Los 3 mejores libros de Guillermo Galván

En el escritor valenciano Guillermo Galván disfrutamos de un aire mediterráneo a lo Vázquez Montalbán, combinado con evocaciones a aquel John le Carré que combinaba espionaje e historia, en tanto en cuanto los movimientos políticos y diplomáticos más soterrados conforman el devenir de nuestros días desde el siglo XX.

Así disfrutamos de tramas con un punto noir, pero también con la tensión propia de toda ficción que apunta a asuntos de espías. Un espionaje que en terreno más hispano entronca con ese extenso periodo del franquismo hecho un erial en lo social pero activo en su vertiente más interactiva con otros mandatarios de aquí y de allá. Todo ellos implicados en la Segunda Guerra Mundial y en la reconstrucción posterior desde una convivencia más forzosa que otra cosa. Amistades peligrosas por intereses y conveniencias insospechadas. Espejos de un tiempo ajustado a la ficción, donde descubrir esos reflejos deformantes, una necesaria hipérbole sobre lo real que reubica cloacas y despachos a su verdadero peso en cada época.

Un espacio para ubicar grandes tramas que nos acercan a explicaciones más posibles que lo que las crónicas oficiales nos relatan. Y es que si la ficción supera en momentos la realidad, nunca más claro que en lo que quedó de Europa después del convulso siglo XX.

Aunque hay más que descubrir en la bibliografía made in Galván desde la ficción histórica hasta el thriller, nos acercamos aquí a uno de sus grandes cometidos en torno a su ya mítico Carlos Lombardi, sobre el cual pivota una serie siempre recomendable…

Top 3 novelas recomendadas de Guillermo Galván

Morir en noviembre

Noviembre es un mes para pocas cosas, un tiempo de transición. El típico mes en el que incluso las grandes plataformas necesitan inventarse un día negro para poder vender una escoba. Pero hubo un tiempo en el que incluso noviembre era un buen mes para cualquier cosa.

Me refiero a esas décadas intermedias del siglo XX entre guerras abiertas o guerras frías. Un tiempo en el que España primero y Europa después estallaron en conflictos insostenibles. Los rescoldos de las armas paradójicamente dejaron una Guerra Fría en la que todo hijo de vecino podía ser un espía o un mercenario a la bandera mejor postora. Al punto del Pérez-Reverte inmerso en la misma época con su serie Falcó, Guillermo Galván nos adentra en esos días extraños y apasionantes con un certero relato.

Noviembre de 1942, el mundo arde en llamas y España, aun arrasada y en plena represión, es un nido de espías. Carlos Lombardi, de nuevo en Madrid, sobrevive como puede con su precaria agencia de detectives. No puede permitirse el lujo de rechazar ningún trabajo por lo que tiene que investigar y seguir a un misterioso viajante de comercio alemán. Nada puede apetecerle menos que volver a meter sus narices en los asuntos del Tercer Reich pero…

A su vez una aspirante a actriz de dudosa reputación aparece asesinada y la policía del estado no tiene mucho interés en investigar y descubrir que es lo que hay detrás. Por lo que Lombardi buscará la forma de hacer justicia viéndose atrapado en una sórdida trama de prostitución, cine y estraperlo.

¿Están conectados ambos casos? Guillermo Galván regresa a la más dura posguerra española para traernos una novela negra en la que, de forma magistral, junta los géneros policiaco, histórico y de espionaje.

Morir en noviembre

Tiempo de siega

El comienzo de la serie. Las debidas presentaciones y pronto entramos en acción con un protagonismo estelar al más puro estilo de los héroes del género negro. Lombardi es un tipo con sus luces y sombras, con esas contradicciones que naturalizan la condición humana focalizándola en un personaje expuesto a mil peligros.

Madrid, 1941: Carlos Lombardi, ex-policía criminalista y ahora preso político por lealtad a la República, cumple redención de pena en Cuelgamuros trabajando en las obras para el mausoleo del Valle de los Caídos. Pocos días antes de Navidad Lombardi es liberado inesperadamente y trasladado a las dependencias de la Policía, donde le recibe su antiguo jefe Balbino Ulloa, a quien años atrás ayudó a no ser expulsado del cuerpo facilitándole un improvisado carné del Frente Popular.

La policía del Nuevo Régimen le necesita para resolver un caso que a pesar de lo escandaloso no se ha filtrado a la prensa: el asesinato de un sacerdote que ha sido degollado, torturado y castrado. El horrendo crimen parece haber sido cometido por el mismo asesino al que Lombardi pisaba los talones en 1936, antes de la Guerra. Ulloa le insta a hacerse cargo de la investigación como una «comisión de servicio» y la promesa de un posible indulto en el futuro…

Tiempo de siega

La virgen de los huesos

Verano de 1942. Carlos Lombardi se ve obligado por la policía del Nuevo Estado a seguir el rastro de un joven desaparecido. Todavía en libertad provisional, con un inestable trabajo en la agencia de investigación Hermes, el ex-inspector republicano se enfrenta a un mundo rural, para él desconocido, en la Castilla profunda; un mundo de silencio y miedo marcado por la cruel represión durante los primeros meses de la reciente guerra civil.

Bajo la lejana tutela de su antiguo inspector jefe Balbino Ulloa y el apoyo a distancia de Alicia Quirós y Andrés Torralba, sus atípicos compañeros de fatigas, Lombardi debe afrontar la prepotencia de los vencedores, el consolidado caciquismo, las corruptelas cotidianas y la actitud huidiza de los vencidos. Hombres que no quieren ni pueden mirar atrás, mujeres que buscan su sitio a contracorriente, gentes que esperan pacientes ver devorada la tierra y la historia de sus antepasados por el agua de un futuro pantano. Un paisaje marcado por campos de concentración y fosas comunes en territorios por todos conocidos que nadie se atreve a transitar.

La virgen de los huesos
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