La reencarnación de Stephen King en lo estrictamente fisonómico (incluso por sus gafas, aunque en última instancia imposible siendo ambos coetáneos), también hunde sus pies en las tierras movedizas de las ficciones más extrañantes. Solo que con voluntad, herramientas y fines bien distintos.
Me refiero a un Richard Powers que hace de lo fantástico sofisticación y de lo científico y hasta tecnológico herramienta con la que entrecavar los terrenos de nuestra razón para acabar sembrando fascinantes incertidumbres.
Si de algo sirven premios internacionales del poderío del Pulitzer de novela 2019, es para invitarnos con esa entradilla favorable del reconocimiento hacia una obra que de otro modo podía pasar desapercibida. Porque a las formas y el fondo de Richard Powers hay que darles esa oportunidad como literatura con mayores pretensiones que el mero entretenimiento pero que acaba entreteniendo como un constante reto intelectual en una acción siempre viva. El equilibrio perfecto entre un superventas y un escritor con poso.
Poco a poco podemos ir acercándonos a la obra de Powers en español. Y así vamos descubriendo su poder de convicción como cronista atípico, como espectador empeñado en hacernos ver los detalles de la vida más que la vida misma (y al final todo ocurre por detalles que se nos escapan). Así que aprovecha y no te pierdas nada de lo nuevo que vaya llegando de Powers…
Top novelas recomendadas de Richard Powers
El clamor de los bosques
Un árbol que cae en medio del solitario bosque produce el mismo sonido sea percibido o no por el ser humano. La cuestión que plantea la duda es la certidumbre de nuestro egocentrismo más insoportable. Dilema zen solventado. Pero es que el bosque clama mucho más en un tiempo que es mucho menos relativo para cada uno de sus árboles centenarios que para cualquiera de nosotros, y Richard Powers lo sabe…
Un jefe de carga de las Fuerzas Aéreas en Vietnam sale disparado por el cielo y se salva al caer sobre un baniano. Un artista hereda cien años de retratos fotográficos, todos del mismo castaño americano maldito. Una universitaria juerguista se electrocuta a finales de los ochenta, muere y regresa a la vida gracias a unas criaturas de aire y luz. Una científica con problemas de oído y de habla descubre que los árboles se comunican entre sí.
Estos cuatro personajes y otros cinco desconocidos más, todos ellos convocados por los árboles de diferentes modos, se reúnen en una última y violenta batalla para salvar los pocos acres de bosque virgen que quedan en el continente americano. Un relato arrollador y exaltado sobre el activismo y la resistencia, que es también una deslumbrante evocación, y una alabanza, del mundo natural.
Desde las raíces hasta las copas y de vuelta a las semillas, El clamor de los bosques, ambientada en varias épocas, se desarrolla en círculos concéntricos de fábulas entrelazadas y explora el conflicto esencial de nuestro planeta: el que tiene lugar entre humanos y no humanos. Existe un mundo al lado del nuestro, un mundo extenso, lento, interconectado, lleno de recursos, ingenioso al máximo y casi invisible para nosotros.
Orfeo
Orfeón, de Orfeo, de la suma de voces capaces de adormecer fieras y consciencias. Voces, Música con mayúsculas y manipulación genética. Premisas para acabar levantando un sonido singular desde una lectura de esta novela holística. Porque la música es energía y la consciencia es química y las esencias pueden transformarlo todo.
Con un toque de erudición comprometido con la propia trama, la sabiduría musical de Powers enriquece con el saber extender matices cautivadores para entendidos de la música y profanos con ganas de sumergirse en visiones supernovedosas sobre lo que la música saca de nosotros.
En «Orfeo», el compositor Peter Els abre la puerta de su casa una tarde para hallar a la policía en su umbral. Su laboratorio de microbiología casero, su último experimento en su carrera vital por hallar música en patrones sorprendentes, ha levantado las sospechas de Seguridad Nacional.
Llevado por el pánico a la redada, Els se fuga, ganándose el sobrenombre de «el Bach Bioterrorista», y concibe un plan para transformar esa desastrosa colisión con el Estado de seguridad en una inolvidable obra de arte que redescubrirá a su audiencia los sonidos de su entorno.
El eco de la memoria
Una historia entre mística y demencial. Una novela con un deje de fantasía trascendente, pero a su vez muy aferrada a un contexto sobre la condición humana y los anclajes de la razón a través de defensas, rutinas o excentricidades, en el caso de que la locura sea acaso la valentía de pretender escapar a lo conocido.
Una noche de invierno, el camión de Mark Shluter vuelca en un tramo desierto de carretera en Nebraska. Una llamada anónima avisa del accidente y Mark es trasladado al hospital, donde, después de un diagnóstico inicialmente optimista, entra en coma. Karin Shluter, que ha pasado toda su vida intentando escapar de su ciudad natal, vuelve a toda prisa para cuidar de su hermano.
La primera noche descubre una nota manuscrita anónima con un extraño mensaje: «No soy nadie, pero esta noche en la carretera North Line, Dios me ha conducido hasta ti para que pudieras vivir y traer de vuelta a alguien más». Las causas del accidente no están claras y los únicos testigos son medio millón de grullas que se detienen en las márgenes de río Platte durante sus vuelos migratorios.
Cuando Mark despierta del coma, los médicos le diagnostican el síndrome de Capgras, un trastorno que hace que crea que su Karin no es su hermana sino una impostora. Desesperada, Karin pide ayuda a Gerald Weber, un célebre neurólogo de la Costa Este, que acepta visitar a Mark. Mientras tanto, este, provisto únicamente de la nota anónima, intenta averiguar qué pasó la noche de su inexplicable accidente. ¿Quién es el autor de la nota? ¿Cómo se explican los tres juegos de marcas de neumáticos que hay en el lugar del accidente? ¿Vio Mark algo que no debía aquella noche en la carretera? ¿Qué tienen que ver las grullas con su accidente?
En El eco de la memoria, Richard Powers despliega, con perfecto sentido del ritmo, un abanico de pequeños enigmas y cortinas de humo, y, con un trastorno cerebral como pretexto, reflexiona sobre la fragilidad de lo que solemos entender como nuestra identidad.
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