3 mejores libros de Karin Slaughter

Al otro lado del charco, dos autores estadounidenses mantienen viva, a su manera, la llama del género policíaco instaurado en aquel país por tipos tan grandes como Hammett o Chandler. Me refiero a Michael Connelly y a quien hoy invito a este espacio: Karin Slaughter.

En ambos casos de estos narradores estadounidenses actuales de lo policíaco, si bien es cierto que siguen la línea más siniestra de un género orientado hacia el perfil del asesino psicópata o de los traumas y del thriller consecuente, encontramos el nítido papel de un investigador o de un policía enfrentado a un caso que salpica a diversos ámbitos sociales, en ocasiones con ese punto de crítica velada hacia el oscuro mecanismo de todo.

La literatura criminal, donde tienen hoy cabida multitud de subgéneros que lectores de todo el mundo devoran con fruición, necesita de autores como Slaughter que mantengan un rol reconocible, que nos presenten a nítidos protagonistas hacedores del bien, si bien sometidos a múltiples tentaciones que los humanizan y los sumergen en el lodazal actual de la política, la corrupción, los fantasmas propios y las peores consecuencias de cualquiera de estos aspectos que acaban en el crimen.

Las series de Slaughter consiguieron recuperar ese gusto netamente policíaco, con los miedos que abordan a sus protagonistas y con los casos más aviesos que comprometen a todos los personajes y que aportan ese punto de suspense en sintonía con la evolución del género. Una mezcla sin duda ganadora.

Y, sin embargo, considerar a Slaughter como una escritora de novela negra policíaca resultaría inexacto en la actualidad. Lo mejor de esta escritora es que una vez tomado el relevo de ese género noir a la americana, actualmente se ha abierto a combinaciones en las que el suspense va ganando peso. Es lo bueno de explorar en el oficio. Una escritora como Slaughter sabe asentar el caso negro para acabar bordeando muchas más opciones.

Top 3 libros recomendados de Karin Slaughter

La chica olvidada

El olvido es ese limbo, o más bien una sala de espera. Donde cada víctima espera su juicio. Porque si puede ser cierto que nos espera un juicio final, esa misma justicia tiene que ir poniéndose al día en lo referente a los sucesos que se van dando antes de que todo el mal del mundo acabe por concentrarse. O quizás para evitar que ese mal se propague aún con mayor rapidez. En caso contrario, el diablo podría campar a sus anchas si sus tropelías parecen no tener justicia de humanos.

Una chica con un secreto… Longbill Beach, 1982. Emily Vaughn se prepara para la noche de graduación, el punto culminante de cualquier experiencia en la escuela secundaria. Pero Emily tiene un secreto. Y al acabar la noche, estará muerta.

Un asesinato que sigue siendo un misterio…. Cuarenta años después, el asesinato de Emily continúa sin resolverse. Sus amigos cerraron filas, su familia se replegó, la comunidad siguió adelante. Pero todo eso está a punto de cambiar.

Una última oportunidad para descubrir a un asesino… Andrea Oliver llega al pueblo con un encargo sencillo: proteger a una jueza que recibe amenazas de muerte. Pero su misión es una tapadera. Porque, en realidad, Andrea está allí para encontrar justicia para Emily y descubrir la verdad antes de que el asesino decida silenciarla a ella también…

La chica olvidada

La última viuda

Con su dominio de los focos diversos, sobre una misma trama que avanza en paralelo en escenarios superpuestos, Karin Slaughter nos presenta una de esas novelas contrarreloj cargada de suspense psicológico y acción de máxima tensión.Cuando se abusa del término “obra más ambiciosa”, se acaba desgastando la idea. Pero es que en el caso de Karin Slaughter, esta nueva novela supone ampliar horizontes argumentales pese a entroncar con su saga de Will Trenton.

Porque ya sabemos que Sara Linton forma parte del mismo equipo que Will y algo más…, pero es que esta historia sobrepasa la enjundia de todo lo anterior. El departamento del FBI, creado por la autora, se queda en esta trama sobrepasado a todos los niveles. En ocasiones el suspense se transforma en el más completo género negro al entroncar con la cruda realidad. En esta novela nos movemos por los oscuros círculos de la ultraderecha, de la xenofobia, del racismo más enconado. Y puede que no solo se trate de grupúsculos, sino de que alguien les apoya desde altas instancias.

Y claro, cuando se les abre el camino a los locos para que pongan en marcha un plan, los resultados pueden ser devastadores. El problema es que lo que Karin narra no suena tan descabellado en estos días de populismos grandilocuentes que soliviantan lo peor de las comunidades.

