Los 3 mejores libros de Eva Baltasar

El trasiego de la poesía a la prosa deja en Eva Baltasar un rastro como de siega primaveral. Un rastro cargado de aromas rotundos a vergel y tierra. En una poeta existencialista como ella las esencias tendrían más que ver con siegas que también arrancan raices. Raigambres que pueden ser de delicados cultivos, o hasta de imposibles eriales o del permafrost donde esta autora abordó su llegada prosa.

La cosecha es un nuevo espacio narrativo donde Eva Baltasar sublima formas y asalta fondos trascendentes. Partiendo de una presentación telúrica que sirve de metáfora de cada alma protagonista en espera de su riego. Vivencias en primera persona o desde prismas únicos. Perspectivas sobre el devenir de la existencia para protagonistas que cargan con sus dudas más allá de inercias o concesiones a las costumbres como hilo de esa normalidad idolatrada como becerro de oro.

Top 3 novelas recomendadas de Eva Baltasar

Permafrost

El extremo de vivir. La intensa necesidad de vida conduce en ocasiones al punto más lejano, a lo contrario. Se trata de ese peculiar magnetismo de los polos que al final parecen una misma cosa separada en su origen. Una cosa, una esencia, un algo que reclama con insistencia y perseverancia el reencuentro de toda la gama de vida que su dicotómica existencia podría llegar a explicar con arrebatadora lucidez.

La voz en primera persona de una Eva Baltasar fogeada con éxito en mil poemas, da más intensidad si cabe a la protagonista de su historia. Una de esas personas que alberga la esperanza, quizás sin quererla del todo, de sintonizar razón y verdad, en ese abismo entre las impresiones subjetivas que impelen a la felicidad y un posible mundo objetivamente conducido hacia la insatifacción más abismal de todos nosotros, viajeros de una sola vida, como apuntaba Milan Kundera en La Insoportable levedad del ser.

Solo que la protagonista de esta novela no está dispuesta a sucumbir a ese frío de vivir y, revestida de ese permafrost con el que también se recubre lo más inhóspito de nuestro planeta, se lanza al hedonismo todavía más abierto de la mujer a la que aún se le piden cuentas sobre cómo gobierna su cuerpo.

La vida es tan trivial que no merece la pena detenerse en preocupaciones mundanas como las que andan sumergidas bajo el hielo su familia o sus amigas. Lo más importante es, bajo el influjo de que nada merece la pena, aprovechar al menos los instantes con esa rabiosa autenticidad que solo marcan las pulsiones liberadas de sus dolorosos estigmas sociales y morales.

El polo contrario siempre está ahí. Las pulsiones hondas también incluyen la renuncia, la rendición, el agotamiento para emprender siquiera un nuevo paso, el suicidio como esa aventura última frente al hartago de tanta trivialidad.

Una novela ágil en esa frenética marcha hacia el vacío de la protagonista. Una historia con más que aristas y sinsabores de donde también emerge ese humor negro propio de quien está de vuelta de todo. Un libro de lucidez extrema, con una perspectiva de nuestro mundo tan gélido como la piel de la protagonista.

Mamut

En ocasiones la realidad y la ficción se encuentran. Porque más allá de la hondura de esta historia, el testimonio de una mujer como Beatriz Montañez, apartada del mundo, despierta bastantes analogías. Pero claro está que la búsqueda de una salida para esa fuerza centrípeta que es la sociedad actual, con sus exigencias disfrazadas de bienestar, plantea tantas historias posibles como fascinantes formas de contarlas.

La protagonista de Mamut es una chica arcaica atrapada en la vida moderna. Su hábitat es la ciudad, donde trabaja para vivir. Quiere ser madre, y esto la obliga a acercarse a los hombres ¿Cómo resistir el hormiguero humano si tienes instinto de cazador solitario?

Un día abandona la ciudad, cambia de entorno y se convierte en la dueña de una casa completamente aislada. Allí solo están el pastor, la soledad y bestias que te alimentan o te amenazan. El instinto trabaja, la conciencia se altera y se gesta una transformación.

Esta no es una novela más sobre la huida al campo, esto es una bomba de relojería sobre las llagas de la sociedad contemporánea, una narración in crescendo que aúlla a merced de esta novelista salvaje que es Eva Baltasar.

Boulder

La continuación de Permafrost tomaba un nuevo referente, una metáfora similar que abunda en la idea de la soledad pese a todo, de la vida latente, del persistente choque de las olas sobre una conciencia que parece permanecer inamovible a cualquier sacudida. Hasta que algo consigue arrancarla de su sitio. Y la roca se mueve a la deriva o quizás se hunda.

La protagonista de Boulder se gana la vida como cocinera en un viejo barco mercante. Es la situación perfecta: soledad, una cabina, el océano, algún puerto en el que conocer mujeres y horas para encarar el vacío, para sentir la fuerza de la provisionalidad. Hasta que un día una de ellas consigue que abandone el mar, acceda a vivir entre cuatro paredes y se implique en la gestación asistida y en la educación de un hijo.

¿Qué ha hecho la maternidad con la mujer que en su día conoció en un bar de la Patagonia? ¿Qué hará ella, animal enjaulado en una casa unifamiliar de Reikiavik? Todo ha cambiado excepto su apodo, Boulder: esas enormes piedras aisladas en medio del paisaje, expuestas a todo sin que nadie sepa de dónde vienen ni porque están ahí.

Si los quieres tener todos juntos, este volumen los reúne:

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