Hay escritores con misión en su obra. Con el paso del tiempo autores como Jane Smiley cobran esa entidad de la trascendencia. Porque Jane relata vivencias íntimas de cada época. Narraciones que mueven las almas en su contexto, acaban por hacer labor antropológica en última instancia.
Jane hace de lo cotidiano, de puertas hacia adentro, género literario. Y el resultado es un habitar de hogares ajenos, un compartir de grandes ilusiones y estrepitosas caídas. Con una mezcla de morbo por observar las vidas ajenas y un sintonizar de almas que disfrutan y padecen en la misma medida que los lectores con los que acaban intimando.
Con una escenografía puramente made in USA, sin embargo todo lo que compone Jane Smiley tiene un componente humano sin mayor condicionantes. Y las diferencias culturales pronto se difuminan gracias a la hondura de sus personajes que acaban siendo apátridas en todo el mundo. Justo como es la existencia misma de cualquiera de nosotros una vez despojados, quizás hasta liberados, de cualesquiera condicionantes llegados del entorno.
Top 3 novelas recomendadas de Jane Smiley
Heredarás la Tierra
Solo que la herencia es un valle de lágrimas, podía haber redondeado el Creador. Porque más allá del esfuerzo, el tesón, la vitalidad y la voluntad, los imponderables y las contingencias también se encargan de escribir esos libros de las sagas familiares, del infortunio y los aciertos como simples bolas del azar que entran a sortearse en la misma cantidad que todo lo demás que cada uno pone.
Durante generaciones, la familia de Larry Cook ha trabajado sin descanso hasta convertir un terreno pantanoso e inhóspito en una de las granjas más prósperas del condado de Zebulon, en Iowa. El propio Larry ha consagrado su vida a este cometido, por eso todos se sorprenden cuando, en mitad de una celebración con vecinos y familiares, comunica la cesión inmediata de la propiedad a sus hijas.
Las tres herederas reaccionan de forma muy distinta al anuncio del padre, movidas por sus diferentes personalidades y circunstancias: Ginny es una mujer llena de buenas intenciones, si bien frustrada por su infertilidad; Rose lucha por recuperar su fortaleza tras someterse a un duro tratamiento médico; y Caroline ejerce como abogada en la ciudad, ajena al día a día de la granja.
Cuando esta última muestra reticencias ante la rara iniciativa de su padre y la complacencia de sus hermanas, Larry responde excluyéndola tajantemente de la herencia. Este violento arranque no es sino el primer indicio de un comportamiento cada día más indescifrable por parte del patriarca, cuyo historial de arbitrariedad y manipulación comienza a recrudecerse, lo que da lugar a una transformación de las relaciones de las hermanas con su padre y entre ellas mismas.
En Heredarás la tierra, la inconfundible voz de Jane Smiley se mimetiza con el paisaje que describe para abordar, desde la ternura y la violencia, temas como el apego, la enfermedad, la lealtad, la insatisfacción, las apariencias y la impronta de los traumas. Esta historia, que recupera y reinterpreta la tragedia shakesperiana de El rey Lear, trasciende los mil acres de la granja de los Cook y revela los conflictos de ser mujer –y esposa, hermana o hija– en un mundo rural superado por la llegada de la modernidad, las secuelas de Vietnam y los anhelos de una generación desconcertada ante el sueño americano.
La edad del desconsuelo
O como dirían los Celtas Cortos… » a veces llega un momento en que te haces viejo de repente». El asunto va de eso, de la infelicidad sobrevenida. Y de la posibilidad cada vez más dificultosa para rehacerse con el paso de los años. La balanza se decanta cuando el pasado ya pesa indudablemente más que el porvenir…
Cuando Dave escucha a su esposa Dana musitar «Nunca más volveré a ser feliz», quizá sin haberse dado cuenta siquiera de que lo decía en voz alta, siente que ambos están a punto de perder todo aquello que una vez desearon: sus años de apacible matrimonio, tres hijas, la próspera clínica dental que comparten.
Ahora Dave está convencido de que Dana se ha enamorado de otro hombre y, de manera inesperada, decide que la mejor manera de salvar su relación es evitar que su esposa descubra que él lo sabe. En La edad del desconsuelo, Jane Smiley narra con asombrosa autenticidad los ritmos de lo cotidiano y cómo de pronto se ven sacudidos por una emoción inesperada, dando lugar a situaciones tragicómicas y a una demoledora meditación sobre la vida en pareja, la pérdida y la infelicidad.
La mejor voluntad
La voluntad levanta montañas. Solo que en ocasiones las generaciones posteriores no las pueden subir… o es que ya no les atrae el reto. O simplemente desprecian esas montañas erigidas por sus padres. Y se someten a las umbrías como único espacio donde se encuentran cómodos en el mundo.
Bob Miller ha creado el paraíso con el que siempre soñó: una granja en lo alto de un valle, a cinco kilómetros del pueblo más cercano, donde él y su esposa Liz viven y crían a su hijo de siete años, Tommy, cultivando su propia comida, hilando y tejiendo su ropa, fabricando sus propios muebles. Él mismo construyó la casa en la que habitan, sin teléfono ni televisor, sin automóvil, sin más conexión cotidiana con el mundo exterior que los viajes diarios de Tommy a la escuela.
Allí viven, piensa Bob, y allí vivirán siempre. Bob y Liz se enorgullecen del estilo de vida autosuficiente que han escogido, pero si de algo se siente verdaderamente orgulloso Bob es de Tommy, ese chico entusiasta, receptivo, obediente y dispuesto a dejarse guiar por su padre. Por eso nunca habría imaginado que un día su hijo fuera capaz de agarrar dos muñecas de una compañera de clase y destrozarlas. Sin embargo, ese día llega y a Bob le recorre un escalofrío. Algo va mal, realmente mal, y él no lo ha visto venir.
En La mejor voluntad, un súbito arrebato de violencia es el detonante que removerá los cimientos del aparente edén familiar de los Miller. En una narración que avanza con paso inexorable hasta un final impactante, Jane Smiley, con su distintivo talento para retratar las relaciones familiares, se sumerge en los miedos y las esperanzas que depositamos en nuestros hijos, y una vez más subraya los modos en que, sin darnos cuenta, boicoteamos nuestros propios sueños, incluso cuando actuamos con la mejor de las intenciones.
Otros libros recomendados de Jane Smiley
Un amor cualquiera
Evocando a lo vulgar, a lo común, a esa medianía que hace del amor un estridente componente sin sustancia ni sentido. Un título que destripa el enamoramiento hasta lo que queda con el paso de un tiempo que enquista lo malo y devora para siempre lo bueno.
Hace ahora justo veinte años, los Kinsella eran, en apariencia, una familia idílica y feliz. De un día para otro, el marido de Rachel vendió sin avisarle la casa en la que vivían y se llevó a los cinco niños al extranjero. Hace ahora justo veinte años de la ruptura, este preciso fin de semana en que tres de los hijos de Rachel, ya adultos, cada uno de ellos sumido en su particular crisis personal, se han reunido en la casa materna.
Con esos recuerdos tan vivos para Rachel, no es de extrañar que una conversación casual, en el porche, después de cenar, derive en una confesión sobre los acontecimientos que propiciaron aquella ruptura; lo que sin duda ella no espera es que sus hijos tengan también algo que contarle…