Los 3 mejores libros de Marina Tsvietáieva

Hablar de literatura rusa siempre evoca a un deje decimonónico de los Tolstoi, Dostoievsky o Chejov. Pero también la lánguida pluma de Marina Tsvietáieva nos aporta hoy un necesario punto de vista femenino de esa existencia rusa entre los rigurosos fríos como una pugna entre la estepa y Siberia. Bajo estos simples condicionantes geográficos se puede deducir mejor las inquietudes desde la clausura de unas almas empujadas a la divagación existencial desde la reclusión intempestiva de los más crudos inviernos.

El resultado en el caso Tsvietáieva es una literatura que eleva exponencialmente el intimismo hasta un tapizado sobrecargado de contrastes entre los recuerdos amables de la infancia y todo lo demás. Con su crudeza capaz de despertar una fuerza poética solo alcanzable en una singular voz como la de Marina.

Pero es que en el caso de personajes ilustres de la literatura como Marina, que acompasan su llegada a la madurez con oscuros amaneceres de la Gran Guerra y la interminable Revolución Rusa, lo que cuentan a medio camino entre la crónica y el diario toma el valor de rica intrahistoria, de certezas con sus luces y sombras mucho más allá de lo que jamás puedan alcanzar las lacónicas explicaciones (en lo netamente humano) de los libros de Historia.

Top 3 libros recomendados de Marina Tsvietáieva

Mi madre y la música

Hay algo de particular relación entre cada hijo y su progenitor del mismo sexo. Porque si un padre no quiere hacer de un hijo lo que el mismo eligió es porque querrá hacer de él lo que nunca consiguió ser. Y en esa transmisión asoman las contradicciones entre deseo y acción que estrechan lazos tanto a posteriori como sirve para el peor estrechamiento en momentos cruciales de la vida.

La prosa más lírica lo acaba convirtiendo todo en el remanso idealizado de lo mejor en tiempos recios. Y en lo escrito por Marina se atestigua que el amor es una nota sostenida en la memoria como la más maravillosa composición.

Mi madre y la música es una bella evocación de la infancia, pero, sobre todo, de la presencia de la madre a través de un elemento familiar como es el piano. La fascinante fuerza poética de Marina Tsvietáieva fluye en este relato que nos transporta a un mundo donde lo cotidiano adquiere una dimensión mágica, y la vida, un protagonismo ejemplar.

Mi madre y la música

Mi padre y su museo

Marina Tsvietáieva escribió este relato autobiográfico durante el exilio en Francia y lo publicó en ruso, en 1933, en distintas revistas de París; tres años más tarde, en 1936, tratando de acercarse a los lectores franceses, reelaboró sus recuerdos de infancia en francés, un conjunto de cinco capítulos al que dio por título Mi padre y su museo y que, no obstante, jamás llegó a publicar en vida.

En ambas versiones reunidas en este volumen la autora ofrece una evocación emotiva y lírica de la figura de su padre, Iván Tsvietáiev, profesor universitario que consagró su vida a la fundación del museo de bellas artes de Moscú, el actual museo Pushkin. A menudo lacónico y fragmentario pero de una extraordinaria fuerza poética, este maravilloso texto, vibrante y conmovedor, nos acerca como pocos a la intimidad de una poeta inimitable.

Diarios de la Revolución de 1917

Si hay un tiempo paradójico en la historia de la humanidad, ese es el periodo de la Revolución Rusa. El paradigma del comunismo pasó como un legado político idealizado que se fue trastocando desde Lenin hasta Stalin, para acabar degenerando en la propia condición humana asomada al poder y convencida de su autoridad y su moral por encima de todo.

El comunismo acabó siendo maquiavelismo en su peor grado y la culpa nunca fue del ideal sino de los ejecutores de las ideas. Más allá de la política, lo que realmente explica lo sucedido es la crónica de una narradora afectada por esa transición libertaria más Orweliana que definitivamente transformadora para bien.

Este libro reúne fragmentos de los diarios de Marina Tsvietáieva durante uno de los períodos más dramáticos de la historia de Rusia. Extraordinaria observadora, la poeta recoge en ellos su tremenda peripecia vital: la soledad, las estrecheces y las penurias que la revolución trajo consigo. El resultado es un texto íntimo y cargado del lirismo y la belleza lúcida de una voz personal y seductora.

Diarios de la Revolución de 1917
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