La última viuda

La buena hija

El dominio de un género acaba invitando al autor a tantear los límites, a buscar nuevas ideas que salten desde la base de un género a otro. En esta novela, Karin Slaughter juega a la novela policíaca que no lo es.

No hay mejor gancho para una novela de misterio que presentar un doble misterio. Desconozco quién fue el brillante autor que encontró en esta pauta el secreto para todo bestseller que se precie.

Se trata de plantear un enigma (ya sea asesinato en el caso de novela negra o una intriga a desvelar en novelas de misterio) y paralelamente presentarnos al protagonista como otro enigma en sí mismo. Si el escritor es lo suficientemente hábil, planteará en el lector un mágico desconcierto con el que mantenerlo pegado al libro constantemente.

Karin Slaughter ha conseguido en La buena hija alcanzar ese nivel de excelencia para que su thriller se mueva en ese desconcertante espacio del doble enigma. Porque en la abogada Charlie detectamos ese aroma a secreto desde que se nos va presentando su perfil. Algunas costumbres y manías, unas cuantas excentricidades…

El pasado de Charlie es un oscuro pozo siniestro que la convirtió en víctima y finalmente en superviviente, pero sobrevivir al horror siempre tiene un coste. Y Charlie lo sabe. Y cuando la violencia estalla de nuevo frente a ella, en la pequeña sociedad de Pikeville, Charlie regresa al oscuro pozo a través de los sueños evocados desde la siniestra realidad cercana.

Es entonces cuando considera finalmente que las causas pendientes hay que cerrarlas para vencer al miedo. Avanzamos sin saber si la cruenta actualidad presente tiene mucho que ver con ese pasado que se abre como una herida sin sutura.

Pero necesitamos saberlo, qué duda cabe. Nos vamos moviendo entre descubrimientos y giros que se reproducen en ese abanico de treinta años entre los que la vida de Charlie cambió y el hoy que también ha trastocado la vida de nuevas e inocentes víctimas.

En ocasiones te planteas quién es más víctima, una persona asesinada o la que consigue escapar mientras la otra pierde la vida. Una historia de terror psicológico sobre el miedo a sobrevivir con miedo, sobre el trauma de Charlie y la realidad, tozuda en recuperar viejos recuerdos.

La buena hija

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¿Sabes quién es?

Y llega el momento en el que todo escritor de género negro acaba abordando el tema de la identidad, ese argumento que nos ubica a todos frente a la duda sobre lo que somos, sobre los instantes que componen nuestra vida y sobre la realidad acerca de los personajes que interactúan en la novela de nuestra vida.

Nada mejor para ello que empatizar con personajes como Andrea que nos conduzcan al terreno de la duda frente al trampantojo de la realidad al que sucumben nuestros sentidos. La madre de Andrea es Laura, la madre ejemplar con sus manías y su contraste generacional, nada extraño.

Y claro está, solo el momento crítico, el instante en el que nos tenemos que enfrentar a los peores miedos pueden acabar sacando todo lo que llevamos dentro. Conocerse a uno mismo es exponerse al mayor de los peligros.

Y ahí es donde llega la gran sorpresa de esta novela, pues Laura no es la Laura que su hija conocía. Conocer el secreto de su madre supondrá una lucha contrarreloj para conseguir salvar sus vidas.

¿Sabes quién es?

Intuición

Y llegamos a la que para mí es la mejor novela de esas grandes series policíacas de esta autora. Esta novela se circunscribe a la saga del detective Will Trent.

Un aspecto relevante de esta serie es que no supone una eterna continuación sino que se puede leer de manera independiente con pleno disfrute. Lo más curioso de esta novela es que todo parte de un posible secuestro.

Will tan solo ha escuchado a una niña quejumbrosa, como cualquier otra que demostrara abiertamente su aburrimiento. Pero Will no lo ve normal, se encuentra en un aeropuerto y algo le dice que una niña no debería manifestar ese aburrimiento de manera tan exagerada.

La niña imploraba volver a casa y Will entendió ese mensaje como el de la niña que no se encuentra con sus padres (esos que siempre son la única casa para un niño). Solo que cuando Will interioriza su corazonada de que algo no anda bien, la niña ya ha desparecido de su campo visual. Trent no tiene nada, no hay caso… solo tiene su corazón encogido por esa premonición de miedo que puede ser una simple intuición.

Pero todos saben que Trent vive con esa intuición como fundamento para sus investigaciones. Y entonces la operación para localizar a la niña comienza…

Intuición
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