A medio camino entre el desparpajo y la insolencia del chico de 21 años que escribe su primer libro (algo que suele transmitir el escritor precoz que tiene la fortuna de ser reconocido por la crítica), y también por una explotación del recurso generacional como caladero de lectores, Bret Easton Ellis sigue siendo un referente contracultural.
Principalmente para la extensísima generación X venida del baby boom y prolongada durante años. Pero también para muchos otros jóvenes de nuevas generaciones que encuentran en Ellis las mísmas inquietudes cícilicas de la juventud occidental en la paradójica sociedad del bienestar.
¿Qué diferencia puede haber en la intención literaria de un Jack Kerouac de la generación beat y el relevo de Ellis o del también actual y remarcable Chuck Palahniuk?. Probablemente el contexto histórico y en segundo lugar el estilo narrativo. Por lo demás inquietudes vitales transmutadas de un tiempo y un lugar a otro posterior.
Con esto no pretendo reducir la originalidad ni quitar mérito ni nada por el estilo. Se trata solo de referir a esa fácil conexión de toda literatura rebelde y transgresora de época en época. Para que así un gran escritor como Ellis pueda seguir campando a sus anchas en las conciencias de nuevos lectores jóvenes.
Por lo demás la concisión como virtud, la descripción a pinceladas preciosistas y el lenguaje directo y abundante surten el efecto final para que la lectura de los libros de Bret Easton Ellis mantenga esa vigencia en los umbrales de lo ético, del descubrimiento propio de la juventud y de ese efecto residual que sirve para que, leyendo este tipo de literatura, conservemos siempre joven el necesario espíritu crítico que nos conecta de alguna forma con el joven abandonado a su suerte de los ideales perdidos.
Top 3 libros recomendados de Bret Easton Ellis
American Psycho
Cada época tiene uno o varios escritores disruptivos, desde el Marqués de Sade hasta Charles Bukowski. En este caso es la obra en sí la que se convirtió en una novela diferente, extraña para algunos, hasta gore para otros.
Y sin embargo se trata del viejo compromiso del escritor irreverente que se zambulle en la oscuridad para traer una historia forjada desde ese submundo de las pasiones más bajas, de los demonios, de las envidias y hasta del instinto homicida.
El personaje de Patrick Bateman es una reencarnación del prototipo de mentalidad sin filtros, una especie de Holden Caulfield, prota de «El guardian entre el centeno«, que ha sabido domar sus instintos y hasta su psicopatía para que su inteligencia lo guié finalmente hacia un éxito desde cuya cumbre, ya sí, pueda ocuparse de su animadversión, dando curso a sus odios, filias y fobias.
Menos que cero
Aquí está la opera prima, la novela con la que Ellis se ofrecía cual ecce homo, con las venas abiertas de la juventud saliendo a borbotones.
Un canto desafinado a la rebeldía enfocada finalmente al hedonismo y al nihilismo de las resacas más crudas en las que la memoria confunde ficción y realidad de esa entrega absoluta a la inconsciencia en la que todo pudo haber pasado, tan solo la noche anterior. Todo lo que queda por hacer se pretende abordar, en la juventud, en menos de los 7 días en los que Dios hizo el mundo.
Pero es que la juventud es más que Dios, porque todo lo demás no existe, ocurrirá mañana. Y mañana es un lugar que aún no habita nadie y hasta donde no puede llegar la culpa o el pesar de la destrucción acometida hoy con una sonrisa en los labios.
Los destrozos
El mal menor del gusto por la perdición cuando no se acaba cediendo enteramente a ella. De la juventud atisbada como un espacio infinito en el que entregarse a todo hasta hacer del yo un ser hedonista, el joven tirano cargado de animadversión cuando algo intenta romper su círculo.
Los Ángeles, 1981. A sus diecisiete años, Bret está a punto de empezar su último curso de secundaria en Buckley junto a su exclusivo y sofisticado grupo de amigos: Thom, Susan y Debbie, novia de Bret, experimentan con el sexo, el alcohol y las drogas mientras aprovechan los últimos días de verano. Pero este sueño paradisíaco se desmorona con la llegada de un nuevo alumno: Robert Mallory es brillante, guapo y carismático, pero algo en él no encaja, y nadie más que Bret parece darse cuenta de que ese algo podría estar relacionado con la aparición del Arrastrero, un asesino en serie que amenaza a los adolescentes de la ciudad y a sus mascotas.
El autor de American Psycho y Menos que cero nos brinda un emocionante y provocador viaje a su yo adolescente, un viaje cargado de un insaciable deseo sexual y de celos, obsesión y rabia asesina. Los destrozos es una absorbente historia sobre la pérdida de la inocencia y el complicado paso a la vida adulta, y también un vívido y nostálgico retrato de la década de los ochenta; una narración recorrida por el suspense, el terror, el erotismo y el inconfundible humor negro característicos de un autor que es el símbolo de toda una generación.
Otros libros recomendados de Bret Easton Ellis
Suites imperiales
Clay era quel chico de Menos que cero, sobreviviente en última instancia al agotador empeño de la pugna con la muerte desde la noción de invencibilidad de la juventud.
Muchos de los personajes que habitaban por Menos que cero, también aparecen en esta historia. Probablemente sea Clay el que mejor ha sabido moverse en ese porvenir que al final siempre llega.
En su mundo más vinculado a lo creativo, todavía tiene encaje un tipo que ha vivido al límite como él. Como una extraña novela negra, algo del remoto pasado de Clay va cerniéndose sobre él mientras se ocupa de sus viejas aficiones y de nuevos amores fugaces.