Ya lo anunciaba la frase latina: si vis pacem, para belum… No puede haber ciudad de paz sin afrontar primero sus zonas de guerra.
Porque esta Ciudad de paz de Joel C. López se asienta en la contradictoria y casi maquiavélica idea de que la paz de los humanos solo se puede conseguir después del conflicto, la guerra o la violencia.
El homicidio se remonta a Caín como consecuencia indirecta de nuestra expulsión del paraíso. Y en esas andamos desde Caín. Y desde esa atávica idea nace esta propuesta narrativa en clave de género negro. Solo que el noir actual es mucho más que un género de entretenimiento. Porque como bien hace Joel en esta novela, nos adentramos en la psique del criminal y de quienes los persiguen.
Porque todos los personajes de una novela negra tienen que revisar de vez en cuando sus patrones éticos, para no dar rienda suelta a su ánimo de venganza o para contener sus culpas y frustraciones más oscuras. El asesino más alevoso siempre tiene un plan y una justificación. El psicópata acaba intentando manifestar sus razones para matar e incluso se ocupa en componer las pistas que van apuntando a su fundamento homicida.
Barcelona, una vez hecha ciudad literaria es para mí es Ruiz Zafón. Una ciudad que aprovecha los brillos del Mediterráneo pero que también tiene sus barrios oscuros, sus espacios donde el mal puede trazar su propia guía turística para conocer la ciudad en sus zonas sin alma. En esta ocasión Joel C. López toma el guante y se anima valiente con el desafío de conducirnos por la ciudad condal. Turismo siniestro en una guía con aroma a investigación compleja para los investigadores, el inspector Carlos Guzmán y la inspectora Alicia.
Después está el ritmo, un ritmo cargado de brío desde la intensidad y el soterrado aviso del giro posible que acabe desconcertándonos. Porque Barcelona cambia entre esa luz tan suya a orillas del mar y las sombras donde se esconden asesinos a sueldo, hackers capaces de todo y secretos que podrían salir finalmente a la luz para transformar la realidad con ese regusto a siniestra tragedia.
Ciudad de paz tiene de todo, es una novela negra con mucho componente policíaco, para que disfrutemos con ese punto deductivo de las buenas novelas iniciales del género. Pero sobre todo es una trama negra en el sentido de que Barcelona se va oscureciendo como escenario donde se encuentran personajes capaces de todo. Cuando el amor se hace un lado y los motores humanos son el odio, la venganza, la traición y todo ese crisol donde Caín fundió toda su animadversión, puede ocurrir cualquier cosa.
Un thriller psicológico que tiene de todo. Porque incluso nos asomamos a los peligros de Internet, de las redes, de las comunicaciones expuestas, abiertas en canal para malhechores tecnológicos. Sin duda un cóctel que todos los aficionados al noir disfrutarán a tragos dispares, cargados de sorprendentes matices.