Los 3 mejores libros de Clarice Lispector

Del relato y el cuento a la novela, y de la pasión de sus lectores más fieles al desencanto de muchos otros que se acercan a Clarice Lispector por su vitola de gran creadora. Una etiqueta diferenciadora que a la postre conduce hacia una mimetización introspectiva de sus personajes, a una profundización que, en esas ocasiones en las que no termina de cuajar en el lector, parece asomarnos a la esencia desnuda de la vida, con la belleza de una exposición descarnada que puede fascinar o doler.

La obra de Clarice Lispector manifiesta una voluntad fundamental por bucear en la realidad subjetiva, bajo la composición de un mundo sometido a esa conciencia del ser alimentada en base a educación, temperamento y condicionantes externos que dota a cada personaje de una representación total, teatral sobre la existencia.

Y sí, resulta sumamente interesante, desconcertante, apabullante en esa obra entregada a una causa tan honda. Sin embargo, la agilidad de sus escenas, la vitalidad de sus personajes y los intensos diálogos convierten su propuesta en una especie de filosofía liviana, una pluma empujada por una corriente de aire que la va moviendo entre los conceptos más densos.

Ya puedes leer alguno de sus abundantes relatos o la más reconocida de sus novelas. La sensación siempre abunda en la trascendencia de la trivialidad, en la elevación del detalle nimio, en la extracción del todo lo que somos desde un movimiento simple o un gesto que podría pasar desapercibido.

En gran parte se trata de la magia del buen escritor, capaz de observar y analizar, imprescindible para no pasar por alto el detalle que lo justifica todo, el pegamento que une cada uno de nuestros segundos más allá de la voluntad aparente.

Clarice Lispector es una autora muy recomendable para volar hacia lo relevante, como la observación de los matices de un cuadro, como el descubrimiento de las ondas de una sinfonía.

3 libros recomendados de Clarice Lispector

La pasión según G.H.

En Río de Janeiro vive la protagonista de esta novela, una mujer con esa sensación primaria de plenitud que transmite la idea de la liberación, de la autorrealización femenina más allá de los cánones y los estereotipos. Solo que…, ni ella misma sabe que no está hecha de esa voluntad firme. En los círculos más reconocidos de la gran ciudad brasileña ella es una más, perteneciente a los que son escuchados y tenidos en cuenta en el ámbito cultural.

Pero no pocas veces la realidad acaba saltando por los aires cuando menos lo esperas. La soledad es una compañera que puede sacar lo mejor de ella o que puede, un buen día, enfrentarla al peso de su eco vacío. Una simple cucaracha que pasea por su casa transforma la realidad en ese punto de inflexión que conduce a lo espiritual desde lo visceral.

La repulsión por el insecto sintoniza con otra clase de repulsión, la de su alma harta del hueco, del abismo. Ella, nuestra protagonista, no quiere sucumbir a las tentaciones siniestras de la soledad y buscará nuevos asideros a los que aferrar de nuevo su existencia.

La hora de la estrella

La profundización en las grandes preguntas conduce indefectiblemente al absurdo. Ya puedes plantearte si el universo es finito o no, o qué es lo que hacemos aquí. Como máximo encontrarás el soniquete de un grillo desde la orilla de la laguna de nuestras limitaciones. Para hacer entender lo difícilmente comprensible el mejor recurso siempre fue la imagen, la representación, el símbolo.

Y eso es lo que hace la autora en este libro. La joven protagonista se mueve por su particular inercia del absurdo, ni sabe lo que es ni pretende saberlo. Para acercarnos a la protagonista nos movemos por una estructura formal del absurdo que revitaliza la suma de imágenes que ascienden mágicamente desde lo lírico, que explotan en nuestra conciencia y que vuelven a desaparecer en el oscuro cielo.

Cuentos reunidos

La gran bondad de lo breve es que siempre termina por sintetizar una idea. Nada mejor para una autora como Clarice Lispector que lo acotado del cuento para depurar sus planteamientos hacia una mayor comprensión que enriquece la ya de por sí mágica prosa.

Finales abiertos en muchos casos que, sin embargo, cierran el concepto que justificaba el cuento. Existencialismo en gotas de rocío, humanidad y feminismo hecho lirismo amargo, respuestas imposibles para preguntas elementales que aparecen cuando menos lo esperan los personajes.

El constante ideario de la filósofa hecha narradora, la rutilante suma de metáforas sobre el alma y la soledad en mitad de un mundo guiado por una inercia en la que la autora encuentra la trampa y nos la muestra…