Una cosa es definir a un escritor como versátil y otra diferente es saber mutar, cambiarse la piel del narrador a necesidad siempre desde la mismísima persona de Martín Casariego. Porque este escritor madrileño sabe componer con la precisión que requiere la buena literatura juvenil para después romper con la elegancia y el necesario trasfondo de una narrativa actual o de cualquier género popular. La facilidad nombra más una virtud que la sencillez con que es resuelta cualquier cosa.
Diferentes galardones reconocen ese saber hacer de Casariego. Porque en Casariego encontramos esa impronta del oficio de juntar palabras como necesidad para encontrar cauces donde fantasear o explorar, donde proyectar esa pasión por la vida, las vivencias, las aventuras y las esperanzas. Ser escritor parece más «fácil» cuando lo que se quiere contar se transmite con esa sensación de autenticidad del mensaje y precisión en la forma.
El amor es uno de los temas estrella del autor, tratado con ese equilibrio entre el romanticismo de verdad, el de la tradición decimonónica y su choque con la cruda realidad, en lo conceptual y lo físico. Algo así como nuestro André Aciman. Porque el amor es eso, la contradicción de no saber ni como definirlo. Pero hay mucho más en Casariego y los nuevos derroteros tomados apuntan a un oscurecimiento argumental que suena fascinante.
Top 3 novelas recomendadas de Martín Casariego
Yo fumo para olvidar que tú bebes
Los vicios acaban siendo, cuando se enquistan y se aleja su remedio, una excusa proyectada sobre los demás. El genial absurdo de este título lo explica de manera perfecta. Desde esa idea a muchos otros absurdos, a la alienación de nuestros motivos vitales movidos por pulsiones de amor y muerte, de deseos y ambiciones…
Finales de los años ochenta. Max Lomas, guapo y sentimental, culto y descreído, vive a caballo entre Madrid y San Sebastián, donde trabaja como escolta privado para un profesor amenazado por la banda terrorista ETA. Mientras en la capital Max se enamora de Elsa Arroyo nada más verla, en el País Vasco su ambicioso y temperamental colega García empieza a plantearse a qué lado de la línea que separa el crimen de la ley conviene situarse. Y lo que es peor, a interesarse también por Elsa…
Martín Casariego, uno de los nombres de referencia dentro de la prosa contemporánea en español, inicia con este libro una original serie negra rebosante de referencias literarias, cinematográficas y musicales, un recorrido trepidante desde las cloacas de la política y los negocios hasta las más altas esferas de la sociedad. Con un estilo sobrio y preciso, unos diálogos cargados de ironía y un inteligente humor que la distingue de otros libros de su género, la primera novela de la serie de Max Lomas Yo fumo para olvidar que tú bebes hará, desde el primer capítulo, las delicias de todos los aficionados al género.
El juego sigue sin mí
Una novela juvenil en el más amplio sentido de la palabra. Una trama que nos acerca a la adolescencia, a la transición física y psicológica y que ahonda en ese caos, ese big bang de la vida en transformación que tras la explosión busca nuevo orden.
Ismael recuerda la época en la que, cuando tenía trece años, sus padres contrataron a Rai, un chico cinco años mayor que él, para que le diera clases particulares. Tras una primera sesión poco productiva, establecieron un pacto: el alumno estudiaría por su cuenta y el profesor le hablaría de libros, de películas, de música, de la vida…
También le hablaría de Samuel, un joven que se citó por carta con su exnovia, con la amenaza de que si no se presentaba se suicidaría. Con este punto de partida, Martín Casariego ha escrito una novela de iniciación, una novela sobre el paso de la adolescencia a la madurez; sobre la familia y las nuevas formas de relación entre los jóvenes; sobre la intensidad de una etapa tan decisiva en la vida; sobre el peso de la existencia y cómo aliviarlo.
Una historia marcada por las sombras, las dudas y los secretos, en la que la ballena blanca de la que el narrador ha estado huyendo acabará por presentarse inesperadamente años después, cambiándolo todo e impulsándole a replantearse lo que ocurrió.
Como los pájaros aman el aire
Por mucho que el cinismo, el desgaste y el desencanto se empeñen, el amor no es un asunto menor o un estribillo amable sin mayor trascendencia. El amor es el motor. Y si se apaga otras motivaciones menos amables acaban por tomar los mandos.
Fernando lleva una existencia solitaria. Huyendo de su vida anterior, se ha trasladado a un pequeño apartamento en el barrio de Lavapiés. Perdido, recorre las calles con una cámara de fotos y unas gafas que pertenecieron a su padre recientemente fallecido, buscándole en los rostros de las personas a las que retrata.
Su deambular le llevará a conocer a Irina, una joven lituana recién llegada a Madrid. A partir de entonces, sin abandonar el fantasmal puzle de un hombre muerto, verá cómo su existencia da un giro al tratar de completar otro aún más complicado: el de la misteriosa mujer que acaba de conocer. Al fondo hay un mundo oscuro pero Fernando no puede renunciar a la luz que ha comenzado a iluminar su vida…
Como los pájaros aman el aire es un personalísimo e intenso viaje a la memoria afectiva, a la par que un emocionante canto a la creación artística y a la búsqueda del amor verdadero.
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