Las 3 mejores canciones de Bunbury

Tenía que empezar este nuevo apartado de mi sitio sobre música con Enrique Bunbury. En parte porque simplemente me gustan los proyectos en los que se embarca. También por ser de mi Zaragoza natal. Y en tercer lugar porque con él todo es descubrimiento en un proceso natural de evolución vital y creativa.

Si lo de ser artista es compromiso con lo que se hace y lo que se pretende ser, más allá de mercados y gustos fugaces por el estribillo pegadizo, entonces sin duda Bunbury es de lo más auténtico que puedes encontrar (en España junto a Joaquín Sabina, Leiva y poco más).

Los aciertos y los fallos son para los que buscan la conquista rápida de su nicho de mercado. Todo lo demás, todo lo que hace Bunbury es simplemente exploración. La gran ventaja es entonces la entrega única y exclusivamente a la creatividad. Le guste a quien le guste. Aunque, por supuesto, siempre buscando que guste a más y más gente. Una conquista auditiva que quizás no llegue siempre a la primera audición pero que acaba por dar más poso a la música, cuando el estribillo fácil se borra para no volver más y queda la esencia de la buena música.

Como siempre para haters, ofendiditos, puristas y demás ralea, se trata de una selección subjetiva. Basada, eso sí, en una audición exhaustiva de la obra del inagotable Bunbury…

Top 10 temazos de Enrique Bunbury

De todo el mundo

Una perfecta balada que Raphael desechó para su repertorio. Y lo cierto es que se trata de uno de los mayores emblemas de Bunbury. Como fiel reflejo del alma del músico (no de cualquier músico sino del que representa Enrique y su constante búsqueda) y como remoto anhelo de todo espíritu humano en busca de la aventura vital más trascendente.

Lady Blue

Mezcla de sintetizadores y guitarras con reminiscencias a lo Bowie en fondo y forma. Porque si Bowie se desgañitaba con su Starman, Bunbury hizo lo propio con su melancólico hombre a bordo de la última nave que deje este planeta azul.

La chispa adecuada

Esa balada traída de tiempos heroicos y que sigue sonando tan oportuna como siempre. Quería haber seleccionado solo temas del Bunbury en solitario. Pero es imposible no citar esta obra maestra del rock más baladero. La búsqueda de esa chispa que lo enciende todo.

Porque las cosas cambian

Por eso mismo se buscan nuevos retos y se anda hacia nuevos horizontes. Porque las cosas cambian y no pueden invitar más que a un optimismo necesario arrancado de todas las nostalgias pasadas. Sobreponerse a las penas y, pese a la belleza de lo melancólico que Johnny Cash cantaba en su «Hurt«, como tema paralelo a este, lo de hacerse mayor tiene que tener su gracia.

El extranjero

El extranjero aprende doblemente porque se desprende del etnocentrismo habitual a la vez que se viste con las nuevas costumbres. Nada de turismo, solo el viaje despojado de previsiones y rutas estudiadas. Algo a lo que Bunbury aprendió ya desde Héroes del Silencio. De su alma viajera llega este tema con aires del Mediterráneo capaces de trasladarnos por todo el mundo como Ulises en viajes imposibles.

Infinito

Amor y desamor son lo mismo. Al menos cuando son cantados en una balada mítica como esta rematada con sonidos hipnóticos hacia el desarrollo argumental más romántico. El amor vencido por el desgaste cantado como la oportunidad perdida, como la historia que ya no será e incluso la perdición de las cantinas y la muerte, si llega, como la única forma de recomponer el camino perdido hacia ese infinito.

Alicia

Cuando escuchas a Bunbury hablar de su «Radical Sonora» no parece que sea el disco más valorado por su propio autor. Pero este hijo bastardo tiene temas explosivos, rompedores entre lo electrónico y la búsqueda de sonidos de aquí y de allá.

Y Alicia fue el emblema de ese disco con el que Bunbury deshacía su mundo y se reconstruía desde los escombros, con su ruido como una estridencia certera hacia todo tipo de sonidos en exploración.

El rescate

Cada cual elige quien puede pagar su rescate. Solo que no todos están dispuestos a asumir según qué precio. Entre la resiliencia y la abnegación, las manos amables que recogen los restos de lo que fuimos acaban pagando lo que valemos cuando todo está de vuelta.

Prisioneros

A veces la brillantez destella desde lo sencillo. Una composición para guitarra solitaria y corazones tiernos. Por supuesto con un deje de romanticismo más allá de lo que hoy significa el romanticismo en manos de estilos musicales que lo destrozan todo. Una pequeña composición con ese chirriar de las cuerdas de la guitarra como de uñas aferrándose el alma.

supongo

La mejor canción de un disco «Expectativas» que tiene muchos momentos mágicos. El típico disco en el que te vas introduciendo a cada nueva escucha, descubriendo matices estrictamente musicales que a la par van tocando nuevas emociones.

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