Contenidos made in IA

Acabo de terminar una encuesta que me ha llegado desde alguna página de orientación SEO para redactores y medios. Una docena de preguntas sobre el invento de ChatGPT como nueva forma de lenguaje por Inteligencia Artificial. Nada más terminar he meditado algo más el asunto, porque ciertamente hace tiempo que me viene apateciendo lanzar un augurio a lo Nostradamus con todo esto de la IA y la cacareada transformación que se nos viene encima…

Y es que creo firmemente que nos estamos viniendo arriba con el tema. En primer lugar, como corresponde al autor de esta web, o sea en lo estrictamente lingüístico como forma completa de comunicación y por tanto como herramienta para redacción de contenidos de cualquier tipo, anunciar por mi parte varias cosas comprobadas ya desde el arranque:

  • La IA no sabe intercalar chistes malos, ni tampoco verdes ni tirar de frases hechas traídas ad hoc con más o menos ingenio.
  • Tampoco se le da del todo bien a la IA opinar con algo de sorna, aportando chascarrillos o incluso saliéndose por peteneras en cualquiera de las formas en que el humano lo hace para distraer, amenizar el discurso, recuperar la atención o adornar el mensaje.
  • Nuestra amiga IA se pasa por el forro del chichi todo lo que viene siendo la parte emocional de un discurso. Lo relatado por una IA es de una planicie que ríete tú del Salar de Uyuni con sus miles y miles de kilómetros de salado horizonte plano.
  • Y lo de las tropos literarios…, esas figuras literarias alcanzadas desde la inspiración más insospechada. ChatGPT no puede ni soñar alcanzar a unas musas a las que el rollo digital no les va ni por asomo.

Todos esos recursos tan humanos para complementar cualquier monólogo, disertación, exposición o simple charla de bar son la esencia del lenguaje en su parte más práctica. Todo lo que no sea alcanzar ese nivel es simplemente una interesante ayuda de redacción para cartas, formularios y poco más.

La cosa es que si el gran salto es que la IA sea capaz de escribir una carta o de redactar el CV, pues igual la cosa no sea para tanto. Y lo de la redacción con aprendizaje neuronal por parte de la máquina sea planteado como un cerebro rollo Flanders (el vecino naif de Homer, incapaz de pensamiento impertinente alguno y por tanto de lenguaje desesperantemente monótono), y entonces la revolución no será para tanto.

Podemos imaginar entonces el aroma a fracaso de la IA, con un sucedáneo de sensación de melancolía programada en su «alma», partiendo hacia el metaverso en busca de alguien que la mime, le de cariño y hasta le saque un orgasmo más allá de estructuras binarias completamente demodé.

Será cosa de que tenemos muchas esperanzas pero también vanidades en torno a la IA. Como creación del ser humano (a la que ya apuntaba Alan Turing en 1950 pero también cualquier mente calenturienta del escritor CiFi más ingenioso) tiene mucho de ego, de intención por emular a un Dios capaz de la creación humana más completa.

Hace ya unos cuantos años escuchaba una entrevista en la que una ferviente creyente de la IA decía que pronto sobrarían los médicos, los abogados… que la cosa no iba solo de tareas mecánicas. Han pasado unos cuantos años y el papel higiénico lo seguimos teniendo que coger nosotros…

Hasta que eso no pase, considero que la redacción de contenidos, las novelas, los relatos y cualquier otra faceta creativa del lenguaje con el fin de transmitir algo más al ser humano, seguirá siendo hecha por humanos.

Para quien no piense así y confíe en la IA para escribir sus sonetos de amor más intensos, confirmarle que sí, que ya hay gente que tira de IA para todo. Pero seguramente será porque antes de la IA ese escritor de turno ya escribía con la misma intrascendencia, en cualquier sentido, que la que se puede conseguir con chatGPT.

Google y su Bard AI

En el caso de que mis argumentos no te convenzan para nada, quizás puedas considerar una potente alternativa a chatGPT que Google ofrece abiertamente en función experimental, alimentando la máquina para que su aprendizaje alcance un nivel conversacional, según sus creadores, of course.

¿Quién mejor que Google, con su almacén de datos que puede albergar información desde la talla de tus calzoncillos hasta los secretos inconfesables del Primer Ministro Británico, para lanzar una IA capaz de redactar tus textos?

Sigo pensando que jamás se podrá equiparar al lenguaje con la complejidad de la que hace uso el humano, pero puede servir para desbloquearte ante cualquier página en blanco que aparezca amenazante en tu horizonte como creador de contenidos.

Pronto incluso parece que habrá un plugin de Google Bard AI para Worpdress, así que tendremos la tentadora opción de descargarlo para iniciar cualquier escrito con ese «Érase una vez….» que en ocasiones no acaba de llegarnos para seguir dando forma al texto de turno. De hecho si he llegado a hacer este último apartado es porque me he informado del asunto para mi caso. Aunque para que veáis que esto no lo ha escrito la máquina, sentenciaré con un cierre digno de lo más humano: «caca, culo, pedo, pis»

FIN DEL ARTÍCULO SOLICITADO…. RELOAD…

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