Cuando Charlie Kaufman descubrió las posibilidades cinematográficas de esta novela, su autor Iaín Reid no sabría sin sentirse alagado o echarse a temblar. Porque una obra de suspense ya desestructurada como la suya podía alcanzar cotas de incomprensión incalculables y catapultarlo hasta el olimpo de los autores «distintos» rollo Chuck Palahniuk. Otra cosa es que Netflix finalmente lo respalde todo y el asunto ya alcance un éxito casi por anticipado en cinéfilos de culto.
La noción de la mente como paraíso o infierno, como lugar donde habita ese otro yo en medio de un guión capaz de desperatar la paranoia o el miedo justificado. Una novela y una película que enganchan por esa forma de narrarse todo como en un mosaico a componer. Nada mejor para adentrarnos en la psicopatía capaz de desembocar en una extraña existencia al borde de cualquier cosa. El mayor surrealismo es la violencia improvisada, sin motivación alguna…
Sinopsis
«Estoy pensando en dejarlo». Una vez que llega este pensamiento, se queda. Está presente siempre. Siempre.
Jake y yo tenemos una conexión de verdad, un apego raro, intenso. ¿Cuánto llevamos…? ¿Un mes? Me siento muy atraída hacia él, aunque en realidad no sea precisamente guapo. Voy a conocer a sus padres por primera vez, al mismo tiempo que estoy pensando dejarlo.
Jake dijo en una ocasión que «A veces un pensamiento está más cerca de la verdad, de la realidad, que una acción. Se puede decir cualquier cosa, se puede hacer cualquier cosa, pero no se puede fingir un pensamiento».
Y lo que estoy pensando es que no quiero estar aquí.
Estoy pensando en dejarlo.
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