Siempre he dicho que curtirse en los géneros de la ciencia ficción o de lo fantástico pueden servir para tallar esa madera de buen escritor de la que ya da buena cuenta David B. Gil. Aunque tampoco es que en el caso de este autor gaditano se entregara durante mucho tiempo (no al menos en cuanto a sus obras publicadas), a novelar muchas tramas en esa proyección incalculable que ofrece la CiFi.
Sea como fuere, lo cierto es que el caso del salto de lo fantástico al bestseller de ficción histórica se ha visto en otros grandes autores como David. Podríamos hablar de Javier Negrete y algunos otros que compartieron ese fogueo previo al salto a la literatura de masas.
Aunque lo que más vincula generacionalmente a este autor es esos inicios desde la autoedición que acaba encumbrando a los más reconocidos por el público lector enfrentado a los libros sin cortapisas ni grandes operaciones de Marketing. A David hay que unir los casos de Javier Castillo, Eva García Sáenz o Eloy Moreno como grandes emblemas de esta llegada al éxito desde la autoedición.
Pero volviendo a la tangencial sintonía entre Gil y Negrete, en ambos casos mereció la pena su evolución para poder finalmente degustar obras que salpican desde el mundo antiguo de nuestro Occidente hasta grandes ficciones ubicadas en el imperio nipón de los belicosos samuráis, por citar ambientaciones de las más referidas por cualquiera de los dos autores… Centrándonos de nuevo en David B. Gil, en su pujante carrera literaria, apostar por la apertura de sus libros se traduce en esa lectura de pleno disfrute.
La pluma del autor sabe guiarte entre escenarios fascinantes desde perfiles psicológicos rebosantes de esa necesaria humanidad cierta, verosímil en sus contradicciones. Todo ello en un prolijo ejercicio de documentación trasladado con esa eficiencia del buen narrador que pincela sin abundar en la descripción. Una maravillosa invitación para que la imaginación se desparrame con esa pasión y tensión de las historias más vividas.
Top 3 novelas recomendadas de David B. Gil
Ocho millones de dioses
Resulta curioso que quien mejor nos sumerja en fascinantes escenarios de la historia de Japón sea David B. Gil. Grandes escritores actuales nipones como Murakami o Kenzaburo Oe consiguen un mestizaje literario muy especial. Y, sin embargo, es David quien acaba asaltando las librerías con ficciones históricas sobre ese mundo aparte del lejano oriente.
Un mundo regido incluso por una composición diferente en su división del tiempo. Aún son oficiales las eras asociadas a los designios de sus emperadores. De hecho desde el 1 de mayo de 2019 estamos en la Era Reiwa desde la abdicación de Akihito en Naruhito.Si todo esto nos parece muy alejado de nuestra realidad, es fácil de entender que allá por el siglo XVI un viaje a Japón podía plantearse como una transición hacia otro mundo. Y en esa mágica dualidad en un mismo mundo, David B. Gil saca petróleo narrativo para presentarnos una gran obra más en una saga ya antológica en el género histórico.
Cual Guillermo de Baskerville en “El nombre de la rosa” el padre Martín Ayala aborda un singular caso que en principio asoma como una especie de contracruzada sintoísta que pretende erradicar la plaga de predicadores del cristianismo (los sacerdotes católicos ahí desplazados van apareciendo muertos bajo una indudable conexión criminal incluso en su teatralidad siniestra)Martín Ayala es el elegido para viajar hasta el otro extremo del mundo conocido oriental (En 1579, año en el que parte la historia, en Europa aún no se conocía de la existencia de Oceanía), y es el elegido porque una década atrás fue el propio Martín quien participó en la misión evangelizadora de aquellas tierras, con infausto recuerdo puesto que en su mimetización con la cultura y las gentes acabó estableciendo relaciones impropias que forzaron su expulsión de la misión.
Ahora, ese saber se antoja fundamental para desentrañar la verdad última del escabroso asunto. Su protección es encargada a Kudo Kenjiro, un joven conocedor de las artes marciales y aspirante a samurai que recela de su misión y de la conveniencia de ofrecer defensa a un extranjero. Entre ambos se despierta esa sinergia de personajes encontrados, de polos opuestos que poco a poco van acercándose en el natural magnetismo por lo diferente.
Todo lo que va ocurriendo desde entonces se va desgajando entre el tormentoso pasado de Martín en su aspecto moral, por un lado, y el devenir de una investigación que en medio de un país convaleciente de recientes episodios bélicos entre señores feudales y ejército, apunta a estrechos lazos con unas voluntades de ambición y poder que pueden cambiar la Historia.
El guerrero a la sombra del cerezo
Otra de esas tramas redondas en forma y fondo que demuestran las virtudes del oficio alcanzado, del estilo depurado y de la habilidad, en suma, de hacernos llegar una historia lejana en tiempo y espacio con la contundencia de esa humanidad que desborda desde las intrahistorias del devenir humano, aquí o en el Japón del siglo XVI.Precisamente en ese siglo XVI, el feudalismo seguía siendo la forma de organización de un imperio movido por estrictas pautas, rígidos estamentos pero colmado de personajes fascinantes como los Ronin, samuráis sin dueño que buscaban nuevos señores bajo cuyo amparo continuar con su designio vital.
Lo cierto es que la trama se mueve en los últimos años del siglo XVI para abrirnos a una escenografía de cierta quietud entre guerras donde personajes como Seizo Ikeda o Ekei Inafune nos guían por una ambientación entre clanes anhelantes de nuevas disputas por el poder.El desequilibrio entre la ambición humana y una mentalidad justa y estricta, propia del bushido que gobernaba a los samuráis, nos mueve por una acción repleta de aventuras en busca de la justicia y el resarcimiento.
El Japón de aquellos días, devastado por guerras interminables y cerrado en una especie de siniestra hermosura respecto al resto del mundo pasa a componer una trama tan intensa como la sensación de esos cerezos en flor rosáceos, entre el blanco de su pureza y el rojo de la sangre derramada.Hijos del dios binario
Como siempre digo, la ciencia ficción es en muchas ocasiones una excusa para escribir una historia desgarradoramente humana. Despojados de los diversos condicionantes de nuestra realidad, la imaginación siempre se lanza a tumba abierta, sobre cualquier propuesta novedosa en la que hay que volver a plantearse todo, principios, creencias, ideas, opiniones y emociones. Manejar una buena historia de ciencia ficción con los suficientes ganchos para ganarse a cualquier lector, siempre es un gran acierto. Y esta novela es uno de los ejemplos recientes del valor de la CiFi para abordar lo moral, social y hasta político.
Sin duda se trata de una historia de suspense futurista en la que los personajes viven habiendo superado holgadamente la condición remota de lo analógico frente a lo digital. Y, sin embargo, la cíclica idea de la autenticidad hace pensar a muchos que el pasado contiene mucho más de humanidad que los días referidos en la trama.Por medio de Daniel Adelbert y Alicia Lagos, cada cual llegado desde su lugar en el mundo, sus caminos paralelos trazados confluirán hacia una investigación que puede cambiarlo todo, un siniestro secreto que entronca con los aspectos más controvertidos de nuestra condición humana.
Otras obras interesantes de David B. Gil
Forjada en la tormenta
Asaemon Hikura, maestro rastreador del clan Sugawara, es reclamado para investigar la desaparición de cinco mujeres en una aldea alejada de la capital. Los lugareños culpan de la desgracia a una criatura sobrenatural que, dicen, habita la montaña, pero Asaemon sabe bien que no existe demonio más cruel que aquel que vive entre nosotros. Acompañado de Yumiko, una joven cazadora local que le servirá de guía y confidente, el samurái se lanzará a una búsqueda desesperada.
En la misma región, Nanami, hija de un forjador de katanas, trata de ocultar su romance con el joven samurái que administra su aldea. Una relación que contraviene la ley y la voluntad de sus padres. Cuando la guerra llama a sus puertas, Nanami se ve obligada a elegir entre la lealtad hacia su familia y la persona a la que se sabe unida por el karma. Su decisión influirá de forma insospechada en el destino de las cinco jóvenes desaparecidas.
Un relato policiaco con una ambientación insólita, enmarcado en un Japón rural de sugerentes paisajes y oscuros secretos, de la mano del autor que ha puesto de moda la épica samurái en la novela histórica española.
Shokunin
Para los más fans, siempre da gusto disfrutar de esta especie de secuela o derivada de la gran novela «El guerrero a la sombra del cerezo». Sin duda esta historia aprovecha el tirón y la potencia del prota Ekei Inafune para reubicarlo en una trama distinta, previa a la gran narración de la novela de la que se extrae a Ekei.
En su condición de médico, Ekei conoció de una especie de plaga de la culpa, una serie de muertes de varios clientes del distrito del placer de Sabae, allí donde los varones buscaban desfogue y liberación de la conciencia.
En la brevedad de la historia encontramos un gusto al punto del Conan Doyle y sus casos de campiña inglesa. Y lo cierto es que la intriga y el sorprendente final acaban por redondear la obra.
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