Los 3 mejores libros de Jean Echenoz

El pensamiento y el humor son mucho más que la ironía como única vía de expresión. Jean Echenoz es ese pensador y escritor capaz de plasmar negro sobre blanco todas las ironías del mundo. Ya sean con su forma de chiste malo o de siniestra comicidad…

No es de extrañar que un autor como Michel Houellebecq luzca con seguridad sus estridencias narrativas como de lo más procedente para una vanguardia ad hoc. Una avanzadilla cultural que avanza con una actualidad que desbordaría por su premura a cualquier época. Houellebecq es el escritor que es porque su compatriota Echenoz ya parecía adivinar el descoyunte de todo bastante antes de iniciarse el siglo XXI.

Así, su crónica privilegiada de escritor acaba siendo ese registro de calamidades indistintamente extraídas de la realidad o rescatadas desde una imaginación impregnada de lo onírico. Todo puede compartir escenario acompasado por una orquesta jamás tan desafinada, pese a lo rimbombante de su conjunto y los desquiciados aspavientos del director de turno. Leer a Echenoz es tomar un punto fijo de la historia y dejarse hipnotizar…

Top 3 novelas recomendadas de Jean Echenoz

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Iluso como era el hombre allá por los inicios del siglo XX, llamaron a la Primera Guerra Mundial, la Gran Guerra, como si fuera la única capaz de semejante destrucción. Aquí estamos hoy, esperando una tercera que quizás esté en movimiento de manera más siniestra y soterrada… La cuestión es descubrir a aquellos primeros hombres que se lanzaban al frente en espera de que todo aquello de «Guerra Mundial» no fuera más que una especie de broma.

¿Cómo escribir sobre la Gran Guerra, la primera guerra «tecnológica» del siglo XX, y la puerta, también, a medio siglo de barbarie sin precedentes? Echenoz se enfrenta a un nuevo reto literario que supera con maestría. La certera pluma del escritor avanza junto a los soldados en sus largas jornadas de marcha por los países en guerra y acompaña a cuatro jóvenes de la Vendée, Anthime y sus amigos, en medio de una masa indiscernible de carne y metal, de proyectiles y muertos.

Pero también nos cuenta la vida que continúa, lejos de las trincheras, a través de personajes como Blanche y su familia. Y todo ello sin renunciar a esa sutil ironía que caracteriza su escritura, condimento imprescindible de un relato apasionante. «Esta nueva novela concentra y sintetiza lo mejor de la escritura echenoziana» (Florence Bouchy, Le Monde).

Correr

Hay puntos discordantes, anomalías, genios que no acaban de encumbrarse desde la mera excentricidad. Esos son los personajes más ricos para un escritor. Y gracias a ellos la sensación de lo humano abarca trascendencia por encima de registros y crónicas oficiales. Porque solo la literatura hace los mitos, desde Ulises hasta el Quijote, pasando por un deportista de la antigua Checoslovaquia capaz de correr más que nadie, precisamente porque la vida andaba a su zaga, a punto de rebasarlo.

En los Juegos Interaliados de Berlín, en 1946, al ver de­trás del cartel de Checoslovaquia a un solo atleta desma­ñado, todo el mundo se ríe. Pero después, cuando en los cinco mil metros acelera sin parar y cruza la meta en so­litario, los espectadores estallan en un clamor. El nom­bre de ese chico que siempre sonríe: Emil Zátopek. En pocos años y dos Olimpiadas, Emil se convierte en inven­cible. Nadie puede pararlo: ni siquiera el régimen che­coslovaco, que le espía, limita sus traslados y distorsiona sus declaraciones.

Emil corre contra su decadencia, y sonríe. Incluso en las minas de uranio adonde lo destie­rran porque ha apoyado a Dubcek. Ni siquiera Moscú puede pararlo. La nueva novela de Echenoz atraviesa cuarenta años de un destino excepcional y sin embargo misteriosamente parecido al nuestro. Y nos regala una escritura encrespada de esa impagable ironía que para Echenoz es sólo un pudoroso afecto.

Relámpagos

Algunas de las novelas de Echenoz, con su gran carga de biografía, nos cautivan por esa sensación anticipada de derrota desde el modo en el que afrontan sus destinos los personajes. En la disparidad entre voluntades y éxitos estriba gran parte del avanzar mediocre de un mundo empeñado en encumbrar al mejor charlatán.

Gregor ha inventado y descubierto todo lo que va a ser útil durante los próximos siglos: la transferencia inalámbrica de energía eléctrica mediante ondas electromagnéticas, la corriente alterna, la bombilla sin filamento y la radio, entre otras cosas. Pero, ¡ay!, tiene dificultades con sus asuntos personales, quizá porque la ciencia le interesa mucho más que el beneficio.

Aprovechándose de este rasgo de su carácter, otros científicos acabarán robándoselo todo. Y a Gregor, como única distracción, y ocupación, sólo le quedará la compañía de los relámpagos y el teatro de los pájaros. Aunque basada en la vida del ingeniero Nikola Tesla, Relámpagos es una ficción sin pretensiones biográficas con la que el autor, tras Ravel y Correr, cierra su espléndida serie sobre tres vidas.

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