Que la ambición es el motor de la economía no cabe duda. Que el liberalismo económico es entregar el mundo a una cuadrilla de ludópatas que juegan con el dinero mientras que el intervencionismo puede acabar encariñándose con el comunismo más falsario, también. Forma parte de la naturaleza humana, o al menos de la razón, el aproximarse al extremo que más calienta. Mientras tanto la felicidad en el plano más personal es como esa búsqueda de nuestra Ítaca durante cuya singladura la psicología analiza lo que decidimos para alcanzarla. Y cada vez más lo material cobra la magnitud de única isla factible de conquistar.
El psicólogo Daniel Kahneman se ha convertido en un divulgador capital de lo macro y lo microeconómico singularmente visto desde ese prisma psicológico que lo envuelve todo, desde la compra de acciones en los mercados bursátiles hasta la decisión de nuestro desodorante en el supermercado de la esquina. Y es que tirando del mejor psicoanálisis freudiano todo lo humano acaba engarzando con pulsiones insospechadas…
La economía es un conglomerado de decisiones y comportamientos de los seres humanos. Desde la especulación hasta el pago de impuestos, pasando por nociones como la utilidad o satisfacción como consumidores. Conseguido su atípico premio Nobel de economía siendo psicólogo, su pensamiento interdisciplinar nos ha llegado por medio de diversos libros.
Top 3 libros recomendados de Daniel Kahneman
Pensar rápido, pensar despacio
En Pensar rápido, pensar despacio, un éxito internacional, Kahneman nos ofrece una revolucionaria perspectiva del cerebro y explica los dos sistemas que modelan cómo pensamos. El sistema 1 es rápido, intuitivo y emocional, mientras que el sistema 2 es más lento, deliberativo y lógico. Kahneman expone la extraordinaria capacidad (y también los errores y los sesgos) del pensamiento rápido, y revela la duradera influencia de las impresiones intuitivas sobre nuestro pensamiento y nuestra conducta.
El impacto de la aversión a la pérdida y el exceso de confianza en las estrategias empresariales, la dificultad de predecir lo que nos hará felices en el futuro, el reto de enmarcar adecuadamente los riesgos en el trabajo y en el hogar, el profundo efecto de los sesgos cognitivos sobre todo lo que hacemos, desde jugar en la Bolsa hasta planificar las vacaciones; todo esto solo puede ser comprendido si entendemos el funcionamiento conjunto de los dos sistemas a la hora de formular nuestros juicios y decisiones.
Al implicar al lector en una animada reflexión sobre cómo pensamos, Kahneman consigue revelar cuándo podemos confiar en nuestras intuiciones y cuándo no, y de qué modo podemos aprovechar los beneficios del pensamiento lento. Además, ofrece enseñanzas prácticas e iluminadoras sobre cómo se adoptan decisiones en la vida profesional o personal, y sobre cómo podemos usar distintas técnicas para protegernos de los fallos mentales que nos crean problemas. Pensar rápido, pensar despacio cambiará para siempre nuestra manera de pensar sobre cómo pensamos.
Ruido: Un fallo en el juicio humano
Dos médicos en la misma ciudad pueden dar diagnósticos diferentes a pacientes idénticos; dos jueces pueden dictar sentencias distintas ante delitos similares; nosotros mismos podemos decidir una cosa u otra según sea por la mañana o por la tarde, o según se acerque o no la hora de comer. Estos son ejemplos de ruido: el sesgo que conlleva variabilidad en juicios que deberían ser iguales.
El ruido está presente en todas las decisiones individuales y colectivas, y produce errores en innumerables terrenos, desde la medicina hasta la economía, pasando por el derecho, la sanidad, la protección infantil y la contratación. Además, también nos importuna e influye a la hora de tomar muchas de nuestras decisiones cotidianas.
Daniel Kahneman, uno de los psicólogos más importantes del mundo, junto con Cass R. Sunstein y Olivier Sibony, dos eminencias mundiales en pensamiento estratégico, nos enseñan a escuchar ese ruido, cuyo impacto tendemos a ignorar, y a reducirlo para mejorar nuestros juicios. Basado en el mismo tipo de análisis agudo e ingeniosos ejemplos que convirtió Pensar rápido, pensar despacio en un best seller internacional, Ruido ofrece una serie de remedios originales, prácticos y sencillos para pensar mejor.
La falsa ilusión del éxito
Las evidencias son inquietantes: la mayoría de las grandes iniciativas de negocios no rinden fruto. Según los economistas, los malos resultados son una consecuencia inevitable del hecho de que las empresas corran riesgos racionales en situaciones inciertas. Sin embargo, tras analizarlo desde la psicología, los autores consideran que ese fracaso es consecuencia de una toma de decisiones basada en un optimismo ilusorio en lugar de en una valoración racional de ganancias, pérdidas y probabilidades.
Los sesgos cognitivos y las presiones organizativas que se hallan en el origen de ese exceso de optimismo son omnipresentes, pero sus efectos pueden atenuarse. Complementando los procesos tradicionales de previsión con el análisis de iniciativas análogas finalizadas con anterioridad, los directivos pueden discernir de manera mucho más precisa el desenlace probable de un proyecto. Esa «visión externa» es un baño de realidad que reduce las probabilidades de que una empresa se embarque en una inversión de tiempo y dinero desastrosa.
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