3 mejores libros de Roald Dahl

1916 – 1990… Sin duda nos encontramos con un tipo muy especial. Encargado de componer, prácticamente desde la sombra, parte del imaginario de multitud de generaciones de niños y adolescentes de medio mundo. Digamos que algunos como Walt Disney se llevan la fama mientras que otros como Roald Dahl cardan la lana.

Porque Dahl es reponsable de personajes como los Gremlins, de Matilda, de Charlie en una fantasiosa fábrica de chocolate proyectada desde el trabajo de propio autor en una de esas factorías de chocolate (siempre me acuerdo con este Charlie de mi visita con el cole a la fábrica de chocolates Lacasa, de donde salen turrones y lacasitos entre enormes depósitos de chocolate). Y esa autoría lo acerca al más grande, Michael Ende.

Aunque, puestos a comparar, lo de Dahl con Antoine de Saint Exupery también tiene su aquel. Ambos fueron pilotos de las fuerzas aéreas de sus respectivos países. Y sin embargo los dos explotaron su vena literaria hacia lo infantil, quizás sublimando ese desempeño bélico surcando los cielos de medio mundo.

Pero más allá de coinciencias y referentes, claro está que en muchas ocasiones para todos estos autores, se trató del cine, de su traslación desde la literatura para una completa universalización de los personajes, lo que consiguió ese marcado generacional que pasó de unos niños a otros durante décadas.

Pero justo es reconocer que suyos son los personajes y las historias. Y que desde su imaginación acabó asaltando la nuestra. Y que, sin duda, la lectura de las obras siempre es infinitamente más enriquecedora que la más grande de las pantallas.

Pese a que la bibliografía de Dahl se centra básicamente en los géneros infantiles o juveniles, también saltó a la narrativa para adultos con algunas novelas y relatos de inspiración variada, tan interesantes como lejanas a la temática juvenil, lo que demuestra esa versatilidad de todo buen autor.

Top 3 novelas recomendadas de Roald Dahl

Mi tío Oswald

A día de hoy, por momentos, esta historia cargada de humor se acerca a esa temible frontera de lo políticamente incorrecto. Y el asunto resulta extraño si de lo que se trata es de avanzar hacia un mundo con libertades básicas, como la de expresión, aseguradas a todos los niveles.

Pero liberados de toda carga de censura, descubrir esta historia es disfrutar a raudales entre risas, desconcierto y ese punto tragicómico que acaba deslizándose en toda vida de un truhan que «solo» pretende explotar sus virtudes para sacar provecho en un mundo que ciertamente lo hubiera apartado de no ser por su ingenio para ganarse al vida.

El punto hedonista, erótico, juerguista, canalla del tío Oswald nos conduce por un medro que se abre camino entre el engaño de los más poderosos, capaces de pagar millones por remedios para sus triviales males que suenan a burla para el resto de mortales. Así que este Robin Hood egoista acaba ganándonos el corazón desde esa perspectiva de que quien roba a un ladrón tiene 100 años de perdón.

Mi tío Oswald

Charlie y la fábrica de chocolate

Sin duda no soy del todo objetivo al añadir esta obra en el ranking. La peli de Tim Burton y Johnny Deep me conquistó incluso después de haber leído el libro. Cosa que no es habitual en mí ni en casi ningun lector.

En la fantástica y disparatada fábrica de chocolate encontramos una interesante historia con moraleja final, de esas que todo chico y menos chico debieran leer como recordatorio de valores.

El niño pobre de esta historia es sin duda el más dotado para realizar la visita a la fábrica de chocolate. En el resto de participantes encontramos una mordaz crítica a clases altas y sus caprichosos intereses, sus volubles voluntades, su incapacidad para mostrar empatía o para aprovechar esos detalles de la verdadera felicidad.

Una novelita sobre un viaje iniciático hacia los restos de humanidad, esos que acaban trascendiendo desde el dulzor de la vida como un sabor amargo que, para quien no está acostumbrado a saborearlo, lo conducirá a la derrota más inesperada…

Charlie y la fábrica de chocolate

Cuentos completos

Acercarse a la tarea cuentística de Dahl es adentrarse en ese valor del cuento como dualidad lectora. Perfectos para los niños y salpicados de esas joyas alegóricas y fabulosas que nos hacen a los adultos volver a ser niños para reencontrarnos con esa inocencia de la que extraer reaprendizaje y empatía.

En este volumen se pueden encontrar «Gastrónomos» «El gran cambiazo» «La venganza es mía»… y en cada uno de ellos viajamos a esos escenarios lejanos en los que no nos queda otra que disfrutar del paisaje desde los ojos de cada personaje.

La imaginación del autor será la encargada de sintonizarnos hacia el objetivo último de cada cuento, hacia ese aspecto trascendente que acaba destacando desde la interacción de unos protagonistas siempre sorprendentes en su reflejo con nuestro mundo real.

Cuentos completos de Dahl
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