La vida no solo pasa como fotogramas poco antes del velado de la estremecedora luz final (si es que realmente ocurre algo así, más allá de famosas elucubraciones sobre el instante la muerte). De hecho nuestra película nos asalta en los momentos más insospechados. Puede ocurrir al volante para dibujarnos una sonrisa por aquel día fantástico de años atrás, tan perfecto como idealizado…
Nuestra película nos encuentra en momentos en blanco, durante tareas rutinarias, en medio de una espera intrascendente, poco antes del sueño. Y puede que el mismo recuerdo tenga una revisión de su guión o una corrección de la dirección del film, con su butaca en algún lugar de nuestra mente.
Cristian Alarcón nos habla de la película de su protagonista de la manera más vívida y preciosista posible. Para que podamos sentir al tacto y hasta oler esas evocaciones de vida que fue y de forma de ver la vida desde esa deuda. Entender a ciertos protagonistas es entendernos a nosotros mismos. Por eso será siempre necesaria la literatura.
Un escritor cultiva su jardín en las afueras de Buenos Aires. Hasta allí acuden sus recuerdos de la infancia en un pueblo del sur de Chile, las historias de sus ancestras, su abuela, su madre. También el exilio a la Argentina y cómo en ese destierro son las mujeres quienes siembran la huerta, los jardines, la solidaridad, lo colectivo.
Novela sin género, híbrida y poética, leer El tercer paraíso es entrar en un instante al universo de Cristian Alarcón, autor de este viaje literario, botánico y feminista que, lejos de agotarse en una primera lectura, nos pide volver sobre el texto para poder responder a las múltiples preguntas que plantea.
«Ambientada en diversos parajes de Chile y Argentina, el protagonista reconstruye la historia de sus antepasados, al tiempo que ahonda en su pasión por el cultivo de un jardín, en busca de un paraíso personal. La novela abre una puerta a la esperanza de hallar en lo pequeño un refugio frente a las tragedias colectivas».
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