Blanco inmaculado, de Noelia Lorenzo Pino

Las historias focalizadas en pequeñas comunidades al margen del mundo despiertan ya de por sí esa sensación de inquietud sobre lo desconocido. Desde los hippies hasta las sectas las comunidades al margen del mundanal ruido tienen un extraño magnetismo. Principalmente si uno se asoma a la alienación entre medianías impuestas, normalidad oficial y demás encorsetados.

Pero más allá de nuestras pautas sociales y morales no siempre encontramos panaceas o utopías… Porque la condición humana es la que es. Como decía aquel, si Dios no existe todo está permitido. Y puestos a vivir al margen, siempre hay quien puede terminar por imponer su locura como toda ley del miedo.

Por eso una novela de suspense como esta de Noelia Lorenzo nos conduce hasta lugares apartados de todo. Para, de repente, encontrarnos demasiado solos y desprotegidos…

Dedicados a la confección de prendas artesanales inmaculadamente blancas, los Fritz son una comunidad-santuario al margen de la sociedad. Pero su vida ermitaña y pacífica se viene abajo cuando, tras un incendio en el caserío en el que viven al abrigo de los montes de Irún, los bomberos hallan el cuerpo amordazado y sin vida de una chica de catorce años.

A la Sección de Casos de la comisaría de la Ertzaintza no le quedará más remedio que lidiar con el hermetismo de sus miembros, y las estrictas normas que se niegan a quebrantar. La oficial Lur de las Heras, una experimentada y prudente policía limitada por una enfermedad que desde hace años la atormenta, y su nueva compañera, la patrullera Maddi Blasco, una joven avispada y entusiasta, serán las encargadas de la investigación; dos mujeres valientes y sensibles que pelearán hasta el final para averiguar quién está detrás del homicidio antes de que vuelva a derramarse sangre inocente.

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