Uno de los mayores aciertos del gran filósofo José Ortega y Gasset fue para mí plantear en muchas ocasiones una adecuación de la filosofía a la idiosincrasia del entorno del individuo. Plantear la filosofía como una abstracción generalizada puede facilitar la tarea del pensamiento, de la lógica, de ese intento fatuo por rozar la sabiduría, pero en última instancia adolece de matices fundamentales. En su gran libro «Meditaciones del Quijote«, este alumno aventajado de Hegel se adentra en esa metavisión más aproximada a esa mónada desde la que nace la conciencia del ser más individual, made in Spain, en este caso.
También es verdad que las exigencias de la filosofía hacia la política, en un siglo XX en el que la búsqueda de ideólogos en cualquier frente resultaba fundamental, propició ese ajuste de la sabiduría en torno a necesidades sociales más propias de cada lugar.
Ya no se trataba de abundar en la epistemología más retórica sino de encontrar la base para orientar la evolución social hacia parámetros donde se conjugaban lo moral, lo legal, lo ideológico y cualquier otro aspecto que afectara al conjunto de una sociedad en constante cambio entre conflictos enquistados y variopintas crisis.
El compromiso del filósofo como un librepensador siempre suele acabar por chocar con los intereses más espurios de una política del siglo XX todavía empeñada en el adoctrinamiento.
En la convulsa España de la República o incluso al iniciarse la guerra civil, Ortega y Gasset no comulgó con imposiciones de uno u otro bando que buscaban en el prestigio de su refrendo la justificación de unos ideales, y así acabó afrontando un exilio repetido en nuevas ocasiones hasta su regreso final a España poco antes de su fallecimiento.
En la extensa bibliografía de Ortega y Gasset podemos encontrar libros de filosofía más social para una España y una Europa del siglo XX sometida a siniestras zozobras ideológicas, pero también descubrimos esos volúmenes de filosofía más pura que analiza y readapta fórmulas de otros grandes pensadores de la Historia. Si bien los conceptos en ocasiones son densos, la narrativa de Ortega y Gasset permite un mejor acceso a ese terreno de las ideas que siempre es la filosofía.
Top 3 libros recomendados de Ortega y Gasset
Meditaciones del Quijote
Todo autor, todo pensador encuentra en sus primeros libros la base de sus escritos posteriores. La opera prima de un filósofo es una declaración de intenciones que podría ir siendo desarrollada o finalmente desechada.
Se trata de plantear la tesis, buscar posibles antítesis durante el resto de la vida y dejar la síntesis para todos aquellos que nos acercamos al conjunto de la obra. En este libro encontramos esa fusión entre filosofía e idiosincrasia española que ya cité antes.
La obra literaria mundial que es El Quijote acopia un imaginario necesario sobre la perspectiva del mundo desde esta vieja península ibérica y si un Quijote lúcido (aquel que aparece postrado en su cama en las últimas escenas) pudiera llegar a exponer qué es el mundo y que ideas alberga como posibles aclaraciones sobre la vida y el devenir de Europa y de nuestra civilización, éste sería su testimonio. Un punto de partida necesario en el viaje que es abordar lo escrito por Ortega y Gasset.
La rebelión de las masas
Todo libro que aborde lo social y de manera más o menos intencionada lo político (y más aún en el convulso siglo XX) siempre se acaba tratando de vincular con una tendencia o facción.
Algo así ocurrió con este libro sobre el encaje del individuo y el funcionamiento de las masas como agrupaciones diversas y fácilmente dirigibles. La presentación de la sociedad de mediados del siglo XX como un espacio asignado a los roles de los individuos, superando dependencias del pasado, pero creando nuevos vacíos fácilmente abordables desde la integración en la masa es abordado como uno de los grandes dilemas.
Un dilema abordado en este libro desde su perspectiva evolutiva social en el que se buscan soluciones o al menos se presentan esas carencias no siempre consideradas por el propio individuo que se ve capaz de trazar con mayor autonomía un destino más o menos próspero.
La especialización requerida ya desde la Revolución Industrial y complementada en todo ámbito de desarrollo social puede llegar a colmar la existencia, todo lo percibible bajo el prisma de un conocimiento para nada ajustado al universo abordable de las ideas.
La ignorancia en suma es un caldo de cultivo esencial para esa rebelión de las masas, dirigible desde lo alto de una pirámide ideológica que reorienta el hueco menos cubierto, el de la existencia más allá de la dedicación o la ambición materialista hecha sustento vital.
España invertebrada
Nunca está de más, en estos días, acercarse a este libro de Ortega y Gasset que explica la configuración de España desde lo social. El concepto acuñado por Ortega y Gasset de razón histórica adquiere en este libro su esencia más completa.
La naturaleza de cada individuo de esta vieja península no puede considerarse como una entidad propia. La miscelánea de civilizaciones supone una desvirtuación de cualquier idea del español (algo que, por cierto, ocurre en cualquier lugar de un mundo penetrado y movido de unas civilizaciones a otras)
La cuestión es que solo los movimientos históricos pueden fundamentar la mayor o menor vertebración de un estado. Desde lo general del mundo a lo particular de España, el autor aborda todo ese proceso histórico movido por regionalismos, personajes tomados como emblemas, la consideración imposible del todo disgregado hacia una dispersión del concepto de esa patria siempre artificial que ofrece un amparo que no siempre acaba siendo bien recibido y que puede ser fácilmente reinterpretable en cualquiera de los movimientos históricos ocurridos desde los Pirineos hasta el Estrecho de Gibraltar (cosecha propia)
Can you accept that the don quixote is not a spanish book, but an english publication..
Don Quijote isn’t a Spanish book? Excuse me? Explain yourself, please.
What do you mean, Jettie?