Descubre los 3 mejores libros de Markus Zusak

No hay mejor truco para conseguir un bestseller que combinar de manera convincente una historia que pueda moverse entre las aguas de una trama infantil o juvenil y a su vez con suficiente poso como para ser también leída por el público adulto.

Markus Zusak lo consiguió con aquel gran libro «La ladrona de libros». Una novela empapada por el inagotable torrente de Anna Frank, y muy en sintonía con «El niño del pijama a rayas» de John Boyne (curiosamente ambas publicaciones concentradas entre 2005 y 2006).

El contraste entre la tierna infancia y la animadversión más ominosa del nazismo se convierte en argumento recurrente sobre el cual aparece de vez en cuando esa trama que aporta un nuevo enfoque, hacia esa idea de sublimación de las miserias de nuestra civilización.

La cuestión es que llegado ese éxito incontestable alrededor de todo el mundo, Markus Zusak ha tenido la oportunidad de prolongar una carrera literaria que ya venía de varias novelas anteriores sin tanta repercusión y que se extiende ahora con ese respaldo incomparable del bestseller confirmado con nuevas novelas reconocidas y premiadas con diversos galardones de considerable relevancia.

Y es que cuando un buen escritor consigue ese tiempo para escribir en exclusiva (tal como explicó Rosa Regás cuando ganó el Planeta), siempre acaba por pulir el oficio. Así, Markus Zusak es ya ese escritor ratificado más allá de su gran pelotazo editorial. Y que así siga siendo…

Top 3 libros recomendados de Markus Zusak

La ladrona de libros

Como lectores o espectadores, tenemos una tendencia a valorar más una emotiva propuesta narrativa, siempre que esta asome desde lo ignominioso, desde lo deshumanizado. Se trata de empatizar con quienes sufren o sufrieron la crueldad para dejar salir esas emociones absolutamente francas, sin artificios ni sentimentalismos fáciles.

La idea de un régimen dictatorial capaz del genocidio como plan maestro parece algo tan remoto en la Europa actual, que su observación en una retroacción de no tantos años eriza la piel. En unos días en los que los libros contrarios al ideario nazi se quemaban en hogueras como aquelarres demenciales, la pequeña Liesel se cobija en sus propios libros, desde los que va componiendo su propia trama, su historia, las vivencias de un ser inocente que atisba, desde su todavía corta razón, la gran distancia entre la colorida imaginación de la infancia y el devastador gris que puede alcanzar en la edad adulta.

La Segunda Guerra Mundial y una de esas historias que fácilmente pudo haber ocurrido en medio de la catástrofe.

La ladrona de libros

Cartas cruzadas

La inercia de lo cotidiano nos sume en esa medianía de ciudadanos que se ajustan a normas, usos y costumbres. En eso anda Ed, un joven taxista representado como un tipo cualquiera, con sus problemas cotidianos y sus vías de escape habituales en torno a amistades y demás.

La conversión de Ed a un peculiar superhéroe sucede desde un punto de inflexión que podría ocurrirnos a cualquiera en un momento dado. Ed consigue evitar el robo a un banco, a la manera de un improvisado Superman que aparece en el lugar oportuno en el momento más apropiado.

Pero lo que asoma en la historia como una casualidad acaba componiendo una singular revisión de las historias de superhéroes, quizás más al estilo de El protegido, con ese toque de improvisación en unos poderes, facultades o conexiones que naturalizan más al héroe de turno y que sirve a una mayor empatía de la que poder entresacar más jugo humano a la idea de hacer el bien.

Su rol de héroe se encadena por una serie de cartas desde el hecho puntual del robo frustrado. Pero lo mejor de todo es que sus heroicas intervenciones acaban aterrizando en lo más cotidiano, en los problemas más básicos de la gente, en las pérdidas y laberintos del humano moderno, incluso en la imposibilidad del amor…

Cartas cruzadas

El puente de Clay

Lo cierto es que Markus no ha sido un autor que se prodigara mucho desde su gran éxito editorial. Las reediciones de novelas escritas con anterioridad han ido cubriendo ese hueco que deja un nuevo autor bestseller.

Pero ahora Markus regresa con una historia intensa. Los Dunbar son unos pobres chicos de la calle, sin padres que se hagan cargo de ellos y enfrentados a esa crueldad de la calle que el resto de chavales solo conocen tras el proceso de protección familiar habitual.

Sin embargo, quizás esa crianza en el mundo, sin el oropel de la infancia, los acabe dotando de una libertad frente al abismo. Una libertad que los puede acabar empujando o que los guíe hacia la comprensión más cierta del mundo.

Clay es uno de los cinco hermanos abandonados y es él quien nos conduce por el destino emprendido entre todos esos hermanos, necesariamente apoyados unos en otros pero también expuestos a todo tipo de riesgos.

El inesperado regreso del padre los ubica en un fangoso terreno entre la necesidad del amor y las pulsiones más intensas e incluso agresivas de repudia e incomprensión. Y solo Clay puede acabar tendiendo un puente entre esas dos lados de la vida que es y la vida que debió haber sido. Solo que la corriente entre las dos riberas puede ser demasiado fuerte para unos cimientos improvisados…

El puente de Clay
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