Llegar pisando fuerte es una gran garantía de éxito. En el ámbito de la literatura conseguir esa entrada triunfal es incluso más dificil que en cualquier otro ámbito. Hay que tener talento, pero también paciencia y un punto de perfeccionismo. Ese talento que sí tiene Belén Gopegui, acunado con las indicadas dosis de paciencia y perfeccionismo derivó en su primera novela como su primer gran éxito.
Se trataba de la novela La escala de los mapas. Y desde entonces esta autora ha ido sacando sus nuevos libros con periodicidad casi trienal (¿pista sobre lo metódico del proceso creativo de la autora?). O quizás sea cosa de esa compatibilizacion de la narrativa con el guión para diversas películas…
La cuestión es que en lo que a novela respecta, Belén salió a escena con una personalidad arrebatadora desplegada sobre una propuesta narrativa actual que aborda muy diversos aspectos sociales. Personajes de gran calado entre tramas que nos conducen por historias muy vivas y dispares, en ese crisol de actualidad fundida donde Belén consigue escribir historias magnéticas repletas de cautivadoras historias personales o con un punto de análisis sociológico o incluso con ciertas lecturas de ensayo generacional.
Por todo ello, Belén Gopegui es valorada como una nueva y potente voz de narrativa actual, una escritora cultivada capaz de usar con maestría, que no abusar, todo su gran bagaje cultural al servicio de la imaginación.
Top 3 mejores novelas de Belén Gopegui
Existiríamos el mar
La vida en común en una ciudad en ocasiones viene marcada por las circunstancias y la necesidad. En los fascinantes círculos de las contingencias de la vida se crean espacios singulares donde lo humano cobra una dimensión insospechada. Una gran historia sobre lo que se construye en torno a una vida entregada a la eventualidad.
En el portal 26 de la Calle Martín Vargas de Madrid, Lena, Hugo, Ramiro, Camelia y Jara han logrado convertir el piso que comparten en un espacio de vida en común. A sus cuarenta años viven juntos por necesidad y porque forma parte de su manera de entender la convivencia y las relaciones personales. Pero la situación y el carácter de Jara son más inestables: hace tiempo que no tiene trabajo y siempre vive en vilo. ¿Por eso se ha ido sin avisar y sin dejar nota de su paradero?
Existiríamos el mar es un soplo de energía que nos lleva a los caminos donde se unen la fragilidad y la fuerza, lo difícil y lo posible, los nuevos comienzos, y formas diferentes de perseverancia y de lealtad. Belén Gopegui ha escrito una novela osada y conmovedora de historias comunes donde lo más intenso no reside ni en lo más oscuro ni en lo más turbio, sino, a veces, muchas veces, en momentos de respeto, risas, charla, felicidad, apoyo mutuo o rabia compartida.
La escala de los mapas
Las nuevas voces, cuando empiezan a sonar con tanta fuerza, transforman esa primera obra en opera prima maestra, un etiquetado por el que pudiera pensarse que se ha alcanzado la cumbre apenas empezado el camino…, pero en la literatura como en todo ámbito creativo siempre hay espacio para sorprender en cada nueva idea. Empezar escribiendo de amor es toda una declaración de intenciones a la altura de la cita «seamos realistas…, pidamos lo imposible».
El amor como lo que es en el interior de sus personajes y la abismal distancia con la realidad. De hecho, si la realidad es subjetiva siempre, bajo el prisma del amor pasa a ser onírica.
Sobre el amor que no es correspondido, sobre el amor intelectualizado, sobre el amor como motor único y sin embargo…, sobre el amor como nuestro mayor punto de flaqueza. En esta primera novela, Belén Gopegui practico una cirugía de la novela en las formas y en el fondo.
Sus personajes son dispuestos sobre la camilla y se les disecciona con cortes dibujados desde dentro, para ser partícipes del cómo pensar y cómo amar desde el reflejo de otros ojos en nuestras conciencias.
Quédate este día y esta noche conmigo
La realidad debe ser siempre una síntesis. El mundo subjetivo, nuestra realidad, se perfila mejor basándonos en el encuentro de dos visiones bien diferentes, capaces de abrir el abanico al máximo para localizar un punto intermedio.
Mateo es un joven, pretencioso y vital. Olga es una mujer adulta que ocupa su tiempo de retiro en el estudio de esa realidad compuesta por matemáticas, estadísticas, probabilidades y fórmulas donde encontrar la certidumbre más allá de limitaciones subjetivas. La red ampara ambas opciones.
Es el Universo actual para todo tipo de búsquedas, desde una batidora hasta el encuentro con uno mismo. Y por supuesto el amor. El amor se puede encontrar en cualquier buscador. Se trata de que el algoritmo acabe acertando entre las cookies que dejan nuestro rastro.
Jamás habría pensado Olga que pudiera producirse un encuentro entre su mundo y el de Mateo. De la misma forma que Mateo tampoco hubiera pensado que tuviera algo en común con Olga. Pero las búsquedas en general tienen un mismo trasfondo: conocer y saber.
Cuando dos almas comparten esa misma tendencia al conocimiento y la sabiduría, quizás no se encuentren tan lejos en el arco matemático del amor, en la probabilidad estadística que acaba convirtiéndose en la desviación del caso estudiado.
Es entonces cuando puede llegar la síntesis, el encuentro generacional y el despegue de algo especial, conducido por una prosa casi poética, con las aristas propias de los poemas más desgarrados, con su dulzura y su agrior. Puede que esta reseña te suene a novela romántica, y en parte lo es.
Pero no hay que olvidar que la pluma de Belén Gopegui presenta rasgos difícilmente clasificables, un poso trágico, existencial, bañado en un abrumador vitalismo y un trasfondo turbador que solo los grandes escritores consiguen transmitir.
Otros libros recomendados de Belén Gopegui…
El padre de Blancanieves
Sin duda un título sugerente para una historia que si bien sorprende, no defrauda. Pero claro, ¿qué es lo que no sorprende de Belén Gopegui? A partir de una penosa circunstancia en la que un empleado repartidor achaca a una clienta su despido, promovido con base en sus quejas, profundizamos en asuntos muy diversos.
Desde la enfermiza obsesión del repartidor, empeñado en que sea ella la que le consiga un nuevo trabajo, y que cambiará toda la vida de la desconcertada profesora, nos enfrentamos a aspectos de nuestra sociedad actual como la privacidad, la fragilidad, y la particular noción de indiferencia de toda una sociedad empecinada en negar todo espacio común de mejora.