar si, como tenía entendido, Rutherfurd es capaz de convertir escenario en protagonista, dotando de vida a la ciudad como mosaico de sus habitantes, tirando de personalización a algo tan abstracto como es una gran urbe desde la idea de su constante movimiento y cambio… Nadie mejor que el propio autor para adentrarte en su magistral forma de hacerlo posible:
«Los 400 años de Historia de la ciudad de Nueva York se conforma de miles de historias, escenarios y personajes extraordinarios. Partiendo de la vida de los indios que habitaban sus tierras vírgenes y los primeros colonos holandeses hasta llegar a la dramática construcción del Empire State Building o la creación del edificio Dakota en el que vivía John Lennon.
Durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, Nueva York fue territorio británico; tiempo más tarde, los neoyorquinos crearon canales y vías ferroviarias que abrieron las puertas a la America del Oeste. La ciudad ha estado en el centro del huracán en buenos y malos momentos, como lo fueron el crash del 29 o el ataque del 11 de septiembre.
Grandes personajes han poblado su historia: Stuyvesant, el holandés que defendió Nuevo Ámsterdam; Washington, cuya presidencia arrancó en Nueva York; Ben Franklin, que abogó por la América británica; Lincoln, que dio uno de sus mejores discursos en la ciudad.
Pero, ante todo, para mí, se trata de la historia de gente ordinaria: indios locales, pobladores holandeses, comerciantes ingleses, esclavos africanos, tenderos alemanes, trabajadores irlandeses, judíos e italianos llegados vía Ellis Island, puertorriqueños, guatemaltecos y chinos, gente de bien y gángsters, mujeres de la calle y damas de alta alcurnia.
A estos personajes, la mayoría de ellos anónimos, los descubrí cuando me documentaba para el libro. Eran una milésima parte de todos aquellos que llegaron a Nueva York, a América, en busca de la libertad algo que, la mayoría acabó encontrando».
Paris
Pocas ciudades como Paris representan la transición de nuestra civilización a la modernidad. La mítica ciudad de la luz lo es más por ser un faro que, ya desde el siglo XVIII alumbraba en lo artístico y en lo humano al resto de una Europa que la observaba fascinada, encandilada por ese rebosar del nuevo humanismo emergido desde la Revolución francesa.
Rutherfurd debía acometer esta novela para rescatar a la ciudad más emblemática de esos fulgores del nuevo mundo que rondaron el cambio de milenio desde sus últimos siglos. París se desarrolla a través de las historias de pasiones, lealtades divididas y secretos guardados durante años de personajes tanto ficticios como reales, con el escenario de esta gloriosa ciudad como fondo.
De la construcción de Notre Dame a las peligrosas maquinaciones del cardenal Richelieu; de la resplandeciente corte de Versalles a la violencia de la Revolución francesa y las comunas parisinas; del hedonismo de la Belle Époque, cuando el movimiento impresionista alcanza su cenit, a la tragedia que supuso la Primera Guerra Mundial.
De los escritores de la Generación Perdida de los años 1920 a los que se podía encontrar bebiendo en Les Deux Magots a la ocupación nazi, los luchadores de la Resistencia y la revuelta estudiantil de mayo de 1968… Un mosaico impresionante, sensual, arrebatador.
Londres
La primera de la serie de novelas sobre ciudades. Lógico para un autor británico. Y también la más extensa de las tres obras. Una novela en la que los avatares de la urbe se nos presentan con su aspecto más divulgativo de los tres casos.
Aun así, su forma de enfocar los acontecimientos que marcaron cada época apuntan ya a esa intención novelesca que tan bien funciona en el conjunto de las tres obras. Esta arrolladora novela cuenta dos milenios de historia de una de las ciudades más fascinantes del mundo: Londres.
Desde la fundación de un pequeño asentamiento celta a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, pasando por la invasión por parte de las legiones de César en el año 54 a.D, las Cruzadas, la conquista normanda, la creación del teatro Globe en el que Shakespeare estrenaría sus obras, las tensiones religiosas, el Gran Incendio, la época victoriana… cientos de historias mezclan a personajes reales y ficticios, pertenecientes a unas pocas sagas familiares que se perpetúan a lo largo de los siglos. Cada episodio de London, profuso en detalles históricos, revela la riqueza, la pasión, el brío y la lucha por sobrevivir de una ciudad única.
J’ai adoré les romans de rutherfurd (comme ceux de Michèle d’ailleurs) et j’enrage de ne pouvoir me régaler avec New York , Paris….enfin tous ceux qui n’ont pas été traduits
Pour quelle raison ?