Entre Martínez de Pisón y Manuel Vilas hay una complicidad literaria más allá de la coincidencia generacional. Es algo que parece adentrarse en esencias mismas de la literatura hacia horizontes vitales pocas veces avistados en la narrativa actual. Qué se yo, quizás fuera cosa de una abducción en los 80, cuando los ovnis aún visitaban este párramo maquillado de azul.
Lo cotidiano alcanza en estos dos autores un significado mucho más relevante. Y el lector sufre esa sensación de exorcismo de sus propios demonios para recuperar la noción de la existencia como algo mucho más auténtico, simplemente aferrado al tiempo y la tierra.
Una carretera junto a la frontera de Portugal, junio de 1977. Juan y Rosa, apenas adolescentes, tienen cita en una clínica abortista clandestina, pero un accidente les impedirá llegar a su destino.
Casi veinte años después, Rosa y su hijo Iván comienzan el que será el proyecto de su vida, la recuperación de un camping en la Costa Dorada, en el otro extremo de la península. Desde que Iván nació han vivido en diferentes lugares, siempre de forma provisional, siempre solos, huyendo de un pasado que no tardará en alcanzarlos.
Fin de temporada es una novela sobre la fuerza, a veces envenenada, de los lazos de sangre; sobre secretos familiares que hacen que cada generación se vea abocada a repetir ciertos errores, y sobre cómo saber nos transforma en otras personas.
Ignacio Martínez de Pisón traza personajes memorables y una relación madre e hijo extraordinaria en esta historia que recorre casi un cuarto de siglo y nos descubre que el pasado no resuelto es una trampa vital aunque intentemos ignorarlo, o precisamente por ello.
Ya puedes comprar la novela «Fin de temporada», de Ignacio Martínez de Pisón, aquí: