¿Cuánto conoce un padre a un hijo? ¿cuánto puede confiar en que no haya hecho algo atroz?
En esta ficción legal, a la altura del mejor Grisham, nos adentramos en la singular relación de un padre abogado con su hijo, estrella del deporte en ciernes.
El joven William ha sido acusado de violación y asesinato. Su padre, bastante desconectado de su hijo, y de todo en general, parece sentir la llamada de socorro del pequeño que fue su hijo y se dispone a defenderlo.
Entre el enorme ruido mediático, Frank el padre, se mueve entre las amargas dudas soterradas de una culpabilidad imposible en lo racional.
Conocer la verdad de un defendido no es lo mismo que conocer la verdad de un hijo. En el proceso, tal vez Frank divise una sombra de culpa que le pertenece, en el caso de que William tuviera algo que ver…
La ley, la paternidad, la educación de un hijo, el libre albedrío y las decisiones incorrectas. El pasado, los vagos recuerdos de ser padre, la culpa de ser padre y el amor, sobre todo el amor con sus articulados por encima de toda norma legal.
Un buen abogado y un buen padre, o un mal abogado y un mal padre, con sus opciones intermedias…
En esta novela El caso contra William nos involucramos absolutamente gracias a un desarrollo técnico impecable al que se unen aspectos emocionales familiares que a todos nos incumben.
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