Tras la huella del gran Jack London, y a la altura de sus coetáneos: el viajero Robert Louis Stevenson, el imaginativo Julio Verne o el transformador de lo cotidiano Mark Twain, el italiano Emilio Salgari se erigió como uno de los más prolíficos narradores de esa época a caballo entre los siglos XIX y XX.
Una época en la que el género de aventuras todavía alcanzaba el mayor nivel en los gustos de unos lectores ávidos de que grandes viajeros contaran sus historias más o menos verídicas, con ese gusto por lo brumoso de este género, en los umbrales de lo cierto y de un imposible que en aquellos días todavía podía asumirse con la certidumbre apoyada en la leyenda y el mito.
Los orígenes marinos, una vez más, fructificaron en el escritor de aventuras que llegó a sobrepasar las 80 novelas, adornadas con infinidad de relatos desperdigados por multitud de publicaciones.
Acercarse a la bibliografía de Salgari supone una aventura completa en sí misma, un gusto por la cartografía de un nuevo mundo entre personajes reales de su tiempo y muchos otros inventados para gloria de un género que todavía hoy puede ser recuperado para disfrutar de una ambientación rebosante de autenticidad.
Top 3 libros recomendados de Emilio Salgari
Los tigres de Mompracem
La inspiración del personaje Carlos Cuarteroni, español de ascendencia italiana, sirvió al autor para una de las más grandes sagas de aventuras de su época en torno al legendario Sandokan, llegada hasta nuestros días, incluso con su evocadora construcción idealista, prácticamente utópica bajo el prisma del pirata justiciero, y siempre en torno a la isla ficticia de Mompracem, la pequeña patria y refugio de Sandokan y los suyos.
La estructura y el desarrollo de esta novela, inicialmente divulgada en entregas, son simples, casi de aspecto juvenil. Pero lo más trascendente de todo es que desde aquí parte la afición lectora de medio mundo desde su salida entre 1883 y 1884.
En esta primera entrega conocemos, con ese placer lector por descubrir amigos para toda la vida, a los acompañantes de Sandokan en mil y una odiseas posteriores.
Yáñez, James Brooke y la fascinante Mariana, por quien Sandokan encontrará ese motivo romántico que lo moverá en multitud de nuevas aventuras míticas, comparables con la Helena del mundo griego.
Entre ubicaciones reales y referencias históricas, Salgari aprovecha para desperdigar su profusa imaginación para la aventura total que lo llevará de los mares de indonesia a cualquier otro océano del mundo.
El corsario negro
Citando a Los piratas del caribe nos acordamos más de un Johnny Deep histriónico enfrentado a mil y una fantasías en mares ignotos.
La cuestión es que el origen radica en esta primera novela de Salgari para una extensa saga que se ha llegado a agrupar en nuestros días en una trilogía. La figura del corsario negro deviene de la realidad, de la figura de Emilio di Rocannera, el más famoso bucanero del Caribe venido desde Italia para reconocer el nuevo mundo y buscar ese tesoro convertido en horizonte de aventura.
El salvaje ataque a la ciudad de Maracaibo desde su lago es el punto de partida de esta novela. El corsario rojo ha sido asesinado y la sed de venganza mueve al corsario negro hasta Maracaibo.
El personaje de Wan Guld y antagonista de la trama es un tipo escurridizo y la trepidante búsqueda derivará en mil y una aventuras en ese nuevo mundo.
El capitán tormenta
Probablemente se trate de la novela que en mayor medida se ciñe a hechos históricos reales. La ciudad chipriota de Famagusta se convierte en el centro de una historia en la que el Capitán Tormenta recobra nuevos bríos como leyenda de la cristiandad en un Mediterráneo asediado de costa a costa por el pujante imperio otomano.
En esta ciudad es donde el Capitán Tormenta plantea la defensa del sitio ejercido por las tropas de Constantinopla. El resultado es conocido, los otomanos se hicieron con el control de la ciudad.
Y, sin embargo, gracias a la pluma de Salgari, vivimos la trepidante resistencia en torno a una historia real novelada que tiene de todo, batallas, honor, amor en unos días en los que el Mediterráneo volvía a bañarse de sangre…
Únicamente quiero dar las gracias a Emilio Salgari, ya que fueron sus novelas de aventuras las que me introdujeron en el fascinante mundo de la lectura; en especial a «El Corsario Negro», una magnífica edición en tapa dura con ilustraciones de Ballestar y traducción de María Teresa Díaz. La adquirí en 1977, con trece años, y aunque en la actualidad tengo 56, aún la releo de vez en cuando.
Supongamos que desde este humilde espacio el mismísimo Salgari te lo agradece. Un agradecimiento como solo pueden devolver las almas que se ganan la eternidad desde su creatividad sin límites.