De las ondas radiofónicas más deportivas al papel, como una de esas sorprendentes incursiones narrativas que rompen hacia lo novelesco o lo documental, según se tercie. Para mí fue una sorpresa descubrir una primera novela como «Vuelo 19» de esa voz amiga que nos suele aportar su visión deportiva ya sea versión USA, todo motor, o modo aventuras más hacia lo épico que hacia lo meramente deportivo.
Porque en todo periodista se adivina al escritor. Casos recientes como los de Julia Navarro, ya veterana escritora o Carme Chaparro con su reciente aterrizaje en el noir. Pero cuesta más ver, seguramente por cuestión de prejuicios, a un periodista deportivo contándote una historia del tipo que sea más allá de algún libro de investigación sobre deportes.
Pero en Ponseti su desempeño periodístico fue despertando un mismo gusto por la narrativa más en profundo del periodista en esencia. Escribir es componer una crónica, de sucesos o espacios reales o de ficciones donde el periodista aparece para dejar hacer a sus personajes, entrevistándolos por medio de diálogos o presentándolos con los trazos más libres que la literatura permite. Y sí, Ponseti ese efecto final del periodista convencido de querer contar algo más que la realidad ajustada al corsé de las 5 W del lenguaje al servicio de los medios.
Top 3 libros recomendados de José Antonio Ponseti
Vuelo 19
En línea recta desde Puerto Rico hasta Miami y llegando a un tercer vértice que alcanza a las islas Bermudas en las fauces del Atlántico Norte. La bravura del mar, la climatología imprevisible y algún probable fenómeno de magnetismo terrrestre han terminado por fundamentar el mito sobre las incidencias de navegación marítima y aéreas.
En este libro de José Antonio Ponseti nos enfrentamos, con la natural tensión que genera esta zona mítica, a una expedición de simple entrenamiento para pilotos primerizos. La Segunda Guerra Mundial ya ha terminado. 5 aviones Grumman Avenger parten con 14 hombres en totalidad. Parten bien dotados de carburante y con todos los aviones en perfecto estado.
Es el 5 de diciembre de 1945. Los jóvenes no volvieron a pisar la tierra que habían dejado a las 14:10h de aquel día.
Nada más desagradable e inquietante que tener que oficializar la defunción de los desaparecidos. Ponseti se ha encargado de narrar una historia sobre lo que pudo pasar y cómo pudo ocurrir. Quizás la apertura reicente de archivos clasificados por parte de la adminitración estadounidense hayan facilitado la tarea. Algo así ocurrió ya con la enigmática Área 51, sobre lo cual Annie Jacobsen escribió una obra documental que también pone los pelos de punta.
En el caso de Ponseti, esta historia resulta más estremecedora incluso al ser presentada como un relato vívido, intenso, enigmático con la aparición de un telegrama en el que un desaparecido pone al corriente a su familia de que sigue vivo. Es entonces cunado el mito del Vuelo 19 se acrecienta e intensifica. Y es desde ese punto de inflexión entre dramático y fascinante donde Ponseti va desplegando todo su conocimiento acerca del tema, pincelado como el mejor escenario para una novela de misterio que se pierde entre las bromas de una historia real reciente.
La lectura de la trama nos va conduciendo entre interrogantes que saltan desde el plano de la ficción hasta la realidad, que transitan desde la inquietud de los personajes que habitan la historia pero que también perturban nuestra propia concepción del mundo.
Sin duda una de esas novelas basadas en hechos reales que se equilibran entre la gran trascendencia de la verdad y la oportunidad narrativa acerca de tantos hilos pendientes. Con esta historia Ponseti encuentra sitio en la mesa junto al mismísmo J.J. Benitez, al menos en esta ocasión.
La caja azul
Puestos a contar una buena historia, en ocasiones no hay que ir a planteamientos muy remotos o completamente ajenos. Aportar el prisma del narrador omnisciente convence más cuando se aporta ese lado intrahistórico que abarca la existencia de uno mismo. Luego está ya ese tamizado conformado con un baño de tiempo, toques de idealización y la entera voluntad de novelar para dar más vida a personajes tan cercanos al propio autor. El resultado es entrañable y épico. Ese no sé qué de heroico que tiene la supervivencia en tiempos recios, enfrentándose a mezquindades y ocultando secretos si es menester conjurarse por un futuro mejor para quien recoge el legado.
No sé cómo comenzar a contaros esta historia, la de la caja azul. Mi madre tenía una vida secreta que solo la conocían mi abuela y tía Teresa, nadie más en la familia. Durante años buscaron a mi abuelo Antonio, padre, marido y hermano, soldado del ejército Republicano desaparecido en combate en la Batalla del Ebro. Tan secreta fue esta búsqueda que solo un par de días antes de morir mi madre se atrevió a compartirlo conmigo, a hablar de mi abuelo y de la caja azul.
Ahí estaba yo, a los pies de su cama, recibiendo una caja de cartón azul. Le prometí que no la abriría hasta pasadas unas semanas, después de su muerte. Dos días después me dejó huérfano. Pasó mucho tiempo hasta que me armé de valor para quitar la tapa. En su interior, cartas, recortes de periódicos, documentos de campos de prisioneros, fotografías, notas de la Cruz Roja… El trabajo de tres mujeres solas durante la posguerra buscando al hombre que querían… Ahí nació esta novela.
100 historias 100 yardas
Los números son pura magia. Todo puede ser recogido en una distancia, en un cálculo. Por extraño que parezca del 0 al infinito cabe todo como en la mítica progresión de los escaques del ajedrez. En esta ocasión todo ocurre en esas 100 yardas que suponen horizonte de la gloria en el rugby. La medida que, como analogía, cualquier ciudadano estadounidense debe trazar para conseguir algún día llegar al otro lado y alcanzar su sueño americano. Solo que por el camino uno debe bregar ante fuerzas por momentos insuperables.
100 yardas es la medida oficial de un campo de fútbol americano. Un rectángulo de césped dividido en secciones que señalan el camino a la gloria. En 100 yardas caben pasión y emoción, victoria y derrota, épica y tragedia… y 100 historias imprescindibles como las que reúne este libro.
La pachanga que descubrió a los Patriots quién era Tom Brady; la rodilla en tierra de Kaepernick, icono político ya universal; el mejor catch de la historia; la eclosión de Patrick Mahomes o personalidades como Whitney Houston, Mohamed Ali y John F. Kennedy se entremezclan en estas páginas con los rocambolescos viajes de Los Cuatro Jinetes a cada Super Bowl. Sin olvidar historias de bandas callejeras, misiones de navy seals, descensos a los infiernos… Un magnífico retrato de Estados Unidos a través de su deporte estrella.