Es broma, Demi Moore no explota. Y además la película está muy bien hasta cierto momento… Si aún no la has visto, ya me entenderás cuando la veas…
Allá por los noventa emitían una serie en Canal+ que me vino a la memoria cuando acabé «La sustancia».
La serie que comento la echaban durante aquellos ratos en los que el Plus era en abierto, o sea salvo el fútbol y el porno. Siempre fue de mis series favoritas y se llamaba «Get a Life». Una comedia esperpéntica, delirante pero genial.
La traigo a colación porque en uno de sus capítulos aparecía un personaje mítico para los frikis que seguimos aquella serie. Se trataba de Vomitón, un ser de otro planeta con costumbres ciertamente escatológicamente amables.
Pues eso, que en el final de «La sustancia» solo faltó Vomitón. Una pena que no lo invitaran a la fiesta. Y una pena que la peli termine así.
Porque la cosa iba bien, muy bien. Para alguien aficionado a asuntos cifi, también a lo gore, y seguidor de Demi Moore desde que saliera en Ghost y hasta que dejó a Bruce Willis sin habla, la trama me estaba encandilando. Efectos especiales y una intención transgresora, casi distópica sobre una realidad muy actual.
Y también disyuntivas cognitivas, metáforas sobre el éxito y los excesos como si el mismísimo Dorian Gray habitara en Hollywood.
Sin olvidar la voz en off como de Gran Hermano, o de conciencia. Realmente es el camello que suministra la sustancia para conseguir lo imposible. Y contesta al teléfono a cada requerimiento de sus clientes. Pero esa voz acaba siendo algo más que un simple interlocutor. De ahí lo de voz en off.
Buenas mimbres y buena urdimbre, a mi entender. Y va y al final la cagan. Quizás con la idea de busca la apoteosis de la metáfora, la hipérbole que despierte la conciencia general hacia el exagerado culto al cuerpo y a la imagen.
Aun así merece la pena verla porque ciertamente Demi Moore está genial. Y hasta podemos adivinar algo del relato extrapolado a lo que pueda ser su experiencia real como actriz entrada en años… Más madera para la trama. Pasó algo parecido con la peli Ballena y el actor apartado del éxito Brendan Fraser. Fantasías pero con un poso a posible vivencia del protagonista del turno. Resurrecciones al tercer día para actores enterrados.
También decir que Dennis Quaid me encantó en la peli. Interviene sobreactuado, histriónico como el mundillo del éxito mismo, subido de tono tres rayas y media. Cercano a la cámara como quien se asoma desde una mirilla para escrutar todo lo que ocurre con insana curiosidad y oscuros anhelos.
Una película de casi 10 hasta un final que cae al 2. Tienes que verla y juzga por tí mism@.