Día cero. La resurrección de Robert de Niro

No todos pueden ser Clint Eastwood para mantenerse e incluso superarse pasados los ochenta e incluso los noventa. Lo digo porque con Robert De Niro estaba ocurriendo lo contrario. De ser uno de los grandes a sumergirse en las sombras de la mediocridad. Películas de relleno y papeles secundarios para el mejor excombatiente pasado a conductor de taxi de la historia del cine.

Seguramente su aparición en 2019 en «El Joker» como presentador del programa de televisión donde la hecatombe se desata, pudo ponerlo de nuevo en la senda de otro tipo de interpretaciones más ajustadas a su perfil. Porque hacer una peli de humor o dos para desencasillarte puede estar bien. Pero cuando todo lo que sale son papeles de suegro o de cuñao, pierde gracia.

Después de Joker llegaron otros buenos films como «Los asesinos de la luna». Y ahora ya «Día cero» en Netflix. Una serie completa para el amigo Robert, donde se resarce de ignominiosos años de actuaciones simplonas.

Porque en Día Cero nuestro amigo Robert, encarnando al expresidente yanqui George Mullen, convence con ese desdén suyo que nos colma de inquietud y de suspense. Y eso que al argumento se le ven pronto las costuras con su punto conspiranoico como un planteamiento que puede conducirnos hasta la realidad más cruda o acabar rompiendo como una locura del señor mayor que ya no pinta nada en política (¿Quién ha dicho Baiden eh, eh?).

Pero aún por conocidas las posibilidades de la trama, no se borra el desconcierto que generan sus planteamientos. Porque en realidad nuestro mundo también está bajo una gran nube digital que amenaza la tormenta perfecta. Así que el parecido entre realidad y ficción facilita el tránsito entre umbrales con esa curiosidad morbosa sobre lo que nos podría esperar. Ya no hay botón rojo para que todo salte por los aires. Ahora hay malwares rojos en manos de hackers de medio mundo.

Don´t look up que diría DiCaprio. Si ha de haber tormenta y nuestra nube de datos acaba asomándonos a la tercera guerra mundial, pues que Dios nos pille confesados. Porque los locos se multiplican entre redes y sistemas.

Keep calm and wait for Murphy. Si algo puede salir mal, saldrá mal. Salvo que un héroe como Mullen sea capaz de reconducirlo todo. Porque Mullen tiene sus años como para dedicarse a reposar en su finca y esperar unos nietos a los que contar sus días de Casa Blanca, pero parece que, si todo esto no es una locura, solo él puede salvar al mundo.

A falta de nietos todavía, Mullen tiene a su hija, con un pedazo de cargo dentro de todo el meollo político de la Casa Blanca. Pero puede que sea ella su mayor problema, el dilema final al que tenga que enfrentarse.

Una ambientación oscura en la que cada gesto de De Niro nos colma de sensaciones inquietantes. Un suspense digital, como de fantasma asomado a cada escena. Una buena serie que no te puedes perder.

Welcome de nuevo, Robert De Niro.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.