Los 3 mejores libros de Jonathan Coe

Todo tiene cabida en la literatura, incluso la sofisticación formal como herramienta entendida para alcanzar mayor poso en un fondo casi siempre crítico en el caso de Jonathan Coe. Un Coe que sabe hacer de la novela su particular incendio donde quemar vanidades y costumbres con su pluma hecha fuego vivo.

Lo mejor es poder disfrutar de toda opción, como en la música o en cualquier otra faceta creativa. Si bien es cierto que para adentrarte en Coe con garantías de satisfacción lectora, deberías haberte curtido en ese ejercicio lector como el corredor que se prepara para una maratón.

Una vez dispuesto para desfondarte intelectualmente con novelas cargadas de esa sofisticación, disfrutarás plenamente con el gusto por lo mordaz, con la ironía inteligente que colma de espíritu crítico.

Todo ello sin olvidar que Coe es un gran constructor de tramas negras, satírico-costumbristas, actuales y hasta introspectivas, una mezcla entre Milan Kundera y Dashiell Hammett, poseído según el momento por uno o por otro referente. Es lo bueno que tiene un autor que entiende la ficción como una trama sazonada con muchos otros ingredientes en busca de ese ideal de la novela atemporal. Y sin duda Coe lo consigue.

Top 3 libros recomendados de Jonathan Coe

La lluvia antes de caer

Bajo este título con ecos existenciales y naturalistas, encontramos una historia entre intimista y existencialista. Porque la escucha de un testimonio vital de la tía Rosamond por parte de su sobrina Gill y sus hijas nos va presentando ese relato que quizás todos debiéramos grabar antes de morir con nuestra verdad más cierta, aquella que casi nunca se cuenta del todo.

Las cintas que dejó Rosamond no eran inicialmente para Gill, para él era una tercera parte de la herencia tangible, compartida con su otro hermano y con la extraña Imogen, la niña ciega de la que apenas nadie recuerda nada pero que se convierte en una pieza fundamental en la vida de Rosamond.

Conforme Gill escucha la voz de su tía y va enlazando con las fotos que documentan gráficamente lo narrado, descubre que sin duda la mejor poseedora de aquel legado particular sería la desconocida ciega. Pero Rosamond en última instancia también estaba dispuesta a que alguien de su familia escuchara sus palabras póstumas si Imogen no aparece.

Y lo que Gill descubra en esas palabras trazará un destino escrito en su alma desde un remoto punto de origen que acaba explicando todo lo que es.

Expo 58

Aquel 1958 al que nos guía Coe fue un año, en medio de la Guerra Fría, en el que Bruselas se abrió al mundo como ciudad que albergaba la correspondiente Expo para la que se levantaría el ya icónico Atomiun que venía a equiparar al juego de los átomos como símbolos de las distintas culturas.

Pero la ocasión la pintan estupendamente para que Coe inserte una historia de espionaje histriónica, jocosa y satírica sobre la diplomacia, la política internacional, las tensiones propias de aquellos días de espionajes y contraespionajes…

Hasta Bruselas llega Thomas Foley, avanzadilla funcionarial de su patria inglesa que finalmente deberá aprender a marchas forzadas tareas de espionaje de primer nivel mientras su universo personal sufre un terremoto de máximo grado.

Humor esperpéntico pero inteligente, pinceladas de trama a lo John Le Carré y un final apoteósico en medio de una moraleja sobre las decisiones que tomamos en la vida.

¡Menudo reparto!

Un título que ya apunta a la sátira y la ironía con una impostada flema burlesca de este autor inglés. De nuevo disfraza una historia de novela policíaca para inocular su particular humor (en este caso brutalmente crítico).

La familia Winshaw tiene el poder y reconocimiento suficiente como para sentirse unos nuevos caciques de una sociedad entregada y humillada a sus caprichos capitalistas.

Con esa acidez del humor sarcástico que tras la risa acaba dejando el poso del resentimiento y que es capaz de desnudar todo tipo de vergüenzas sociales y políticas, la composición de cada uno de los Winshaw está hecha de esa sociedad inglesa decadente en última instancia cuando las apariencias y las buenas palabras tan solo son una triste pátina hacia la conservación del status sobre todo y sobre todos.