Los 3 mejores libros Mitch Albom

Hay quien concibe la novela como una extensión de lo biográfico. Y Mitch Albom, acaso sea (con el permiso de algún otro ejemplo brillante como el de Karl Ove Knausgård) el más existoso autor en este género híbrido entre los supuestos inventados y las referencias vitales propias.

En cierta forma tan solo se trata de acabar sancando lo mejor entre la idealización del paso del tiempo y las pocas o muchas certidumbres que quedan a la postre de una existencia ya avanzada. El adorno de la literatura sirve para esa lectura con gusto final a moraleja o, por el contrario, a total desencanto.

Claro que, para encontrar el jugo necesario para poder exprimir tantas historias vendidas como churros por todo el mundo, la vida del propio autor debe transcurrir bajo los condicionantes de la experimentación, del ingenio, de espíritu viajero y alma enfrascada en contínuos retos y descubrimientos.

Mitch Albom cumple con todos esos requisitos en sus variados desempeños durante toda su vida. Pero además tiene esa virtud para buscar la analogía fundamental con cualquiera de los lectores, esa noción empática que provoca la conexión con cualquiera de sus libros.

Top 3 libros recomendados de Mitch Albom

Martes con mi viejo profesor

Las reediciones no hacen sino justificar la trascendencia de una obra. Y esta historia rabiosamente humana en la forma pero también lo esencial, va adquiriendo el poso de un clásico recurrente en cualquier librería.

La historia de los encuentros de Mitch con su profesor universitario Morrie Schwartz nos traslada a una especie de lugar aparte en el que las consciencias de los dos personajes nos empujan desde su diálogo, sus silencios y sus pensamientos prolongados tras cada encuentro, hacia un lugar que sintoniza con cualquiera de nuestros procesos vitales contemplados en ese devenir de los años levantados sobre los éxitos o los fracasos, siempre con la perspectiva casi teatral que supone planteárnoslo todo como los actores de nuestro propio guión.

La crudeza de la enfermedad apunta siempre a esa revisión del tiempo que se nos concede en clave de azar, de legado divino o de castigo más allá del paraíso. Y todo eso desde unos martes en los que Mitch acude con devoción a su encuentro con Morrie. Porque solo Morrie sabe ya, a estas alturas, en su condición de profesor de la vida, qué sentido tienen las cosas que parecen perderlo por el camino…

Martes con mi viejo profesor

Las cinco personas que encontrarás en el cielo

Bajo este pretencioso título encontramos un ensayo, una disertación prolongada en clave de ficción novelesca. Lo existencial, ese punto trascendental abiertamente manifestado en la obra anterior se disfraza en esta ocasión de recurso completamente entregado a la ficción.

Lo alegórico desde lo fantasioso se abre paso para abordar esas aristas existenciales que penden sobre nuestras vidas como espadas de Damocles. Eddie llega al cielo con esa sensación de lo accidental, de la llegada precipitada, quizás imprevista hasta por el mismísimo Dios. Pero claro, él tuvo que anteponer su propia vida por evitar un desenlace fatal que acabara con aquella niña expuesta en el parque de atracciones donde siempre trabajó.

Quizás se trató de eso, del famoso exceso de confianza que, bajo nuestro libre albedrío, puede conducirnos al fin. Eddie se sorprende de lo que lo espera en el cielo. Cinco personajes claves en su paso por el mundo y una especie de presentación de cuyo fundamento de su presencia no puede tan siquiera imaginar el bueno de Eddie.

Las cinco personas que encontrarás en el cielo

Un día más

De nuevo una novela para abordar esos filos de la vida por los que nos movemos en ocasiones sin percatarnos. En esta ocasión sufrimos con Chick de esa desubicación que supone un mal momento, el peor de todos para él.

Nadie puede padecer el mismo peso de su alma atormentada cuando todo lo que quería lo abandona a su suerte. Entre las penumbras de sus días, Chick está dispuesto a desaparecer de un mundo que lo repudia con crueldad. El accidente mientras conduce tan solo parece ser un anticipo de su voluntad que solo busca la muerte.

Pero en esa representación de sus posibles últimos segundos en la tierra todo está más preparado. Tras los focos intensos de la vida, en ese lugar sombrío que observa el escenario, Chick accede a una nueva dimensión donde su madre ya desaparecida hace años lo guía por un tiempo que no le pertenece, enseñándole que nada puede estar perdido.Al menos no puede estarlo si aprende a divisar el tiempo que pueda quedarle con otros ojos. Pero claro, antes tiene que poder recuperarse del accidente que lo ha llevado a ese viaje mágico desde la inconsciencia previa al fin.

Un día más
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